Ann Dowd es la persona más aterradora de la televisión actual. No solo interpretó recientemente a la formidable líder de la secta Guilty Remnant en The Leftovers (HBO); también es el oscuro, palpitante corazón del drama distópico The Handmaid’s Tale (El cuento de la criada), que acaba de estrenar su segunda temporada. De hecho, como la Tía Lydia, una matriarca temerosa de Dios con una disciplina férrea para vigilar a las fértiles “criadas” que procrean niños para los brutales teócratas de Gilead, resulta desconcertante en sus ocasionales raptos de pequeña humanidad. Su performance hace que el espectador fluctúe entre la simpatía y el asco.
Dowd, nacida en el seno de una familia religiosa de Massachussets y luego educada durante diez años por hermanas católicas irlandesas, dice que recurrió a sus propias experiencias para darle vida a Lydia. “Estoy muy familiarizada con ese mundo”, explica la actriz de 62 años, que ahora vive en Nueva York. “No, nunca fui tratada de una forma ni parecida a como se conduce Lydia, pero aprendí una ética de trabajo”, señala. Basada en la novela publicada en 1985 por Margaret Atwood, esta soberbia pieza de televisión, capaz de poner los pelos de punta al espectador, fue quizás lo mejor que se vio el año pasado en el terreno de la ficción; su tema principal, las mujeres sufriendo la opresión de un mundo dominado por la misoginia, capturó el espíritu del momento. No es casualidad que haya ganado múltiples premios Emmy, incluyendo uno para Dowd como actriz de reparto en serie dramática.
En persona, Dowd es la antítesis de su alter ego en pantalla. Es capaz de tomar la mano de su entrevistador, con modales maternales; hace preguntas por la familia, y le encanta el hecho de que en esa familia haya muchos nombres bíblicos. Y también está su sonrisa de varios megavatios, que acompaña una personalidad de puro encanto natural. La actriz reconoce que está continuamente “luchando por entender” a su personaje, y dice que el rol tiene que ver con rendirse al proceso. “Depende de la perspectiva de cada uno pero para mí es una relación que soy afortunada de tener”, explica. “Tomás una decisión al principio y, como en una amistad, no tenés que juzgar. Si en una relación sentís que estás siendo juzgada, simplemente te cerrás”.
Para Dowd, el éxito no llegó de la noche a la mañana. Tras pasar cuatro “agotadores” años entrenándose para convertirse en cirujana, decidió dedicarse a la actuación y obtuvo su primer papel en Green Card, la comedia filmada en 1980 por Peter Weir. Aun así, aunque desde entonces apareció en películas como Filadelfia (1993), Tiempo de volver (2004) y Efectos colaterales (2013), solo ahora es reconocida como una jugadora mayor en Hollywood. “Nunca fui contratada por mi aspecto”, dice. “Mi cara está perfectamente bien, pero... ¿se entiende? No envejezco de un modo que me haga quedar fuera de carrera en los tipos de papeles que se me ofrecen”. Cabe preguntar si ha experimentado en Hollywood algún tipo de discriminación por la edad, pero ella descarta toda sugerencia en ese sentido. “Usted todavía no lo sabe, querido, pero envejecer está subvaluado”, dice entre risas. “Es una cuestión de perspectiva. Una simplemente dice ‘No me puedo preocupar por eso, estoy demasiado cansada’. Te ponés de pie y decís ‘Sí, va a ser todo un caos, pero está bien’.”
Cada tanto, Dowd lleva la conversación a The Leftovers, el proyecto que para ella significó un cambio de marea. La serie –responsabilidad de Damon Lindelof, cocreador de Lost– lidia con los efectos de un evento que hizo que el 2 por ciento de la población mundial se evapore en el aire. Protagonizada por Justin Theroux, el programa debutó en 2013 con un rating moderado y produjo dos temporadas más que la posicionaron como una de las grandes perlas ocultas de la televisión. El sitio web Metacritic puso a su tercera y última temporada como una de las series más aclamadas por la crítica en 2017. En la misma lista, The Handmaid’s Tale quedó tercera.
“Nunca superé The Leftovers”, dice Dowd. “No tuvo una enorme repercusión y la gente me preguntaba por qué sería. No sé cuál es la razón pero creo que tiene que ver conque te exigía sentarte a ver algo con pena, lo que llevaba a que dijeras ‘Mejor miro otra cosa’”. Para un personaje que le produjo tanto entusiasmo, es extraño pensar que casi dejó pasar la oportunidad. “Es absolutamente embarazoso, pero la leí y la dejé a un lado. ¡Era una completa idiota!”, dice, apretando la mano con fuerza. “Después volví a leerla, fui a una audición, y ahí me arrastró. Cuando se terminó mi papel en la serie tenía el corazón destrozado; no me había dado cuenta de cuán involucrada estaba. Estaba tan metida que no lo veía con claridad.”
La serie llevó a que Dowd se reencontrara con el director Craig Zobel, con quien había trabajado previamente en Compliance, un thriller independiente que tuvo poca respuesta en taquilla. Estrenada en 2012, la película se basaba en un incidente de la vida real, en la que la encargada de un restaurant –interpretada por Dowd– llevaba a cabo procedimientos ilegales con un empleado, haciendo llamados anónimos en los que se hacía pasar por una oficial de policía. El trabajo significó un premio a la mejor actriz de reparto en los premios National Board of Review de ese año, haciendo que Dowd pasara a compartir una galería de premiadas que incluye a Julianne Moore, Cate Blanchett y Penélope Cruz. A conciencia, Dowd se encontró gravitando hacia esta clase de personajes “complejos”, especialmente desde Compliance. “Si me muestran un personaje solitario, que se arregla por la suya, inmediatamente quiero conocerlo más”, explica. “Me siento afortunada de interpretar a estas mujeres solitarias que resultan interesantes más allá de tener una relación romántica o sexual. Amo esos personajes. Ha sido un enorme placer llegar a conocerlos.”
Solo este año, la actriz agregará cinco nombres más a su impresionante catálogo, incluyendo el thriller American Animals, el drama A Kid Like Jake y la película de horror Hereditary, que fue descripta como “el film más aterrador en años” luego de su debut en el Festival de Sundance de enero de este año. El año próximo encabezará la miniserie en cuatro partes Lambs of God, junto a Essie Davis (The Babadook) y Jessica Barden (The End of the F***ing World), interpretando a una de tres monjas que viven en un convento aislado sobre la costa. Demostrando su pasión por el trabajo duro, una vez que termine las tareas de promoción de The Handmaid’s tale, esa producción la llevará a Australia. “¿Sabe cuál es mi meta”, pregunta Dowd retóricamente. “Es ir de regreso a ese simple lugar. Quiero meterme en una historia, ser esos personajes y divertirme. He aprendido las habilidades necesarias y ahora solo quiero dedicarme a esa parte de hacerle creer al espectador lo que está sucediendo. Quiero levantarme e interpretar un papel en una obra teatral y no estar aterrada del comienzo al final”. Lanza otra amplia sonrisa. “Estoy cansada de esa mierda”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.