En sus películas, tanto en Los bastardos (2008) como en Heli (2013), el director mexicano Amat Escalante se ha encargado de mirar la realidad de su país sin misericordia, creando universos atravesados por lo sórdido y hasta lo siniestro. Y con la violencia como camino repetido que siempre desemboca en la tragedia. En La región salvaje, no falta ninguno de estos elementos. Pero además Escalante se atreve a incorporar una nueva pieza en la estructura. Un elemento del cine fantástico, que le permite al director hacer que la realidad se vuelva un objeto aún más retorcido y complejo.
A La región salvaje no le faltan mujeres golpeadas, traumas infantiles, triángulos pasionales al borde del incesto, misticismo, madres malvadas y buenas, hombres que son victimarios y otros que son víctimas (o ambas cosas a la vez). Todo eso contaminado por una presencia cuya peculiaridad más atemorizante no es su forma, sino su extraño modo de controlar a las personas que interactúan con ella. “Siempre hay algo que me impulsa a ver las cosas desde un lugar inquietante. La inspiración misma muchas veces me viene del cine de género: del suspenso, del terror o del gore. Eso siempre me ha atraído”, dice Escalante cuando se menciona ese elemento que hace de La región salvaje un punto de algún modo disruptivo en su filmografía. “Cuando empecé a escribir este guión con Gibrán Portela, la idea original no tenía elementos de ciencia ficción, pero algo le faltaba para que terminara de emocionarme y estaba un poco desilusionado. Volví a inspirarme cuando tuve esta idea de representar a través de una criatura fantástica la contradicción, el temor, el deseo y el rechazo que los personajes sienten. Encontré que de ese modo visual podía jugar con una criatura del cine y ver qué pasaba cuando la metía dentro de esta historia, que es muy básica, algo melodramática, pero muy sacada de la realidad.”
–Este elemento fantástico ocupa en los personajes el lugar de la fantasía de un placer total, tan dañino como la realidad. ¿Cree que no se puede disfrutar sin sufrimiento?
–Yo siento que en la vida real todo lo que da mucho placer también puede causar mucho dolor, que es una ley de la naturaleza. Y este elemento da tanto placer que se vuelve peligroso. Si eres como los dos viejos que cuidan a la criatura, que han tenido cuidado de encontrar un balance que les permite manejar la situación, entonces estás a salvo. Pero si no eres capaz de hacerlo te llevará al dolor y el sufrimiento. Que estés enamorado no significa que llegaste al final feliz, estar enamorado también significa que vas a sentir dolor. Y si no cuidas ese amor y no sabes cuándo quedarte o cuándo alejarte, te va a llevar tal vez no a la muerte pero sí a la miseria y al sufrimiento. La criatura en ese sentido es muy real para mí, no es algo que lo cura todo ni la respuesta para todo, aunque parezca. Y aunque la liberación y el placer son hermosos, algo con lo que todo el mundo debería estar en contacto, no son la respuesta absoluta y si uno trata de quedarse sólo con eso, entonces algo malo va a pasar.
–En ese lugar donde placer y peligro se unen, el vínculo de los personajes con la criatura puede verse como metáfora de las adicciones.
–En muchas ocasiones para los actores usábamos esas metáforas. Por mi parte no es en eso en lo que pensé en la raíz de la idea, sino más bien en las muertas y en la violencia hacia la mujer, que existe en todo el mundo pero que en México es una epidemia, y que ahora solo se ha tranquilizado por la presencia del tema en la prensa. Esta imagen de las muertas que aparecen es muy fuerte aquí y para la cual nunca hay un culpable. La impunidad es grande. Y cuando no hay culpables para los crímenes se va creando una monstruosidad y sobre ese sentimiento es donde recargué la creación de esta criatura. En La Región Salvaje busqué una explicación fantástica para estas muertes para las que nunca hay un culpable humano.
–La violencia contra la mujer está muy presente, aunque no son las únicas víctimas del machismo en la película. Usted es terminante respecto de la responsabilidad del hombre en el asunto, pero no es condescendiente con el rol que a veces ocupa la mujer. La madre del protagonista es machista como él.
–Eso es curioso. Yo no he encontrado en estas épocas de hashtags y MeToo demasiados hombres ofendidos en redes sociales, pero sí mujeres muy agresivas contra otras mujeres. Siempre he pensado que la más mala de la película es esa mujer, porque también lo convierte al hijo en una víctima. Creo que los monstruos no existen y que lo que hay son víctimas dañadas por algo. Siempre hay una semilla y lo que me gusta en mis películas es buscar esa semilla. Esta madre no cree ser malvada, sino que en parte está siguiendo las reglas de la religión, las reglas de la Iglesia que ella usa como guía. Porque quienes más van a la Iglesia son las mujeres, entonces a veces son ellas las que transmiten estas reglas en la casa y eso es lo que quería mostrar con ese personaje.
–Además la película está cargada de símbolos y sentidos religiosos.
–Es que en un país como México todo eso está muy presente. Y la raíz de este prejuicio/ miedo/ prohibición de la sexualidad viene de ahí, aunque también es muy humana y excede lo religioso. A veces me siento un poco superficial echándole la culpa sólo a la Iglesia, porque la Iglesia no salió de la nada, sino que somos los humanos los que creamos estos prejuicios y miedos. A esa contradicción es a donde siento que llegué en la primera versión del guión con la que no estaba satisfecho. Ahí me dije que esto estaba más allá de lo humano. Tener a una criatura compleja y difícil de explicar, porque también es contradictoria, tenía mucho sentido.
–Es que en la criatura también hay algo de cristiano desde el momento que se trata de un ser que viene del cielo a dar amor, pero también a castigar.
–Hace poco me preguntaron si es a propósito que el cuarto en el que está encerrada la criatura parezca una iglesia, algo de lo que no me había dado cuenta. Yo trabajo mucho intuitivamente y no puedo decir que pensé de manera consciente en todos esos elementos, sin embargo están ahí.
–Incluso el momento previo a estar con la criatura demanda un rito muy similar a una misa que permite llegar a la comunión con ella...
–Es cierto. Pero como digo, no es solo que estemos influidos por la religión, aunque es cierto que vemos estos elementos y nos llevan a eso.
–Son datos que habitan en el ser humano.
–Son cosas que estamos destinados a vivir, sentir y tener en nuestra cabeza. De ahí viene el aspecto religioso sadomasoquista que existe en una religión que adora a un hombre casi desnudo y atado... todo podría ser leído muy sexualmente. Pero a la vez no está permitida la sexualidad.
–Puede pensarse en la negación del protagonista a comer carne, teniendo esa madre que representa con tanta fuerza la ley religiosa.
–Creo que Angel es la representación de muchos hombres en el mundo y en México. Aquí vivimos una violencia que no sólo es contra las mujeres, hay una violencia extrema de humano a humano y de hombre contra hombre, que tiene que ver con el narco y todo eso, pero aun así es difícil de procesar. Para mí es un misterio algo grotesco, extraño y no humano poder hacer lo que están haciendo. Cuando veo esas imágenes hay algo que me enciende la imaginación tratando de entender de dónde sale tanto rencor. No creo que la ambición sea lo único. Por ahí también busqué lazos que creo están bien representados en el personaje de Angel... acabo de darme cuenta de que el protagonista se llama Angel (risas). Al final tiene razón...