La pelota sigue girando alrededor de la cultura machista. El mundo del fútbol continúa anclado en ideas y conceptos que refuerzan el patriarcado y desdeñan lo obvio: que se trata de un deporte en el que las mujeres también son protagonistas. La filtración esta semana del capítulo sobre “Qué hacer para tener alguna oportunidad con una chica rusa”, dentro del Manual que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) distribuyó de cara al Mundial de Rusia, fue la más reciente demostración de que el del fútbol probablemente sea uno de los ambientes más retrógrados. “Si en la sociedad actual el feminismo está a la vanguardia, en el fútbol el feminismo está a la retaguardia”, subraya sin titubear Angela Lerena, la periodista que con 22 años de carrera se hizo su propio lugar dentro del periodismo deportivo. Como cronista de campo de juego en los partidos de la Superliga o como conductora de Primera tapa –todos los días a las 11 por TNT Sports–, Lerena logró ser respetada por colegas y protagonistas varones a fuerza de conocimiento y trabajo.
“El mundo del fútbol carece de cualquier noción de perspectiva de género”, afirma la periodista, que es docente de posgrado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, a cargo de la materia “Periodismo deportivo y género”. Son, justamente, la pedagogía y la paciencia los recursos que –dice– tiene siempre a mano para intentar abrir conciencias dentro del mundo del fútbol. “Además de ser periodista, tengo que hacer docencia”, reconoce la periodista que se inició en TyC Sports. “Parece engreído, pero es una realidad. Cuando una forma parte de un universo en el que está tan arraigada la idea de que las mujeres no tenemos nada que hacer ahí, no me queda otra que tomarme todo el tiempo del mundo para explicarles a quienes tienen esa visión por qué estoy trabajando. A veces me encuentro explicando lo obvio: que las mujeres no estamos ahí para entretenerlos, ni para transmitir una idea de ternura ni mucho menos de belleza. No es fácil y debo reconocer que a veces me enojo”, explica la periodista a PáginaI12.
Sin querer ponerse en víctima, Lerena sabe que en el ambiente del fútbol se sostienen las ideas “más retrógradas”. El aviso institucional del Mundial que TyC Sports lanzó y tuvo que levantar el mismo día por su mirada heterosexual y homofóbica, o el documento de la AFA, son claros ejemplos de que la paridad de género es una quimera cerca de la pelota. “La mirada androcéntrica, que sitúa al hombre como centro del mundo, naturalizando y extendiendo su visión para toda la sociedad, es la que impera en el fútbol. Esa concepción es la que hace que para muchos sea normal piropear a una mujer por la calle, decirle cualquier barbaridad, sin poder entender por qué a nosotros esa situación nos trauma. Muchos no pueden dejar de mirarse el ombligo. Y en el periodismo deportivo hay que tener mucha paciencia: es un ambiente mayoritariamente compuesto por hombres a los que ‘formaron’ bajo la idea de que el fútbol era solo cosa de hombres”, analiza.
–¿En qué aspectos de su trabajo como cronista percibe esa cultura androcéntrica que describe?
–Cuando empecé en el periodismo deportivo casi no había mujeres. De hecho, ni mi familia podía creer que quisiera estudiar periodismo deportivo, siendo mujer. No les entraba en la cabeza. Hoy las mujeres vamos ganando espacios. El machismo está presente, claro, sobre todo en las personas de mayor edad. Es muy habitual que en las puertas de los vestuarios, cuando estamos haciendo la transmisiones, los encargados del sector me quieran echar por ser mujer. Después de alguna discusión, aflojan, fundamentalmente porque tengo una credencial. También me sigue pasando que cuando un grupo de periodistas llegamos a un control, los hombres pasan como si nada y a mí siempre me piden ver la acreditación.
–¿Cómo explica que en un momento en el que la paridad de género, o al menos su discusión, ha avanzado tanto en la sociedad, la AFA haya difundido un manual para “levantarse” mujeres rusas?
–El manual que sacó la AFA es la confirmación del arraigo que tiene el machismo en el fútbol argentino. Pero, a la vez, es interesante como ejemplo de que algo está cambiando. Mas allá de que se filtró y llegó a manos de periodistas, enseguida se dieron cuenta del revuelo que se armó, arrancaron las páginas y desplazaron al responsable. Incluso, me llegó la información de que a partir de ese hecho la AFA está buscando hacer cursos de género dentro de la entidad para que no vuelva a pasar algo así. Muchos clubes también empezaron a trabajar el tema. Hace cinco año eso no hubiera pasado. Ese es un cambio.
–Pero más allá de los pedidos de disculpas posteriores, lo cierto es que la cultura machista surge todo el tiempo en el fútbol, ya no sólo expresada en los cánticos de los hinchas en las tribunas. ¿Le sorprende que también esté presente en avisos institucionales o manuales oficiales, que se supone atravesaron la aprobación de diferentes instancias internas?
–No me sorprende porque la mirada predominante en el fútbol es la del varón heterosexual. El varón heterosexual no se da cuenta de que el que no lo es queda afuera de su mundo, borrado. No tengo dudas de que hay muchos que no toman conciencia del daño que hacen al burlarse del homosexual, y que no quieren que las mujeres opinemos sobre fútbol y seamos parte. Esa es su norma. Por eso pasan estas cosas. La conciencia de género es hoy una excepción. Por ejemplo, hubo un jugador condenado por abuso sexual, Alexis Zárate, al que Temperley decidió separarlo del plantel profesional, pese a que tenía permiso de la Justicia para seguir trabajando, porque consideraron que la camiseta representa a la familia del club.
–¿Y el periodismo deportivo?
–El periodismo deportivo recién ahora, de la mano de una mirada más amplia y profunda sobre la perspectiva de género, empieza a darse cuenta de que algo está cambiando. El hecho de que haya cada vez más mujeres que miran fútbol, que lo juegan y hasta que presidan clubes hace que se empiece a aceptar la idea. TNT Sports, que es un canal nuevo, nació con la idea de ser una alternativa a lo que se ve en otras señales deportivas. Es una pantalla que quiere apostar a la calidad, al análisis, que muchos creen que están reñidos con el rating. No está pendiente del minuto a minuto.
–Su programa, Primera tapa, se propone analizar el deporte en medio del ruido y la sobreabundancia de información. ¿Cuesta en estos tiempos?
–El desafío es hacer un programa deportivo sin gritar ni enojarnos, sin apostar al escándalo. Parar la pelota y analizar, sin que sea aburrido y solemne. Es un programa de periodistas apasionados pero también reflexivos. Hay un público que está cansado de programas superficiales. Todo programa de debate permanente, sea o no deportivo, es superficial, porque cae en argumentos categóricos, en si es bueno o malo, blanco o negro, reduciendo el pensamiento. Creo que aman más profundamente al fútbol los que lo analizan que los que sólo se preocupan por bajar o subir el pulgar.