Más de cien muertos en Cuba, entre ellos dos argentinos, al estrellarse un avión de la aerolínea Cubana de Aviación con 110 personas a bordo, que cubría la ruta interna La Habana-Holguín. La nave cayó a poco de despegar del Aeropuerto Internacional José Martí en la capital de la isla caribeña. Según informó el diario oficial Granma, tres sobrevivientes fueron rescatados e internados en estado crítico. El presidente, Miguel Díaz-Canel, quien acudió al lugar del accidente, dijo que se estaban “identificando los restos” de las personas fallecidas y que “se creó una comisión para investigar el hecho”. El mandatario también advirtió que la posibilidad de hallar más sobrevivientes no eran “nada halagüeñas”. En tanto, la Cancillería argentina confirmó el fallecimiento de una pareja de turistas argentinos, de alrededor de 60 años: Dora Beatriz Cifuentes y Oscar Hugo Almaras.
La aeronave que debía recorrer unos 670 kilómetros hacia el este de la isla, era un Boeing 737-200 que la línea de bandera alquilaba a la aerolínea mexicana Damojh Global Air. A poco de decolar y por causas aún desconocidas, el vuelo DMJ 0972 cayó a las 12.08 (13.08 de Argentina), cerca de la autopista de Boyeros, a un kilómetro y medio de la Terminal 1 del Aeropuerto y a 30 kilómetros del centro de la capital cubana.
Desde el aeropuerto se podía ver una alta columna de humo negro que se levantaba en el campo de cultivo donde se desplomó la nave, sin producir ningún daño en instalaciones o viviendas. Los vecinos del lugar fueron los primeros en acercarse para ofrecer auxilio, luego llegaron ambulancias, personal del departamento de Bomberos del área de Rancho Boyeros y fuerzas de la Policía Nacional Revolucionaria.
Un periodista de la agencia AFP que llegó al lugar del accidente relató que el avión era “un amasijo de hierros y otros materiales calcinados que cayó sobre una siembra de boniatos, a 200 metros de las primeras edificaciones”, y que los carros cisternas habían apagado el fuego, mientras “una veintena de ambulancias trabajaban en el lugar”.
Un hombre de 49 años, José Luis, que vive en el entorno del aeropuerto y trabaja en un supermercado a 300 metros del accidente, dijo que “estaba despachando cerveza y pan en el mercado. De momento veo que sale (el avión), dio vueltas y, abajo, cayó. Todos nos asombramos”.
Granma precisó que los sobrevivientes fueron trasladados al hospital Universitario Calixto García. Su director, Martínez Blanco, dijo que fueron cuatro personas las que llegaron: un hombre, que falleció, y tres mujeres que se encuentran en estado crítico.
La investigación para identificar a los pasajeros quedó en manos del Laboratorio Central de Criminalística, que está bajo la órbita del Instituto de Aeronáutica Civil.
En el Aeropuerto Frank País, de Holguín, se organizó un puesto de mando especial para operar un vuelo Holguín-La Habana con familiares de las víctimas para la identificación de los cuerpos. En tanto los familiares realizarán reconstrucciones faciales, brindarán fotos y cualquier tipo de información que pueda ayudar a reconocer a los fallecidos.
Cinco de los nueve miembros de la tripulación eran mexicanos. Las autoridades locales no difundieron el detalle con la nacionalidad del resto de las víctimas.
En cambio, según el diario Excelsior de México, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), de ese país, “confirmó que al menos cinco mexicanos perdieron la vida en el accidente. De acuerdo con la dependencia federal, se trata del capitán Jorge Luis Núñez Santos; el primer oficial, Miguel Ángel Arreola Ramírez; las sobrecargo María Daniela Ríos, Abigail Hernández García y Beatriz Limón”.
Si bien la investigación del siniestro llevará un tiempo, para el ingeniero mecánico aeronáutico y perito judicial desde hace 30 años en temas de aeronavegación consultado por este diario, Rubén Cafaro, “no habrá que esperar mucho”. “Será relativamente sencillo saber las causas, porque tratándose de un avión comercial, tiene las mal llamadas cajas negras, que son naranjas fosforescentes para que sean fácilmente visibles, que graban las voces de cabina (CVR) y recogen los datos de vuelo (FDR)”, dijo el especialista.
Para Cafaro, el avión siniestrado, de dos turbinas, “es un muy buen avión, en tanto y en cuanto tenga el mantenimiento correcto”, y explicó que “un accidente es multicausal, una sucesión de errores. Según las estadísticas de transporte aerocomercial, de cada millón de partidas hay un accidente, una tasa muy baja. El 90 por ciento de esos siniestros son por falla humana; que incluye errores del piloto, de mantenimiento, de comunicaciones o de meteorología”.
Las estadísticas –remarcó el especialista– “también señalan que la fase más crítica son el momento de despegue y de aterrizaje. El despegue es crítico porque el avión tiene que tener toda su potencia para poder decolar, ante la mínima falla pude abortar el despegue o despegar con un solo motor, algo que el 737 puede hacer, aunque tiene la obligación de dirigirse a un lugar alternativo o retornar al aeropuerto”.
Por otra parte, a lo largo de la jornada, distintos mandatarios y líderes expresaron sus condolencias al gobierno cubano por el accidente. Temprano, antes de que se constatara la muerte de los ciudadanos argentinos, el canciller argentino, Jorge Faurie, a través de su cuenta de Twitter, aseguró sentirse “conmocionado” por el accidente y expresó su “solidaridad” con el país caribeño.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, envió, también a través de Twitter, sus condolencias y solidaridad “a los familiares de las víctimas “Fortaleza y paz para ellos en este momento de dolor, tengan todo nuestro apoyo”, publicó Maduro.
Otro tanto hicieron el rey de España, Felipe VI, el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto y la Cancillería de Ecuador.