Mirtha Lewis es la candidata de la región Sur. Es doctora en Ciencias Veterinarias egresada de la Universidad Nacional de La Plata e Investigadora Principal del Conicet. También dirige el Centro de Investigaciones y Transferencia Golfo San Jorge. 

–Su plataforma hace hincapié en la necesidad de incrementar el presupuesto del Consejo. ¿De qué manera podría concretarse?

–Habrá acciones que se podrán promover desde el Directorio al cual me postulo, pero otras que exceden las posibilidades del Conicet y se vinculan con sensibilizar a los legisladores para que nos voten un mayor presupuesto. Es fundamental que la ciencia y la tecnología formen parte de las prioridades en las agendas parlamentarias nacionales y provinciales. Desde el Consejo es vital mejorar los sistemas de evaluación y dar crédito a los informes técnicos. Por ejemplo, si una determinada localidad posee una demanda específica de conocimiento calificado, no podemos entregar papers como respuesta. De hecho, tenemos que realizar proyectos ad-hoc que se ajusten a las necesidades locales y que favorezcan el diálogo de las producciones científicas con la política. Esto podrá asegurarse con el reconocimiento oficial de aquellos trabajos que los investigadores realizan más allá de sus tareas habituales (papers, congresos, docencia). 

–El investigador se vuelve reacio a invertir tiempo en tareas que no son calificadas. Es comprensible…

–Exacto, por eso considero que el Conicet debe buscar en la resolución de estos problemas locales a los socios de la política que luego votarán el presupuesto. Un círculo virtuoso.

–¿Piensa que el trabajo de los científicos es reconocido en el ámbito político y social?

–En un pasado cercano todos los discursos presidenciales incorporaban referencias a la ciencia y la técnica. Desde aquí, cuando las comunidades solicitan respuestas tenemos que responder con el compromiso asumido durante los últimos años; época en la que hemos recibido grandes inversiones y mejores equipos, así como también se han construido grandes edificios. 

–Sin embargo, desde 2016, el sistema científico solo protagonizó malas noticias. ¿Qué propone para revertir la situación actual? ¿Cómo sostener la cantidad de becas e ingresos a la Carrera?

–Lo más importante es lograr previsibilidad para que los postulantes puedan definir con mayor certeza sus horizontes. Conicet enfrenta una necesidad de planificación, al menos, de cara a los próximos cinco años (lapso que duran las becas doctorales). También, es necesario saber que no todos los jóvenes becados accederán a la Carrera; esto ha sucedido históricamente, siempre hay deserción y captación de recursos humanos por parte del sector público y privado.

–Mientras la ciencia está emparentada con tiempos y procesos prolongados, la política solo sabe de presente e inmediatez.

–Tal cual, necesitamos poner en marcha una planificación que vaya más allá de las ideologías y de las doctrinas políticas, ya que nos referimos a los investigadores: un activo nacional. 

–Por otra parte, uno de los ejes principales de su propuesta radica en la federalización. ¿Qué podría contar al respecto?

–Los Centros Científicos Tecnológicos (CCT) están emplazados en diversas regiones y  agrupan unidades ejecutoras, en las que se vinculan los investigadores con el estudio de temas determinados. Se trata de instrumentos muy interesantes que coadyuvan en el objetivo de la federalización. Sin embargo, el conflicto principal es que las normativas no acompañaron su funcionamiento y desde los CCT nos encontramos limitados a responder a las necesidades locales. Por ello, desde el Directorio me ocuparía de ajustar las normas para que los procesos de intervención sobre las regiones no se demoren tanto. Necesitamos ser más ejecutivos para que se potencien los flujos entre ciencia y tecnología. 

–Desde aquí, ¿cómo potenciar la transferencia? ¿De qué manera los empresarios invertirán en I+D cuando -históricamente– no lo han hecho? 

–Es vital la promoción de las empresas de base tecnológica para que la transferencia sea directa a la sociedad, es decir, que las ideas de nuestros científicos, rápidamente, adquieran escala industrial. Si bien es cierto que el engranaje entre ciencia y actores privados está mucho más aceitado en Europa y Estados Unidos, nosotros hemos protagonizado casos muy relevantes. Y-TEC constituye un emblema, aunque hay muchos más. 

–Por último, ¿qué ideas tiene respecto a la promoción de políticas de género? Dora Barrancos hizo escuela desde el Directorio en este sentido.

–Llama la atención que tengamos un 60 por ciento de mujeres como investigadoras asistentes y solo un 26 por ciento como superiores (escalafón más alto). Pienso que se han cosechado derechos pero que no son suficientes: el haber otorgado un año más para la entrega de informes en los casos de maternidad solo constituye un paliativo. Tenemos que lograr más reconocimiento y sensibilidad acerca de cómo transcurre la vida de nuestras científicas y científicos. Me refiero a algo simple: construir relaciones más humanas.