“No hubo corrida.” El presidente del Banco Central, Federico Stuzenegger, cerró ayer su conferencia de prensa con esa frase. Las declaraciones del funcionario siguen confundiendo deseos con realidad. Dijo que hubo volatilidad financiera pero que “el temporal ya pasó”. También afirmó que “la inflación viene en baja, y la de mayo será menor a la de abril”. No mostró preocupación por el próximo vencimiento de las Lebac, pese a que la autoridad monetaria deberá renovar a mitad de junio letras por otros 630 mil millones de pesos. Planteó que el balance contable del organismo salió fortalecido en las últimas semanas por la devaluación. Pero no tuvo en cuenta que se perdieron casi 10.000 millones de dólares en reservas, se ofrecieron contratos de futuro por debajo del valor actual del mercado y que el incremento de la tasa a 40 por ciento lo obliga a pagar 20.000 millones de pesos en intereses el próximo mes.
“Ahora el foco del Banco Central es encauzar el proceso de inflación”, dijo Sturzenegger. “El mensaje del mercado en las últimas semanas nos ha hecho reflexionar y cambiar algunas cosas. Después de haber pasado el momento de turbulencia, reordenar el proceso de inflación vuelve a ser el objetivo de esta institución”. La declaración, que en 2016 podría haber tenido algún tipo de sentido tras la suba del dólar por la unificación del tipo de cambio, no tiene justificativo a mediados de 2018. La autoridad monetaria había dicho desde el día uno de su mandato que la prioridad iba a ser encauzar la inflación. Pero en 2016 los precios subieron 41 por ciento, en 2017 se elevaron 25 y este año algunas consultoras recalcularon la inflación para ubicarla por arriba del 30. Los precios en los últimos dos años y medio ya acumularon una suba de casi 100 por ciento. ¿Ahora sí va a bajar?
“Una política monetaria restrictiva (altas tasas de interés) es el mecanismo que permitirá que la economía se pueda acomodar a la nueva realidad internacional sin verse afectado el proceso de desinflación. El tipo de cambio flotante es el instrumento más idóneo para enfrentar vaivenes sin que la actividad económica se vea afectada”, planteó el titular del Central. El funcionario volvió a hablar de tipo de cambio flexible, mientras la autoridad monetaria mantiene fija una oferta de 5000 millones de dólares a 25 pesos para evitar que la divisa se dispare por encima de ese precio. La política cambiaria de las últimas semanas no tuvo nada que ver con la idea original del Central, en la cual el mercado le ponía libremente un precio a la divisa. Desde el 5 de marzo la entidad ya sacrificó cerca de 10.000 millones de dólares para moderar la suba del tipo de cambio y evitar un desborde en materia inflacionaria. ¿Ahora sí va a flotar?
“Nuestros modelos en abril nos daban, y nos siguen dando, una baja en la tasa de inflación”, desafío Sturzenegger. Aclaró que cuando el mercado empezó a mover el tipo de cambio de manera más acelerada, “se volvió más evidente que los inversores no nos estaban creyendo”. “Fue el propio mercado el que de alguna manera nos dijo esto (esta tasa) no es suficiente y nos indujo a ajustar en las últimas semanas. Ese mensaje el mercado no lo había expresado con tanta claridad. Y uno tiene que tener la humildad de escuchar lo que nos está diciendo”, insistió. Esta fue la forma que encontró el titular del Central para justificar que subió la tasa para bajar la expectativa de inflación y no para tentar a los fondos internacionales a seguir especulando en la Argentina. Ante la insistencia de la prensa, aseguró también que este año se cumplirá la meta de 15 por ciento de inflación y que la entidad no la pone de ninguna manera en duda.
“Corrida no hubo. Es muy importante ser muy claros. El Banco Central es muy transparente. Hemos tenido una turbulencia, alguna volatilidad, por supuesto. Pero lo otro no”, planteó Sturzenegger. No es claro. Los fondos del exterior vendieron sus Lebac por 200 mil millones de pesos y se fueron del país con un dólar en torno a los 21 pesos. Ahora algunos empezaron a volver con un dólar cerca de 25 pesos y casi el doble de tasa de interés en pesos. Economistas de distintas corrientes, a contramano de lo que plantea el presidente del Central, aseguran que en las últimas semanas se registró una de las mayores corridas cambiarias de la historia local. Eso obligó a la autoridad monetaria a sacrificar reservas con picos diarios de 1472 millones de dólares.
El presidente del BCRA aseguró que el Central salió fortalecido en materia de su balance contable en las últimas semanas. “El stock de Lebac y otros pasivos cayó un 2,5 por ciento del Producto Bruto Interno desde febrero de este año como contrapartida de la venta de reservas”, aseguró. Agregó que la banca es sólida y no muestra ningún síntoma de crisis. “Los depósitos a plazo, tanto en pesos como en dólares, se mantienen estables y no mostraron impacto ante un contexto de mayor volatilidad. El sistema financiero argentino se mantiene sólido, y los márgenes de liquidez y solvencia continúan elevados”, cerró.