0 Central Córdoba: Ojeda; Pérez, Ledesma, Resler, Sgotti; Lazo, Funes, Migueles, Sánchez; Yassogna, Ferrari. DT: Ariel Cuffaro Russo.
0 Cañuelas: Moyano; Di Menno, Maidana, Ortiz, Sánchez; Trejo, García, Báez, Grecco; Martínez, Perinciolo. DT: Mariano Campodónico.
Arbitro: Damián Rubino.
Cambios: ST 24m Delgado por Sánchez (CC), 27m Rivas por Martínez (C), 32m Sosa por Di Menno (C), 37m Bracco por Migueles (CC), 38m Benaducci por Trejo (C).
Cancha: Gabino Sosa.
No le resultó fácil, Cañuelas se plantó firme en el Gabino, pero Central Córdoba sacó la chapa, pudo sortearlo y avanzar a las semifinales del torneo Reducido de la Primera C por un ascenso a la B Metropolitana. El Gabino lució como en sus mejores jornadas. Ahora visitará a Justo José de Urquiza el sábado y lo recibirá el martes de la semana próxima. Para dicha instancia no corre la ventaja deportiva que sí le permitió al elenco dirigido por Ariel Cuffaro Russo avanzar ayer. Argentino de Quilmes, que doblegó a Deportivo Merlo, y Luján, que aventajó a Midland, disputarán la otra semifinal. Clasificaron los mejores posicionados en la tabla.
Córdoba es el equipo mejor rankeado de los clasificados al Reducido. Culminó a cuatro puntos del campeón Defensores Unidos de Zárate, con quien peleó la cima durante gran parte del año. Cañuelas terminó noveno en la temporada, a 21 unidades del elenco de Tablada, e ingresó por la ventaja, por diferencia de goles, al certamen final. Sin embargo, esa distancia abrumadora no quedó manifiesta ayer en el campo.
El charrúa arrancó nervioso e impaciente, pese a saber que una igualdad lo depositaba en la segunda fase. Volvió más aplomado del descanso. Se impuso en la cancha y comenzó a hacer su mejor juego. El habilidoso Migueles fue el eje y Lazo y Sgotti fueron salida y alternativa constante. Se sucedieron las chances y, pese a no haber goles, se amplió la diferencia entre ambos equipos. Cañuelas quedó sometido al poderío de los de Cuffaro. Entró el Chelito Delgado para cuidar la pelota y generar más espacios. Firme, Córdoba tenía la pelota, dilapidaba situaciones, pero cuando le tocaba defender lo hacía de manera férrea.
Así llegó al cierre, al alivio. Los abrazos inundaron la media cancha, pero fue solo otro paso. La historia continúa el sábado.