Un tribunal de Morón condenó a prisión perpetua a Enrique Alcaraz por el asesinato de una mujer y su hijo de tres años en la localidad de El Palomar, en 2015, y luego fugarse con la hija de la víctima, de cinco años, como rehén. El tribunal compuesto en su mayoría por mujeres, resolvió condenar al hombre por doble homicidio calificado, y no por femicidio como solicitó la fiscal.
Por los homicidios de Sabrina Soledad Martín, de 24 años y su hijo Ian de 3, y por mantener cautiva a Mía, la hija de Sabrina, durante su huida tras cometer los crímenes, la fiscal María Cecilia Corfield, había solicitado la máxima pena prevista en el Código Penal, y la inclusión de la figura de femicidio. La defensa de Alcaraz había pedido que lo declaren inimputable.
Ayer, en una audiencia a la cual no asistieron ni el acusado ni su defensora oficial, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3, presidido por Raquel Lafourcade e integrado por Alfredo Bonanno y Mariela Moralejo Rivera, sentenció a Alcaraz, de 26 años, por “homicidio calificado por alevosía (dos hechos), robo simple y sustracción de menores”.
Según la fiscal, las razones del tribunal para excluir la calificación de femicidio fue porque “si bien durante el debate hubo testimonios de empleadores del acusado que escucharon de su boca que odiaba a las mujeres, los jueces han tenido por no probada esa parte de la calificación legal”. Corfiel agregó que “independientemente de eso estamos muy satisfechos con la condena, porque el resultado final sigue siendo el mismo”.
Durante el juicio, los peritos establecieron que Alcaraz, que trabajaba en la carnicería La Central, de El Palomar, tiene una “conducta psicópata, peligrosa” y que “comprende la criminalidad de sus actos”.
Entre las pruebas que apuntaron contra Alcaraz, y en los que la fiscal hizo hincapié, estaban, por un lado, los estudios de ADN sobre las muestras de sangre tomadas de la hoja del cuchillo que se le secuestró al hombre al momento de la detención, en la terminal de ómnibus de Junín, provincia de Buenos Aires. Dichas muestras pertenecían a Sabrina y a su hijo. Por otro lado, los estudios genéticos sobre los rastros de piel que fueron hallados en el mango del mismo cuchillo – el cual se encontraba en la casa de las víctimas– que pertenecían al ahora condenado.
Los crímenes ocurrieron el lunes 16 de noviembre de 2015, en la casa en la que vivían las víctimas, en Murillo 484 de El Palomar, en el oeste del conurbano. Según la reconstrucción de los investigadores, fueron cometidos entre las 0.27 de esa madrugada, hora de la última comunicación de Sabrina a través de su celular, y las 3.07 cuando el 911 recibió un llamado que alertó del hallazgo de los cuerpos.
Alcaraz había conocido a Sabrina en un ciber de la zona donde ella trabajaba, y se hicieron amigos al punto que ella a veces lo dejaba dormir en su casa y solía pedirle que se quedara al cuidado de sus hijos.
En la reconstrucción que hicieron los detectives, Alcaraz entró a la casa con una llave que ella guardaba en el buzón y luego tras tomar un cuchillo de la cocina la asesinó con nueve puñaladas. Siempre según los detectives, el hombre se dirigió después a la habitación donde dormían los niños y mató de 19 puñaladas a Ian, tras lo cual armó un bolso y escapó con Mia.n día después, la policía detuvo a Alcaraz cuando un maletero de la terminal de micros de Junín, que reconoció a la niña por una foto publicada en un diario, los alertó.