Juan Grabois es uno de los fundadores y referentes de la CTEP, con estrechos vínculos con la Iglesia Católica y una vieja amistad con el papa Francisco. Desde Roma, tras su paso por un foro internacional de movimientos sociales organizado por la Iglesia alemana, en diálogo con PáginaI12 analiza el documento del Vaticano que condena el sistema financiero mundial, las empresas offshore y los paraísos fiscales. Y habla sobre la organización de los movimientos sociales.
–¿Los movimientos sociales se integrarán a la CGT?
–Vamos a realizar una nueva presentación ante la CGT. La OIT, el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral (de la iglesia católica), incluso el Estado argentino a partir del reconocimiento de la personería social, reconocen la naturaleza sindical de nuestra lucha. Es muy triste que la central histórica del movimiento obrero argentino no lo pueda reconocer. A veces en situaciones críticas como la que tenemos hoy en nuestro país se pierde en discusiones por espacios de poder, internas, o en ver como quedan mejor frente a determinados actores que no tienen que ver con los intereses de los trabajadores. Aunque no es bueno generalizar. Hay dirigentes que han acompañado y acompañan la lucha de los trabajadores de la economía popular. Creemos que ha llegado un punto en el que hace falta una decisión política de la dirigencia sindical para finalmente reunificar a todos los trabajadores.
–¿Cuál es su opinión sobre el documento papal con críticas al mundo financiero, las cuentas offshore y los paraísos fiscales?
–El papa Francisco ya había hablado mucho y más radicalmente sobre este tema. Lo importa es que se haya hecho en conjunto entre los dos Dicasterios –Desarrollo Humanos Integral (antes Consejo Pontificio Justicia y Paz) y del de la Doctina de la Fe–, no es una pavada porque la iglesia no es una estructura monolítica que lo sigue a Francisco como si fuera el general de un ejército. Hay muchas tensiones, para decirlo en términos teológicos: hay muchas estructuras de pecados dentro de la iglesia y muchos intereses también en la formulación de este tipo de documentos. Tiene cosas muy buenas desde el punto de vista técnico aunque desde lo personal es mucho más suave que la línea general de Francisco. Tiene unas críticas importantes a la situación de las empresas offshore y también al peso de la deuda externa al desarrollo de los países pobres. En mi opinión le falta una vuelta de tuerca pero es importante que las estructuras de la iglesia empiecen a aggiornarse al pensamiento social de Francisco. Cuando hemos vistos en muchos países del mundo y en el Vaticano una resistencia aun muy grandes de los sectores mas conservadores, no desde el punto de vista conservar las tradiciones cristinas sino desde conservar los intereses económicos de los sectores de poder.
–También en la Argentina…
–Nosotros los argentinos lo relacionamos rápidamente con algunos funcionarios que tienen la caradurez de imponerle al pueblo ajustes y restricciones a su calidad de vida, mientras mantiene su patrimonio, o lo hicieron durante mucho tiempo, en paraísos fiscales que, efectivamente tienen un objetivo claro que es evadir o eludir la tributación en los países donde se generó esa riqueza. O esconder dinero sucio proveniente de las distintas formas de corrupción.
–Los movimientos sociales manifestaron en contra del acuerdo con el FMI. ¿El documento de la Iglesia puede impulsar aún más esa resistencia?
–Espero que sí. Pero en Evangelii Gaudium (2013) están puesto en términos mucho más fuertes estos mismo temas. Es bueno que el documento, que tiene un componente técnico muy bueno, plantea que los políticos y los gobiernos se convierten en siervos de esos organismos internacionales de crédito o de los poderes financieros. Es bueno que se reafirme que la economía real, que es la administración de la casa común de un país, una región y el mundo, no puede estar relegada a los poderes financieros. Pero es muy malo hacer reduccionismo y significación y creer que esto está escrito pensando en la Argentina. Los problemas de la Argentina están ligados íntimamente a los problemas que suceden en el mundo: a nivel económico, financiero y político y de las cosas que están pasando en América Latina. Son estructuras que se sufren en el sur pero se diseñan en el norte.