Desde Santa Fe
Miguel Lifschitz ratificó ayer en el cargo a su ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro, pero no parece un respaldo más porque lo extendió hasta el final de su mandato, en 2019. "Maxi ‑como lo llama‑ ha sido una figura muy importante". "Estoy seguro que va a ser mi ministro durante los cuatro años de mi gobierno", dijo el mandatario. Y extendió los elogios a otros cinco ministros: el de la Producción, Luis Contigiani (que "ha jugado un rol clave"), el de Economía, Gonzalo Saglione ("gestionó la emisión de títulos de la deuda externa más exitosa de todas las provincias"), la de Educación, Claudia Balagué ("encaró proyectos de gran envergadura"), el de Infraestructura, José Garibay y el de Obras Públicas, Julio Schneider (por "su fuerte impronta" en las inversiones públicas). El podio del gobernador significa que iniciará 2017 sin cambios en el gabinete.
Semejante apoyo de Lifschitz a Pullaro no se entiende si se saltean los corrillos que circularon en la Casa Gris después de la "mentirita" del ministro, cuando ofreció detalles de un operativo anti narco en Alto Verde, a mediados de diciembre y no se percató que los micrófonos estaban abiertos. Un testigo del papelón fue el secretario de Seguridad de la Nación Eugenio Burzaco. La reacción del gobernador se pareció al reto de un "padre" porque recordó lo que le decía el suyo cuando era muchacho, que "en boca cerrada no entran moscas".
La semana pasada, tras otro operativo anti narco de la Policía de Santa Fe que terminó con el jefe de Drogas Peligrosas de la provincia, José Moyano, preso, y un conflicto institucional con Corrientes, volvieron a rodar los mismos corrillos. Y hasta se mencionó a un supuesto reemplazante de Pullaro: el subsecretario de Inteligencia en Investigación Criminal, Rolando Galfrascoli. El detonante del escándalo y de la reacción del gobernador Ricardo Colombi fue la decisión de Moyano de interceptar 16 jóvenes en la costanera de Corrientes y trasladarlos 250 kilómetros hasta Goya, para que sean testigos de los allanamientos. Colombi dijo que tuvo un "fuerte cruce" telefónico con Pullaro porque no pudo hablar con su colega de Santa Fe, ni éste tampoco lo llamó.
La crisis de seguridad "ha sido el gran tema de nuestro gobierno", dijo Lifschitz en el programa de televisión SM. "El ministro Pullaro ha sido una figura importante. Cuando conversamos su designación, él decidió renunciar (a su banca de diputado provincial en) la Legislatura en la que había sido electo" hasta 2019. "Así que estoy seguro que va a ser mi ministro durante los cuatro años. Ocupa un lugar muy difícil, pero lo estamos llevando adelante juntos, yo valoro su dedicación permanente, su compromiso, y los logros y resultados que pudimos concretar", explicó el gobernador.
Lifschitz valoró el refuerzo de las fuerzas federales en la provincia. "Ayudaron con la presencia en las calles, pero también en la coordinación de la inteligencia criminal. Hemos podido desarticular organizaciones delictivas muy pesadas que operaban en toda la provincia, algunas con conexiones fuera de la provincia. Hemos desarmado catorce organizaciones dedicadas a entraderas, y todo esto tiene que ver con haber intercambiado información y haber coordinado esfuerzos", relató.
Cuando le preguntaron quiénes habían sido los ministros "más activos" en 2016, Lifschitz puso en el mismo plano a Contigiani, Saglione, Balagué, Garibay y Schneider. "Claramente, hemos tenido una fuerte impronta en la obra pública, por lo cual los dos ministros, el infraestructura (Garibay) y Obras Públicas (Schneider) han jugado un rol muy importante en poner en marcha estas inversiones".
"El perfil de las políticas productivas también ha sido muy claro, por lo que el ministro Contigiani ha jugado un rol importante". "La ministra de Educación (Balagué), que está a cargo de un área muy importante, ha encarando proyectos de gran envergadura. Y el ministro de Economía (Saglione) ha jugado un rol fundamental gestionando la emisión de títulos (públicos) más exitosa de todas las provincias", comentó Lifschitz. Ya se sabe que la emisión de bonos de la deuda externa fue por 500 millones de dólares, aunque Saglione había propuesto llegar a 1.000 millones para financiar obras de infraestructura.