Ritmo en todas partes: en los pasos de la gente que entra y sale del hotel donde Mayumaná se aloja en Buenos Aires, en el sonido de los motores en la calle, en las bocinas de los autos y también en los tachos de basura, en los tubos de PVC, en las distintas partes del cuerpo, en una mesa, en el paso apurado de los transeúntes como bailarines improvisados, los relojes, bolsas de plástico, vasos con agua. Todo tiene su ritmo. “Es otro punto de vista sobre la vida: hay musicalidad en todo”, coinciden Ido Stadler y Hadas Nestel, percusionista y bailaora de la compañía israelí, en diálogo con PáginaI12 antes del ensayo. “Cuando caminas por la calle, lo haces a un ritmo; tu corazón tiene un ritmo... Algunas cosas que para otros son ruido para nosotros es ritmo urbano. Es una búsqueda sobre lo cotidiano”, explican sobre Currents, su último espectáculo, que los trae nuevamente por estas tierras.
El show está inspirado en la llamada “batalla eléctrica” que mantuvieron Nikola Tesla y Thomas Edison por la imposición del tipo de corriente eléctrica, alterna o continua, a fines del siglo XIX. Sin embargo, no es una biografía de los investigadores sino una excusa. “Boaz Berman, el director artístico de la compañía, tenía esta imagen en su cabeza. La historia de Tesla y Edison es simplemente una excusa para subirnos al escenario”, aclara Stadler, y arriesga una interpretación sobre el por qué de esta temática para un show de la compañía: “Nuestro espectáculo es muy energético, muy eléctrico. Tenemos una pantalla atrás, una cosa audiovisual. Ahí hay una conexión con la electricidad... Pero yo lo vivo como un alto nivel de energía. Es difícil contarlo, ¡hay que verlo!”, se entusiasma, y detalla. “Es un show eléctrico, hay teatro, humor, percusión, baile, batallas artísticas.”
Stadler está en la compañía desde 1999 y Nestel ingresó en septiembre del año pasado. Ambos son israelíes pero hablan muy bien el castellano. “Yo de chica veía Chiquititas y Rebelde way en mi casa”, confiesa Nestel entre risas. A pesar de la distancia entre un ingreso y el otro, los dos sabían que su destino era ser parte de Mayumaná: “Son artistas que hacen de todo en una compañía que da muchas libertades, y eso para mí es fundamental para crecer”, propone Nestel. Stadler asiente y agrega que en este grupo “estás trabajando con artistas con una mente muy abierta, porque cuando tenés que estar en el escenario hay que ser muy abierto desde el principio, no podés quedarte sólo con tus cosas. ¡Hay que pasar la energía!”.
–¿Cómo conocieron Mayumaná?
Ido Stadler: –Vi el primer show que hicieron en Israel y me fascinó. ¡En ese momento ya sabía que era lo que quería para mi vida! En 1999 hice audiciones y entré al grupo. Hace 19 años que estoy en la compañía, soy de los veteranos...
Hadas Nestel: –Yo empecé mi camino como bailaora de flamenco. Los vi en un programa de TV cuando tenía más o menos 10 años, y fui fan muchos años. Mayumaná es una compañía muy interesante, me encanta trabajar con ellos.
–Cuando se incorporaron tuvieron que aprender otras disciplinas artísticas. ¿Hubo algo que les costó en particular?
H. N.: –El ritmo es como mi casa. Me siento genial cuando estamos en un ensayo y tenemos que escuchar y acostumbrar el ritmo en nuestro cuerpo. Yo estudiaba flamenco y mi ritmo está en los pies, pero estoy acostumbrada a tocar con mi cuerpo. ¡El movimiento es así! Y los ensayos son de varias cosas, pero la base es el ritmo. Es muy interesante trabajar así. Tocar un instrumento no convencional, o tambores grandes como el suduj... ¡Yo venía de tocar castañuelas! (risas) Subir al escenario con eso, y disfrutarlo, es maravilloso.
I. S.: –A mí me costó aprender a bailar. Fue un gran reto aprender cómo moverme, bailar y actuar. Hacer ritmos para mí es más fácil, pero tuve que aprender otras cosas que no me había imaginado que iba a hacer. Si fuera sólo ritmo sería más aburrido... (risas) Por suerte, ya me siento cómodo haciendo cualquier cosa sobre el escenario.
Eylon Nuphar y Boaz Berman crearon Mayumaná en 1996 en Israel. El nombre del incipiente grupo proviene del hebreo “meyumanut”, que significa habilidades o destrezas. Un nombre bien puesto: Nuphar era gimnasta y corredora de maratones, trabajó de editora audiovisual y estudió percusión, música oriental y danza del vientre; Berman estudió música y percusión afrocubana, fue miembro del equipo israelí de boxeo thai y surfista. En sus primeras funciones había cuatro artistas en escena, y llegó a tener más de 800 integrantes en distintas compañías por el mundo. La diversidad de disciplinas es una marca de origen. “Venimos de diferentes ramas de artistas: músicos, bailarines, actores; en el escenario es una combinación de todas las disciplinas”, acuerdan, y explican que “por eso el nombre, porque tenés que hacer muchas cosas a la vez. No es suficiente ser bailarín, o músico. La base de todo es el ritmo, y sobre esta base tenés que hacer muchas cosas”, resaltan a dúo.
–Recorren el mundo y atraviesan diferentes idiomas con el mismo show. ¿Cómo se puede contar sin palabras?
I. S.: –El baile y la percusión son lenguajes, sólo hay que articularlos adecuadamente para que funcionen. Las historias que contamos tienen que ver más con la música, el ritmo, y no hacen falta palabras para llevarla adelante. El público sale con una energía especial, con ganas de bailar, golpear tachos... Es una energía corporal, algo más de las sensaciones que de las historias.
H. N.: –La coordinación de la danza, con distintos ritmos y con el teatro, y el carácter de cada uno ya cuenta una historia. No tiene fronteras, porque cuando estamos en escena la gente sabe qué está pasando, y responde muy bien. ¡Nos comunicamos a través del ritmo! Y el público se siente parte del espectáculo, construyen la energía con lo que pasa arriba.
* Currents se presenta hoy a las 20.30, mañana a las 21, sábado a las 18.30 y domingo a las 20 en el Teatro Opera (Av. Corrientes 860).