El presidente Tabaré Vázquez inauguró ayer, a 32 años del retorno de la democracia en Uruguay, el Espacio Memorial Penal de Libertad, un sitio que rinde homenaje a los miles de ciudadanos que fueron recluidos en esa prisión durante la dictadura en ese país.
El sitio conmemora a quienes fallecieron en el establecimiento y, muy especialmente, a los familiares que, yendo como visitas, también fueron víctimas del terrorismo de Estado. El Memorial se erige en el kilómetro 52.500 de la ruta 1, en el departamento de San José, en el mismo lugar hasta el que podían llegar los ómnibus y vehículos que conducían a los familiares que concurrían a visitar a sus presos durante la dictadura.
La iniciativa fue un emprendimiento conjunto de la Asociación de ex presos políticos de Uruguay, (Crysol), de un grupo de ciudadanos de Libertad, del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), con el apoyo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Para concretar la iniciativa, Crysol firmó un convenio con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y gestionó la ejecución del proyecto, informaron medios locales.
El diseño del Memorial fue resultado de un concurso público que se abrió en 2016 y ganó el proyecto presentado por los arquitectos Raquel Lejtreger y Javier Olascoaga. Ambos son hijos de presos políticos que estuvieron en ese establecimiento de reclusión y se conocieron, además, durante las visitas a sus padres siendo adolescentes. “Voy a contarte por qué nos presentamos a este concurso y qué quisimos decir con nuestro proyecto”, dijo Lejtreger en su carta de presentación del proyecto. “Para eso tengo que contarte acerca del día en el que conocí la intemperie. Fue el 14 de junio de 1977. Yo tenía 11 años, estaba en primer año de liceo e iba a ser un día como tantos. Para esa mañana, mi papá, me dejaría en mi liceo de camino a su consultorio. Me desperté pensando en el ritual de ir al garaje, calentar el auto, salir y dejarlo aún calentado en la calle, esperar allí unos minutos mientras él corría y se tomaba un cafecito en la barra del bar de la esquina de Chucarro y Pereira y luego salir. Pero esto no pasó. Cuando me desperté me dijeron que ya se había ido temprano, que mi mamá también y que me fuera tranquila al liceo en el ómnibus. Cuando volví esa tarde, mi casa estaba llena de gente y allí supe lo que había sucedido”, continúa la carta. Lejtreger consideró a la presentación del proyecto como “una oportunidad de darle otra vuelta a la memoria y pensar hacia adelante, hacia el futuro, hacia el Uruguay de mis hijas, de sus hijos y los hijos de toda esta generación”.