“Desde mi trabajo de editora de modas hay una  búsqueda por hacer nuevas interpretaciones de la moda. Considero a las páginas de la revista Vogue como un marco para encuadrar historias, como si se tratara del cine, porque las imágenes simplemente bellas resultan cansadoras y los vestidos pueden ser el medio para transmitir mensajes” sentenció en diversas ocasiones Franca Sozzani, la editora de Vogue Italia que el 22 de diciembre, a los 66 años, murió en Milán como consecuencia del cáncer.  Acto seguido, su imagen con el pelo rubio y largo con bucles se replicó cual si fuera la estampita de una “Santa de la Moda”, e infinitos diseñadores y representantes de la industria expresaron la congoja ante su muerte. Pero, ¿cuál fue el legado de Sozzani a la moda del siglo veinte y veintiuno? Su labor fue rupturista, casi tanto como la de Diana Vreeeland, pero a diferencia de la compulsión por las extravagancias de la inglesa, Sozzani se diferenció por la lectura de acontecimientos sociales, históricos y culturales y sus representaciones desde la moda:  en 2008 hubo una edición de Vogue Italia dedicada a la cultura afroamericana, apodada Black Vogue que agotó dos ediciones, y en relación a su génesis, Franca destacó: “Se me ocurrió mientras estaba cubriendo los desfiles de Nueva York. Las únicas ropas que me llamaban la atención y me gustaban eran las que modelaba Liya Kebede, por entonces una de las pocas modelos negras. Percibí la disputa entre Obama y Hillary Clinton y me dije hay que reflejarlo en la revista”. 

En los años posteriores, los editoriales de moda parodiaron a las devotas de las cirugías plásticas: en 2014  pude ver a Sozzani en el transcurso de un cóctel de celebración de los cincuenta años de Vogue, que coincidió con una muestra en la ciudad de Florencia, y  no ocultaba sus arrugas y  saludaba y recibía a los invitados con calma, sin los humos y las crispaciones de alguna prima donna de la moda. Entre otros tópicos Vogue Italia reflejó las guerras, se manifestó en contra de la violencia para con las mujeres desde una producción apodada “Horror Stories” y en ocasiones las modelos oficiaban de heroínas y tenían el rol protagónico de las historias “porque la vida de las mujeres es más difícil y sacrificada”, como supo argumentar Sozzani, quien fue madre soltera. Claro que sus apuestas dispararon las quejas de diversos anunciantes y los ejecutivos del grupo Condé Nast consideraron despedirla.

Con estudios de Filosofía y Letras y la intención de trabajar en el área académica, luego de un matrimonio fallido que pidió disolver luego de tres meses, con la ayuda de su hermana Carla -célebre por idear el primer multimarcas en Milán y en Corso Como- ingresó a la publicación Vogue Bambini a mediados de los años setenta. Su primera labor como editora fue en la revista Lei, dedicada jóvenes lectoras y donde comenzó a armar un equipo de jóvenes fotógrafos que cuando en 1988 recaló en Vogue Italia, se fueron a trabajar con ella y devinieron en la vanguardia de la fotografía de modas (de Steven Meisel, el retratista oficial de las portadas de Vogue Italia, a Peter Lindbergh, Bruce Weber, Paolo Reversi, y recientemente Mert Alas y Marcus Piggott, Sreve Klein y Mario Sorrenti). Conocedora de las dificultades implícitas en la industria de la moda para las nuevas generaciones de diseñadores, ideó el certamen Who is on Next? que difundió a diseñadores de todo el mundo con la ayuda de sus colaboradores; en ocasión del cincuenta aniversario de la publicación  italiana anunció la digitalización de los archivos para educar en historia de la moda a las nuevas generaciones; desde la revista online, publicó un blog (¿Qué piensa acerca de?) mucho menos imperativo que los míticos textos de Vreeland denominados “Why don´t you?” donde Franca invitó a debatir e interactuar sobre temáticas diversas. “Vi el surgimiento del punk, el grunge, el supuesto mal gusto de Prada, pero ya no se vislumbra esa espontaneidad en la moda, todo gira alrededor del marketing”, y recurriendo a su sonrisa optimista agregó: “Claro que van a aparecer novedades y nuevas manifestaciones de la moda como expresión cultural”. No fue arbitrario que en octubre de 2016 y en el Festival de Venecia se estrenase Caos y creación, un documental sobre la vida de Franca Sozzani, dirigido por su hijo Francesco, referido tanto a su labor creativa en la publicación como a la trama familiar. Las conversaciones entre madre e hijo que documenta el film transcurrieron en interiores de autos y mientras Franca se dirigía a presentaciones de moda y reuniones vinculadas con su trabajo. Ó