La Justicia chilena procesó por primera vez a militares por haber arrojado a personas vivas al mar durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. “El ministro Jaime Arancibia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha logrado un procesamiento que nos parece histórico”, declaró ayer a PáginaI12 Magdalena Garcés, abogada de Londres 38, un ex centro de detención y exterminio, ahora espacio de la memoria y organismo de derechos humanos que actúa como querellante de la causa.
El juez Jaime Arancibia Pinto dictó el procesamiento contra Miguel Krassnoff Martchenko, Richter Nuche Sepúlveda, Emilio de la Mahotiere y Carlos Mardones Díaz, por asociación ilícita y secuestro calificado de los detenidos desaparecidos Ceferino Santis Quijada, Luis Norambuena Fernandois y Gustavo Farías Vargas. El procesamiento ocurrió el 9 de mayo pero se dio a conocer este fin de semana en medios chilenos.
El testimonio clave para el procesamiento fue el del suboficial Juan Guillermo Orellana Bustamante, mecánico tripulante del helicóptero militar H225 “Puma” que despegó una mañana de los primeros días de octubre de 1973 y desde el que se arrojó vivos al mar a Quijada, Fernandois y Vargas. Orellana Bustamente dio detalles precisos no sólo de las personas que estaban detenidas desaparecidas, sino también de los otros tripulantes del helicóptero y de la fecha en la que fue llevado a cabo el vuelo de la muerte. Otro mecánico tripulante del helicóptero con que se encontró el “Puma” al aterrizar luego de la operación en el club de golf en Rocas de Santo Domingo confirmó el testimonio de Orellana Bustamante. Toda esta información fue comparada con los datos que se tenían sobre las fechas en que habían sido detenidos y, por ello, se pudo procesar a los militares.
Hasta que se conoció el testimonio de Orellana Bustamante los casos anteriores de vuelos de la muerte no habían podido prosperar porque los testigos, también mecánicos tripulantes de los helicópteros, no eran capaces de identificar a las víctimas que eran arrojadas al mar, ya que en muchos casos estaban envueltas en sacos y estaban inmóviles (adormecidos o muertos). Entonces, al no haber cuerpo y no poder identificar a las víctimas, no había enjuiciamiento posible .El viernes 18 la defensa de los dos procesados que se encuentran en prisión preventiva apeló para que puedan continuar el proceso en libertad. Se le otorgó a uno de ellos, Mardones Díaz, alegando que a sus 91 años se encontraba en muy mala salud y que había tenido un accidente cardiovascular. De la Mahotiere y Krassnoff ya se encuentran cumpliendo condenas por otros crímenes cometidos durante la dictadura. Según el testimonio de Orellana Bustamante, levantado por el medio digital chileno El Dínamo, fue Krassnoff –quien suma más de 400 años de condena por crímenes de lesa humanidad– quien arrojó al mar a los detenidos desaparecidos aún con vida. “Este sujeto joven le puso resistencia, pero este capitán igual lo tomó de las axilas, lo giró hacia la puerta y lo lanzó al mar. Aquí hay un detalle: el capitán, al empujar hacia abajo, el sujeto apoya los pies en el carenaje del tren de aterrizaje, se produce una lucha, o sea un forcejeo y, visto esto, lo vuelve a tirar de las axilas, lo despega del tren de aterrizaje y ahí lo lanza hacia el mar”, relató el suboficial retirado sobre una de las víctimas. “Por estos testimonios, los querellantes buscan que se procese también los militares por homicidio calificado,” señaló Garcés. “Con este caso seguimos avanzando pero queda mucho por hacer, sobre todo en lo que se refiere a la estructura de mando de la dictadura.”
El único antecedente de oficiales del ejército condenados por haber arrojado al mar a detenidos desaparecidos fue en el caso de Marta Ugarte. El 12 de septiembre de 1976, un pescador encontró en la playa Las Ballenas, en Los Molles, a 182 kilómetros de Santiago, el cuerpo de Marta Ugarte, de 42 años, militante del partido comunista y detenida por la DINA. Su cuerpo terminó en la playa. Tenía casi todos los huesos rotos, la piel quemada y le faltaba un pedazo de lengua. La prensa dijo que había sido un crimen pasional.
Informe: Bianca Di Santi.