El miércoles próximo el Tribunal Oral 30 dictará sentencia a tres uniformados de la Federal, acusados de haber fusilado a Marcelo Montenegro tras una persecución en los bordes de la Villa 15, el 12 de julio de 2012. Los polis dijeron en aquel momento que Montenegro disparó varias veces lo que los obligó a responder. El tono de la respuesta policial suele ir en relación directa de la mano con sus aptitudes de jardinería. Se demostró que el arma que apareció junto al cadáver de Montenegro no podía ser disparada porque estaba obturada, y ninguno de los dos jóvenes tenía restos de pólvora en sus manos. El 7 de mayo, la querella, representada por la Asociación Miguel Bru, pidió perpetua para los tres polis de la comisaría 48ª, Emmanuel Alejandro Díaz, Diego Marcelo Calderón y Mario Nicolás Medina. La fiscalía hizo lo mismo pero para los dos primeros, y para el tercero pidió la absolución.
El 16 de mayo a las 10 de la mañana los jueces Guillermo Friele, Marcela Rodríguez y Luis Rizzi anunciarán la sentencia. La audiencia tendrá lugar en el Tribunal Oral y Criminal 30, ubicado en Paraguay 1536.
En el juicio, intervienen la titular de la fiscalía 26, Graciela Gils Carbó, y los familiares de Montenegro, representados por los abogados Federico Paruolo, Gabriela Carpinetti y Nahuel Berguier, a través de la Asociación Miguel Bru.
El lunes pasado, concluyó la etapa de alegatos. La querella pidió pena perpetua para los tres imputados por homicidio agravado en cumplimiento de sus funciones. En su alegato, el abogado querellante Federico Paruolo incluyó a Medina, chofer del patrullero, por considerarlo partícipe necesario. La fiscal, por su parte, pidió perpetua para Díaz y Calderón, quienes fueron los que realizaron los disparos, mientras que para Medina pidió la absolución.
El juicio comenzó el 28 de marzo, después de seis años de lucha de la familia y la Asociación Miguel Bru para que se avance con la investigación y la causa no fuera cerrada. La Fiscalía contó con la colaboración de la Procuraduría de Violencia Institucional. En las siete audiencias previas a los alegatos ninguno de los testigos que prestaron declaración brindó un elemento de prueba que valide el relato de encubrimiento policial que comenzó la misma noche del crimen. El abogado de la defensa se limitó a mantener la versión de los imputados quienes habían declarado que hubo disparos desde el auto en que se trasladaban Marcelo Montenegro y su amigo Alejandro Nahuel Maturano, y que actuaron repeliendo ese ataque. El defensor logró demostrar que es un gran mascador de chicle pero no logró instalar verosimilitud a la explicación de por qué los acusados no informaron en el momento sobre el supuesto enfrentamiento: una falla en los equipos de comunicación, alegó. Durante el juicio, los peritos se encargaron de pincharle el chicle.
De todos modos, por obvias razones, la defensa pidió la absolución para los tres.
Paruolo señaló que “damos por probado que el 12 de julio de 2012, alrededor de las cuatro de la mañana, circulaban en un Renault Twingo color dorado conducido por Nahuel Maturano, al que acompañaba Marcelo Montenegro. El clima era frío y sin lluvias”, Explicó que los policías vieron el vehículo que tenía pedido de captura de un juzgado bonaerense. Los policías informaron esto mediante la modulación radial del móvil que conducía Medina, acompañado por Díaz y Calderón, y comenzaron una persecución por la calle Lisandro de la Torre, en dirección a la avenida Piedrabuena, pasando por la avenida Zuviría. “Mientras los dos autos se desplazaban por Piedrabuena, Díaz y Calderón, sin mediar justificativo, efectuaron cinco disparos contra el vehículo con la clara intención de dar muerte a sus ocupantes”, continuó Paruolo. Maturano se desmayó y el auto chocó contra un paredón. Los dos jóvenes, aún con vida, fueron detenidos y trasladados por ambulancia del SAME. Pero Marcelo Montenegro murió media hora más tarde por las heridas provocadas por un impacto de bala calibre 9 milímetros, que ingresó por la espalda. Además, aclaró que el arma “plantada” no fue disparada ni por Marcelo ni por Nahuel, los peritajes demostraron que no habría podido ser disparada ya que tenía el cañón obturado, y no existieron rastros de pólvora en las manos de ninguno de los dos jóvenes.
Desde que se inició la investigación, los tres policías lograron ser sobreseídos en tres oportunidades en mérito a sus habilidades de jardinería. Pero finalmente, en 2015, después del cambio de juzgado de Instrucción, se logró el pedido de elevación a juicio.
“Desde la Asociación Miguel Bru como representantes de la familia pedimos la perpetua para los tres, ya que entendemos que quedó probado como los policías asesinaron a Marcelo y luego intentaron encubrir el crimen. Este es un caso clarísimo de gatillo fácil donde se activaron todos los mecanismos de siempre en los casos de violencia institucional, se quiso tapar la verdad con una causa armada por el encubrimiento policial desde el primer momento. Rosa Montenegro fue preparada porque no es fácil escuchar que ensucien tanto a una víctima como hizo el abogado con Marcelo, su hijo fallecido. A pesar de todo, tenemos confianza en el Tribunal. Esperamos que el día de la sentencia la familia finalmente encuentre justicia y las respuestas a la lucha que sostuvieron estos años para saber toda la verdad de cómo murió Marcelo”, dijo Rosa Bru, presidenta de la Asociación Miguel Bru.
“Costó mucho llegar hasta acá, hace seis años que sostengo que a mi hijo lo mataron. Mi hijo no tenía armas, ni se tiroteó con nadie. Yo jamás pensé en pasar por algo así. Voy a confiar en la justicia, espero que los jueces vean como fueron las cosas, necesito que el tribunal haga justicia por mi hijo”, expresó Rosa Montenegro, madre de la víctima.