La expansión de los agrotóxicos amenaza no solo a los habitantes de los pueblos fumigados: también pone en riesgo la biodiversidad local. Y las abejas están al tope de los peligros. En marzo pasado, 72 millones de abejas murieron repentinamente en Córdoba. Los productores apuntaron a los agroquímicos. Para generar conciencia sobre la necesidad de proteger a los polinizadores –un tercio de la producción mundial de alimentos depende de ellos–, mañana se celebra por primera vez el Día Mundial de la Abeja, que instauró el año pasado la ONU a instancias de Eslovenia, el primer “país verde” y uno de los de mayor desarrollo apícola.
La mortandad de abejas cordobesas ocurrió en el valle de Traslasierra, en una superficie de 30 kilómetros cuadrados entre la localidad de La Paz y la ruta 148. Unas mil colmenas enteras resultaron afectadas. La principal hipótesis de los apicultores apuntó al envenenamiento por la fumigación de los campos.
El mes pasado, la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA) llevó sus demandas al Senado, donde expuso la situación frágil que atraviesa el sector debido, entre otras causas, al modelo agroindustrial basado en el monocultivo transgénico y el uso de grandes cantidades de agrotóxicos. “Las abejas se pierden ahí donde el modelo agroindustrial se desarrolla”, explicó el presidente de la entidad, Lucas Martínez. El caso de Córdoba ya registró antecedentes en San Pedro y Pergamino. La SADA apoyó el proyecto de ley de promoción de biodiversidad en ambientes cultivados, presentado por la senadora Silvia García Larraburu (FpV) como punto de partida para una futura ley apícola.
Una investigación de la Universidad de Neuchatel (Suiza) de 2017 encontró traza de plaguicidas tóxicos para las abejas en el 75 por ciento de la miel producida en todo el mundo. La Unión Europea aclaró enseguida que las concentraciones encontradas no afectan el consumo en humanos, pero los investigadores recalcaron el daño que generan en las abejas.
La mayor parte de las frutas y verduras que consumen los seres humanos, como así también las oleaginosas y algunos cereales, dependen de la polinización. Los principales agentes polinizadores son las abejas y las mariposas, que están sucumbiendo ante el avance de las fronteras agrícolas, principalmente para el monocultivo que implica el combo de transgénicos y agroquímicos. Un estudio de la organización Amigos de la Tierra encontró que las plantas cuyas semillas o flores fueron tratadas con pesticidas también afectan mortalmente a las abejas.
En este contexto, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad el 20 de diciembre pasado la resolución que proclama el 20 de mayo como Día Mundial de la Abeja. La propuesta había sido presentada por Eslovenia, un país centroeuropeo con una larga tradición apícola. De hecho, el 20 de mayo es el natalicio de Anton Janša (1734-1773), un esloveno pionero de la apicultura moderna y uno de los mayores expertos de su época en esa actividad.
Los apicultores eslovenos son reconocidos en el mundo por su calidad profesional y su tecnología avanzada. La histórica relación de los eslovenos con esa actividad se mezcló incluso con el arte popular, con las típicas pinturas en las tapas de los panales que convierten los colmenares en una inusual expresión artística. La actividad genera también un creciente turismo apícola.
Al dar comienzo en Buenos Aires la Semana de la Miel, que precede al Día Mundial de la Abeja, en un acto organizado en el Ministerio de Agroindustria, la embajadora de Eslovenia en la Argentina, Jadranka Šturm Kocjan, destacó la necesidad de crear conciencia en la protección de los polinizadores. “Además de fundamentales en la preservación de la biodiversidad, generan entre 235 y 277 mil millones de dólares anuales de ganancia a nivel mundial”, explicó.
También participó la chef Dolli Irigoyen, que realizó una demostración de extracción de miel y una degustación de cerveza, hidromieles y mieles, advirtió que la presencia de venenos en la miel cierra el mercado externo a los productores argentinos y pidió la protección de las abejas.
Mañana será el día para empezar a hacerlo. “Salven a las abejas”, será la consigna de la jornada.