La empresa MSCI puso en duda la mejora en la evaluación sobre el mercado bursátil argentino, que para sus estándares es “fronterizo”. “Las discusiones y la decisión serán difíciles de tomar, dados los últimos acontecimientos en Argentina”, indicó el director gerente de la firma, Sebastien Lieblich, al referirse a los reparos generados por la corrida cambiaria. El índice elaborado por la firma MSCI es una herramienta utilizada como guía por fondos inversores que administran más de 1,7 billones de dólares para colocar sus recursos. El anhelo del Ministerio de Finanzas es recuperar a mediados de junio la categoría de “emergente”, perdida nueve años atrás, e impulsar así el ingreso de capitales externos hacia acciones de empresas como YPF, Galicia, Banco Macro, Pampa y Telecom. Una decisión opuesta podría erosionar el precario y costoso equilibrio alcanzado ayer.
El primer intento para ascender en el índice MSCI fracasó el año pasado cuando la firma celebró las reformas impulsadas por el gobierno de Mauricio Macri pero exigió la irreversibilidad de esos avances. Las autoridades argentinas creen que la aprobación de la reforma del mercado de capitales fue el último paso para lograr el objetivo pero en MSCI todavía no están convencidos. El proceso de consultas internas comenzó el lunes y la decisión se conocerá recién en la tercera semana de junio.
Argentina fue expulsada en 2009 del universo emergente que hoy componen 24 países. Entonces el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dispuso regulaciones a la entrada y salida de capitales que ampliaron el margen de maniobra para hacer frente a la crisis pero espantaron a MSCI. La desarticulación de los esquemas de administración del mercado cambiario y la creación de una autopista financiera ancha y bien señalizada fueron suficientes para convencer al JP Morgan. A comienzos de 2017 el banco de inversión anunció la inclusión de tres títulos en pesos al índice de Bonos de Gobierno-Mercados Emergentes (GBI-EM, por sus siglas en inglés).
Pero las pruebas de amor no le alcanzaron a MSCI. “Si bien el mercado bursátil argentino cumple con la mayoría de los criterios de accesibilidad para ser un Mercado Emergente, la irreversibilidad de los relativamente recientes cambios todavía debe ser evaluada”, informó en junio del año pasado esta firma, que desde 2009 no está vinculada al banco de inversión Morgan Stanley. No existen criterios objetivos para que MSCI considere al mercado bursátil de un país como “emergente”. La firma exige elementos básicos como la flotación cambiaria, la ausencia de límites para la repatriación de los dólares y la eliminación de todo tipo de encaje. El rechazo a la reincorporación argentina coincidió el año pasado con la decisión de mantener a Nigeria en el índice donde la inestabilidad institucional está más que compensada por la profunda liberalización cambiaria emprendida por su banco central y las reservas petroleras del país africano.
“Recibimos un montón de feedback inesperado en ambos sentidos”, consideró Lieblich ayer durante una entrevista con Reuters en Londres. Desde Finanzas acusaron recibo. “Argentina es un país que todavía no tiene un mercado de capitales muy desarrollado”, sostuvo Caputo durante la conferencia de prensa donde celebraron el “voto de confianza del mercado”. En ese pasaje, el ministro enfatizó la relevancia que tiene para su cartera “la aprobación de la ley de mercado de capitales que va a ser aliciente importante para aumentar el mercado de capitales” (ver página 4).
Todavía no hay fecha pero la fecha habitual para anunciar la composición del índice es la tercera semana de junio. Si el tembladeral cambiario y financiero no juega en contra de los sueños del ministro Caputo, una mejora en la evaluación de MSCI podría habilitar el ingreso de hasta 5000 millones de dólares hacia la plaza bursátil. El influjo no será inmediato ya que la incorporación formal del Merval se concretaría meses después del anuncio. La medida que será celebrada como un nuevo espaldarazo por el gobierno profundiza la vulnerabilidad externa de la economía a las estampidas cambiarias y las burbujas financieras.