“Que el sistema se joda”, se puede leer en un graffiti cercano a la casa de Miriam Grayson. Casi una premonición para la asistente social cuyo día terminará de la manera más trágica e impensada. Kiri narra la historia de una niña que en el proceso final de ser adoptada desaparece durante una visita a su familia biológica. Quien había forzado el papeleo para que se sucediesen esos encuentros era una experimentada trabajadora interpretada por Sarah Lancashire (Happy Valley). Y por eso quedará en el ojo de una  tormenta mediática, laboral y personal. En este drama resuenan los intereses del free cinema británico, la vena del realismo alla Ken Loach, pero acompasados al timing de un caso policial y con una construcción compleja de sus criaturas. DirecTV estrena en el día de hoy (canal 201 a las 21) el primero de sus cuatro episodios. 

El nombre de la serie remite a Kiri Akindele, la niña que durante años había vivido con los Warner, blancos y de clase media, que la cuidaban con mayor devoción que a su hijo biológico. La pareja estaba en el último escalón del papeleo de la pequeña de ascendencia nigeriana. Quien llevaba el caso era una trabajadora social quien, al límite del protocolo, fomentaba que la menor tuviera visitas mensuales con sus abuelos. “Hoy la vamos a pasar lindo, ¿no? Creo que es importante que tu pasado no te sea inusual”, le dice Miriam a Kiri en su auto camino a un barrio notoriamente menos favorecido. “Soy negra y debo saber cómo viven los negros, lo entiendo”, responde Kiri. “Querida, si solo fuera por lo racial esto sería mucho más sencillo”, cierra la mujer. Pero durante esa última visita sobreviene un crimen. Además de esclarecer el misterio policial, la intención es la de amplificar la lente sobre cuestiones raciales, prejuicios de clase y el rol del Estado.

Varios involucrados van a quedar expuestos y en la mira de la investigación. Uno es Nathaniel, el padre biológico de Kiri que acaba de salir de prisión y cuenta con un historial violento. El otro es el menor de los Warner, un adolescente tildado de conflictivo con cierta aprensión hacia su futura hermana. Pero los medios de comunicación y sus superiores hallan en Miriam al chivo expiatorio perfecto. Según ellos, la mujer fue imprescindible para la tragedia con sus métodos laxos y personalismo a base de intuición. “Me están lanzando a los lobos”, suelta la mujer que, sin embargo, se lamenta por su decisión final.  

Esta producción, cabe agregar, es la segunda parte de una antología llamada National Treasure, emitida hace algunos meses por la misma señal. En aquel caso se presentó la historia de un respetado comediante acusado de abuso sexual. Jack Thorne vuelve a estar a cargo del guión y como en su predecesora, el drama sirve como un ensayo sobre lo que hacen los sujetos expuestos a un cadalso. Aunque este escenario permite una mayor empatía con los involucrados. Especialmente por el tour de force de la protagonista, ganadora en dos ocasiones del Bafta.

Es que Kiri, a su vez, podría ser la tercera temporada de Happy Valley, la notable ficción que convirtió a la actriz en una heroína de la clase obrera. Miriam anda desgreñada, con un perro sucio a cuestas y vaciando su petaca a cada minuto. Hay varios rasgos de la policía Catherine Cawood en esta nueva encarnación. Un contexto durísimo, su propia vida signada por las tragedias, la intención de luchar contra la burocracia desde adentro del monstruo, una personalidad inconformista y peleadora, pero no tanto como para quedar indemne ante este terremoto. Y al igual que en aquel policial, todo sirve de trampolín para una interpretación punzante, completamente verosímil y que se aleja del miserabilismo. La actriz confesó que le tuvo terror a este rol. “Miriam está divorciada. Su hijo falleció de cáncer a los doce años, así que está sola con su perro. Supongo que su propósito en la vida ahora es querer arreglar las cosas. No pudo hacerlo con su hijo, por lo que necesita gastar sus energías para salvar a otras personas. Pero en el proceso se descuida. Es una persona defectuosa y eso es lo que me gusta de Miriam. Cuando algo es tan multifacético, no sabés cómo procesarlo ni traducirlo. Este fue unos de esos casos terriblemente intensos”, dijo la actriz.