Para mis malos deseos me voy a enfocar en el comerciante de la industria de la dieta médica, Alberto Cormillot y en el heredero de todo su emporio e imperio, Adrián Cormillot. Dice el saber popular que no hay que desear el mal porque te vuelve, pero tratándose de estos personajes, bien vale la pena correr el riesgo. Les deseo de todo corazón que sufran los efectos negativos de un by pass gástrico como los que recomiendan y realizan en sus clínicas. Como no quiero que el mal me alcance, los copio de una enciclopedia médica: sangrado excesivo, infección, reacciones adversas a la anestesia, coágulos de sangre, fugas en el sistema gastrointestinal, obstrucción intestinal, síndrome de Dumping con diarrea, náuseas y vómitos, cálculos biliares, hernias, hipoglucemia, desnutrición, úlceras, muerte. Para el caso de que no se den las complicaciones más graves de la cirugía bariátrica, les deseo que reciban el mismo trato que experimentan sus pacientes gordxs cuando intentan hacer una consulta médica y acceder a la salud. Y que les digan que tienen que bajar de peso y no les den tratamiento adecuado, aunque estén consultando por un resfrío, una fractura expuesta o por un tratamiento hormonal. O que los humillen en sus propias clínicas por comer más “permitidos” que lo permitido por la sacro-ciencia de la nutrición del neoliberalismo magro y le zamarreen las panzas al grito de “están traficando sándwiches de milanesa”.
* Abogada, activista de la gordura, autora y compiladora junto a Nicolás Cuello de Cuerpos sin patrones (Madreselva).