En un fallo que provocó “sorpresa y dolor” entre los familiares de la víctima, el Tribunal Oral 30 de la Capital Federal absolvió a tres policías de la comisaría 48ª acusados por el homicidio agravado del joven Marcelo Montenegro. “Noso- tros creemos que los tres fueron responsables de homicidio y que el delito quedó probado en el juicio oral, pero está claro que en estos casos la víctima, aunque haya fallecido, tiene que defenderse porque llega con la sospecha de que ‘algo hizo’ para que le pasara lo que le pasó”, le dijo a PáginaI12 Gabriela Carpineti, una de las abogadas querellantes que cuentan con el patrocinio de la Asociación Miguel Bru. Tanto Carpineti como Federico Paruolo, otro de los querellantes, adelantaron que apelarán el fallo ante la Cámara de Casación, una vez que tomen conocimiento de los fundamentos de la sentencia, que recién se conocerán el miércoles de la semana próxima.
Paruolo, por su parte, recordó que la sentencia se había postergado en dos oportunidades y señaló que “el fallo fue unánime” por parte de los jueces Guillermo Friele, Marcela Rodríguez y Luis Rizzi. “Cuando se produjeron las demoras, pensamos que estaban buscando la unanimidad, pero creíamos que el único que podía llegar a ser absuelto era el chofer del móvil policial que intervino en el hecho, porque entendemos que no puede haber ninguna duda sobre el delito cometido por los dos policías que hicieron los disparos (que provocaron la muerte de Montenegro), aunque también consideramos culpable al conductor”. El hecho ocurrió el 12 de julio de 2012, en la Villa 15, conocida como Ciudad Oculta.
La querella había solicitado la pena de prisión perpetua para los tres imputados, los policías Emmanuel Alejandro Díaz, Mario Nicolás Medina y Diego Marcelo Calderón por “homicidio agravado en cumplimiento de sus funciones”. Paruolo pidió la misma pena para Medina, el chofer del patrullero, por considerarlo “partícipe necesario” del crimen. Por su parte, la titular de la Fiscalía 26, Graciela Gils Carbó, pidió perpetua para Díaz y Calderón, los que hicieron los cinco disparos, y la absolución para el conductor del móvil, mientras que la defensa, como es obvio, solicitó que los tres fueran absueltos, objetivo que lograron en esta primera instancia. Paruolo consideró que “el fallo es coincidente con un momento del país en el que pretenden facilitar el accionar policial”.
En su alegato, Paruolo había considerado probado el homicidio de Montenegro, “a pesar de que luego intentaron encubrir el crimen frente a un caso clarísimo de gatillo fácil donde se activaron todos los mecanismos de siempre en los casos de violencia institucional”. Recordó que se trató de un largo proceso en busca de Justicia dado que desde la fuerza “se quiso tapar la verdad con una causa armada por el encubrimiento policial desde el primer momento”. Ayer, luego de la lectura del fallo, la más conmocionada era Rosa Montenegro, la madre de Marcelo. Durante todo el proceso, le tocó vivir la difícil situación de “tener que escuchar que ensucien tanto a una víctima, como hizo la defensa con Marcelo”, puntualizó Paruolo.
Rosa Montenegro tuvo que luchar durante seis años para llegar al juicio oral “para demostrar que a mi hijo lo asesinaron, que no llevaba armas como dijeron los policías y que no hubo enfrentamiento”. Hasta ayer, dijeron sus allegados, “ella estaba muy confiada en que la Justicia iba a fallar con la verdad, que iba a condenar a los policías que mataron a su hijo; ahora está muy dolorida, pero va a seguir luchando para que vayan a la cárcel”. En un comunicado, la Asociación Miguel Bru, sostuvo que en las primeras siete audiencias, antes de los alegatos, “ninguno de los testigos que prestaron declaración brindó un elemento de prueba que valide el relato de encubrimiento policial que comenzó la misma noche del crimen”.
La entidad que preside Rosa Bru, madre de Miguel Bru, desaparecido desde agosto de 1993 luego de ser asesinado por la policía Bonaerense, sostuvo que la defensa de los policías acusados por el crimen de Montenegro “se limitó a sostener la versión de los imputados”, que dijeron ante los jueces que hubo disparos desde el auto en el que iban Marcelo y su amigo Alejandro Nahuel Maturano. El alegato de la defensa, tuvo un hueco en la credibilidad, dado que los policías, la noche del suceso, en ningún momento reportaron a su base, en la comisaría 48ª, el supuesto enfrentamiento. Argumentaron que no lo hicieron por una supuesta falla “en los equipos de comunicación”, hipótesis que “fue descartada en el juicio por los numerosos peritos especialistas”, puntualizó la Asociación Bru.