En sintonía con el desarrollo de propuestas que apuntan a lo bailable sin descuidar la tradición, la aparición del grupo de cumbia Los Peñaloza puede celebrarse como una contrarrespuesta a la propagación de los insípidos proyectos cumbia‑pop celebrados por futbolistas y personalidades del jet set de cabotaje. Es que, muy lejos de las marketineras Agapornis y Los Totora (o en sus versiones uruguayas: Rombai y Marama), el grupo rosarino fue a las fuentes para hacer de la cumbia colombiana su núcleo central de creación. Conformada por músicos provenientes de la escena rockera (algunos de sus integrantes conforman también grupos como Dubies y La última canción del mundo), la banda cerrará hoy el año con un show en el Distrito Siete (Ovidio Lagos 790), donde a partir de las 21.30 presentarán su contagioso set de canciones.
Conformada por Juan Pilafis (timbal), Franco Bazzani (saxo tenor), Lucas Travaglini (trompeta), Maximiliano Gallardo (bajo), Jonatan "Morlaco" Kreimer (voz y güiro), Roberto Rojas (guitarra), Lucas Etchizuri (trombón), Franco Maiorana (voz y clarinete), Mauro Jiménez (congas) y Alejandra Cabanillas (voz), la banda inició su camino recreando obras de cumbia colombiana, para luego avanzar hacia la cumbia santafesina, reemplazando el uso del acordeón por su set de vientos, en lo que resulta una de sus principales marcas identitarias.
Con esa propuesta, y sacando provecho de la conexión de sus integrantes con distintas corrientes musicales en la ciudad, la banda fue generándose un público diverso, que a través de sus canciones pudo romper ciertos prejuicios instalados en torno a la cumbia (prejuicios que se profundizaron a principios del 2000, con la irrupción y éxito logrado por la cumbia villera). Así, en cada una de sus fiestas, bautizadas como Reventón Cumbiero, Los Peñaloza forjan la unión de espectadores disímiles. "El público que va es de palos diferentes, de géneros que no tienen nada que ver entre sí -‑remarca el cantante Morlaco Kreimer‑‑. Hay gente que viene de la música electrónica y nunca escuchó cumbia, y mucho menos la bailó. Tengo la suerte de estar arriba del escenario y puedo ver todo, entonces veo a esa gente que nunca escuchó cumbia y queda re copada con lo que hacemos. Se rompió mucho el paradigma. Te puede o no gustar, pero cuando la música tiene buenas intenciones, y está laburada, eso se ve. Estamos muy acostumbrados a lo que se inculcaba acá, al rock, pero creo que hoy, un poco gracias a las redes sociales, se fusionó todo".
Con el objetivo firme de lograr la edición de su primer disco en 2017, Los Peñaloza buscarán además acercarse a nuevas audiencias en distintos puntos del país, confiando siempre en una propuesta que, aseguran, es bien recibida allí a donde va. "Queremos tocar en todos lados, porque el género se presta a eso. Hemos tocado en barrio Santa Lucía y también en casamientos en Puerto Norte", ejemplifica Kreimer, que destaca que la cumbia dejó de asociarse a la marginalidad: "En Rosario hay muchas bandas, y muy buenas. Está Homero y Sus Alegres, los chicos de La Esencia que hacen cumbia santafesina. Hay una banda que es muy grossa, que para nosotros son eminencia a nivel internacional, que es la orquesta de salsa dura Ahi Na Má, que son muy buenos. En Rosario hay una riqueza muy grande de músicos, eso fue siempre así, pero el que no está metido en las bandas rosarinas no lo sabe. Dentro de nuestra misma banda hay chicos que tocan tango, folklore, soul, reggae. Está buenísimo, tenemos unos matices hermosos".