El dólar cerró ayer a 24,79 pesos, con una suba de 16 centavos. El Banco Central no intervino en la plaza cambiaria porque la demanda de divisas se hizo por debajo de los 25 pesos. La jornada había empezado con caídas de la cotización pero hacia el final de la rueda volvió la presión y el dólar volvió a aumentar un 0,7 por ciento respecto del martes. El tipo de cambio mayorista se ubicó en 24,29 pesos, al subir 24 centavos. Al inicio de las operaciones, según operadores del mercado, la autoridad monetaria había colocado una oferta de divisas por 5000 millones de dólares a 25 pesos. Pero como el precio de la demanda mayorista estaba varios centavos por debajo de eso la retiró de las pantallas a la espera de las reacciones de los inversores. Las reservas siguieron bajando: 294 millones de dólares, para terminar en 52.433 millones.

El volumen negociado de divisas fue del 705 millones de dólares, con una baja de 44 por ciento respecto de la jornada anterior. En los mercados de futuros se pactaron contratos por el equivalente a 1386 millones de dólares, de los cuales el 70 por ciento se operó a mayo y junio, con precios de 25,50 pesos. El Central habría participado en las operaciones de futuro, lo cual colaboró para desinflar los precios. La estrategia es idéntica a la empleada por el kirchnerismo para manipular la cotización del dólar y que Federico Sturzenegger había planteado que había sido “nefasta”. 

La autoridad monetaria parece no tener otra alternativa que fijarles el tipo de cambio a los inversores internacionales y ofrecerles tasas de interés por arriba del 40 por ciento para ponerle un freno provisorio a la corrida. Las tasas interbancarias se pactaron ayer a un promedio del 44 por ciento, mientras que las de Lebac en el mercado secundario se ubicaron en 39,8 por ciento a 37 días y en 38,2 por ciento a 92 días. El problema es que a mitad de junio el organismo a cargo de Sturzenegger deberá enfrentar otro mega vencimiento de Lebac por más de 600 mil millones de pesos. Al aceptar pagar tasas del 40 por ciento para fomentar la renovación de las letras, no sólo patea los problemas para adelante sino que agrava el efecto explosivo de la deuda de Lebac. Operadores con experiencia de décadas en el mercado aseguran que el Central se encerró en una trampa de corto plazo de la que le va a ser muy difícil salir.   

El clima financiero internacional, más allá de las políticas de tasa y el sacrificio de las reservas internacionales, es una variable que el Central no puede controlar y que podría agregar tensión en los próximos días. Esta semana la tasa de interés de Estados Unidos alcanzó su máximo nivel en 7 años y empezó a provocar la fuerte salida de capitales de países emergentes. El Financial Times revisó el efecto sobre algunos países emisores de “bonos raros” (de alto riesgo). En esta categoría incluyó a Ecuador, Iraq o Tazakistan y registró que la tasa de interés de sus títulos públicos ya es la más alta en cuatro años. Los bonos a 10 años de Ecuador, por caso, ya rinden en torno del 11 por ciento. La Argentina no logró escapar a este efecto sobre las economías emergentes: los bonos que rendían 6 por ciento se ubican en torno del 8. Desde el MSCI, institución que tiene a cargo decidir si el país dejaba de ser fronterizo en materia de acciones, dijo esta semana que esta revisando su decisión.