"Dejame que te cuente" es el nombre de la colección que hoy, a las 18, se presenta en el Museo de la Memoria (Córdoba 2019). Cualquiera que haya visitado la sala Lectores de la muestra permanente, habrá visto alguno de esos preciosos libros que la integran. Son historias de personas desaparecidas, escritas por distintos autores de la ciudad, y de las que sólo hay dos ejemplares: uno para el museo, otro para la familia. "La idea es darle una dimensión estética al archivo biográfico, para acercarlo a la gente. La posibilidad de narrar hace que el archivo tome otro vuelo, que pueda estar al alcance del visitante, que lo puede leer en 20 minutos, en el museo", contó Lucas Almada, director del proyecto.
Almada retomó al filósofo Paul Ricoeur, que dice: "Hay crímenes que no deben olvidarse, víctimas cuyo sufrimiento pide menos venganza que narración". La pregunta clave para él fue ¿por qué cree Ricoeur que es tan importante la narración? "Esta idea abrió una puerta para nuestro trabajo, porque la narración es esa posibilidad de reponer identidades en el tejido social y en la historia. Responder quienes fueron las víctimas de los crímenes durante uno de los períodos más oscuros de nuestra historia reciente, sólo podemos hacerlo contando sus historias. Y, además narrar es comprendernos a nosotros mismos dentro de esas historias", dice Almada, que hoy hablará en el acto, junto a la directora del Museo, Viviana Nardoni.
El Museo convocó a distintas escritoras y escritores. German Abbet, Pablo Bilsky, Leticia Blhum, Carlos Candia, Julia Comba, Carlos Del Frade, Nadia Isassa, Nicolás Manzi, Andrea Ocampo, Roberto Retamoso, Tania Scaglione, Manuel Ventureira y Sonia Tessa ya escribieron las historias de distintas personas que murieron víctimas del terrorismo de estado. "El sentido que da quien configura la historia lo completa el lector. El sentido es pasar una vida al papel, a través de una interpretación, y esa vida va del papel de nuevo a la calle, a través del lector, a cargar del sentido", consideró Almada. Además de los 13 libro-objeto ya escritos, hay otros siete en pleno proceso. Los harán Osvaldo Aguirre, Eugenia Arpesella, Federico Ferroggiaro, Rosana Guardalá, Verónica Laurino, Marcos Mizzi y Laura Vilche.
¿Por qué dos ejemplares? Para Almada, la clave es que se trata de "una propuesta ética y estética, es una obra que no está pensada para la difusión comercial, no está pensada en la reproducción comercial, sino como un objeto de arte del museo". Por eso mismo, es "artesanal, tiene un diseño cuidado, tiene todas las características de una obra de arte, con la potencia de que es una obra de arte colectiva, la estamos haciendo entre todos". El diseño es de Valentina Militello.
Una de las escritoras convocadas, Andrea Ocampo, escribió en 2015 sobre Susana Becker. "Tener acceso al archivo, a los documentos, las fotografías, los testimonios, resultó un trayecto de mucha emoción con el norte de componer un mosaico que me permitiera entrever lo ausente, el valor particular de esta mujer", contó Andrea, quien subrayó que se trata de "recuperar la memoria en cada caso, en cada caso individual y único, donde se realiza cada vez y en toda su potencia el terrible crimen ejercido por el terrorismo de estado en nuestro país y la memoria como condición para volver a decir nunca más".
El carácter colectivo del proyecto, la convocatoria que realiza el Museo a distintas personas para escribir, tiene el sentido de diseminar esas historias en el aire. "El escritor no solamente escribe, sino que está trabajando la temática y contribuyendo a la creación de la memoria de la ciudad", consideró.