Cuando este físico (UBA) realizaba el doctorado en Neurociencias en la Universidad Libre de Amsterdam y se disponía a escalar esa montaña que suele ser la carrera científica advirtió que necesitaba un cambio. Cansado de los experimentos y el laboratorio, Bruno Dagnino conoció a Enzo Angilletta, diseñador audiovisual argento como él, y a Rubén Saavedra Pascual, un científico catalán con perfil comercial. Entre canchas de fútbol, cervezas y un Barcelona todopoderoso tuvieron una idea: desarrollarían un software capaz de analizar grandes masas de datos y así colaborar con los cuerpos técnicos de los equipos más importantes del globo. Lo que comenzó como un chiste tomó cuerpo y se convirtió en un startup: Metrica Sports. Hoy, con una facturación anual de un millón de dólares se fortalecen en Europa, desembarcan en Estados Unidos y a poco del Mundial, conservan intacta la esperanza de que también a ellos los llame Jorge Sampaoli. Aquí, Dagnino explica las bondades de Metrica, relata qué ocurre con los entrenadores más famosos del mundo cuando prueban la tecnología y explica cómo la perspectiva de la física es aplicada para resolver problemas de su actualidad empresarial.   

–¿De qué manera un neurocientífico funda una empresa para analizar datos de fútbol?

–Cuando fui a vivir a Holanda para cursar el doctorado comencé a ver y jugar bastante al fútbol; y así conocí a Rubén y a Enzo. El deporte sirvió como un gran estímulo de socialización, sobre todo, para hacer amigos en un país en que no conocía a nadie. Habíamos visto resplandecer al Barcelona de la mano de “Pep” Guardiola y en 2013 los tres leímos “Fórmula Barça” que analizaba las tácticas y las estrategias que empleaba el mejor equipo del mundo –y probablemente de la historia– para arrasar contra todos sus rivales. Ello se combinó con nuestro disgusto respecto a lo que hacíamos en nuestros trabajos.

–¿Qué le disgustaba de su vida de científico?

–Los experimentos son desgastantes porque implican ciclos muy extensos; desde que se concibe una idea hasta que se logra implementar y publicar. Me había cansado de la monotonía del trabajo en el laboratorio y me había desencantado el funcionamiento del sistema académico, a menudo tan jerárquico que limita la expresión creativa.  

–Como se desencantó del laboratorio migró hacia las canchas.

–Todo comenzó como un chiste entre amigos hasta que finalmente decidimos concretarlo. Pronto empezamos a observar cómo trabajaban otras empresas para, luego, desarrollar nuestra propia tecnología de adquisición de datos. Cuando ni siquiera sabíamos qué nombre le pondríamos, probamos un producto-piloto en un partido de fútbol 5 y montamos una presentación con el objetivo de exhibirla en diferentes clubes. De esta forma llegamos al Vitesse, equipo holandés, cuyo director técnico se vio interesado por el reconocimiento de patrones y la capacidad de medir las distancias entre los jugadores que nuestro material ofrecía. Entonces confeccionamos un mínimo producto viable, es decir, una versión simple pero que nos permitía conocer las reacciones de nuestros clientes potenciales. 

–Y luego llegó el Villarreal de España.

–En este caso desarrollamos un producto más complejo. A los pocos meses del primer contacto, en agosto de 2014, entregamos la primera versión de nuestra aplicación “footmap” (hoy denominado “Metrica play”). 

–Al observar partidos de la Champions, por ejemplo, se incluyen datos como la distancia recorrida y los mapas de calor para percibir en qué regiones del campo se movió cada jugador. ¿Cuál es el signo distintivo de su aplicación?

–Para explicar las ventajas de Metrica es necesario comprender cómo piensan los entrenadores. Es muy común, por caso, que luego de observar los videos de los partidos desarrollen hipótesis como estas: “en los últimos encuentros nos metieron muchos goles de contrataque y esto sucede porque los defensores no regresan con velocidad para recuperar la posesión del balón”. La solución tradicional, en efecto, implicaría que el analista que forma parte del cuerpo técnico revea a ojo, en procesos muy tediosos que se extienden por varias horas, qué ocurrió cada vez que los jugadores perdieron la pelota en mitad de campo. Con nuestro software esta situación se revierte, ya que diseñamos un patrón que automatiza el visionado de los partidos (pueden ser cientos) e identifica las falencias del equipo al instante. Algo imposible para el ojo humano. 

–Todo ese conjunto de datos, además, lo presentan en gráficos y estadísticas.

–Proveemos un módulo estadístico integrado que, sin la necesidad de tener ningún conocimiento en análisis de datos, habilita a comparar tendencias de comportamiento respecto a partidos anteriores y, en efecto, ratificar o bien rectificar las hipótesis del DT. Es probable que aunque crea que los goles de los rivales se producen porque los defensores no vuelven con velocidad a sus posiciones, el software demuestre otra cosa y así pueda resolver el problema de manera directa. Por otra parte, la última gran ventaja es que brinda la chance de configurar visualizaciones sobre el propio video, esto es, en cualquier momento del partido permite seleccionar jugadores para chequear la velocidad que alcanzaron en un sprint (carrera corta), medir distancias que los separan de sus compañeros más cercanos y más lejanos, adivinar sus trayectorias futuras. Reunimos datos y video en un mismo servicio, esa es la principal virtud.

–Lo sorprendente es que pueden identificar cualquier problema, de manera que el software se adapta a las necesidades de cada equipo. 

–Como cada equipo juega con un estilo diferente también afronta problemas diversos. También es cierto que les permite a los técnicos identificar las falencias de una manera muy concreta, para diseñar una estrategia que no habilita equívocos y perfecciona la propuesta de juego de cara a los partidos siguientes. De esta manera, los jugadores reciben un feedback más didáctico y personalizado respecto de sus rendimientos.

–El fútbol implica competencia pero sobre todo es un juego. ¿En qué medida la tecnología contribuye y perjudica el desarrollo del deporte? 

–Algunas veces se plantea que la irrupción de la tecnología tiende a sistematizar el deporte y a quitarle espontaneidad, pero desde mi perspectiva tiende a perfeccionarlo y, con esto, los que más se benefician son los hinchas. Además, en la medida en que es practicado por seres humanos siempre habrá espacios para la astucia, la picardía y para realizar maniobras diferentes que causan sorpresa y engañan a todo el mundo. 

–Clientes como Villarreal, Valencia, Barcelona y la selección de Estados Unidos han probado la eficacia de Metrica. ¿Qué ocurre cuando exhiben el software a los técnicos más importantes del mundo?

–Para nosotros son superdotados, verdaderos premios Nobel del fútbol, porque tienen la capacidad de ver lo que nadie más ve y, muchos de ellos, de recordar estadísticas, cientos de conceptos y pasajes de partidos con extrema precisión. Nos ha pasado con Marcelino (Valencia) y con Luis Enrique (ex Barcelona), por ejemplo, que se quedaron encantados con la tecnología y veíamos cómo se les iluminaba la cara cuando comprobaban las potencialidades del software. Luis Enrique se levantó y se puso a tocar una pantalla gigante que tienen en el club; parecía un chico de lo feliz que estaba, porque verdaderamente es una herramienta muy virtuosa. Con Marcelino teníamos una cita por una hora y el encuentro duró cinco, se entusiasmó tanto que no podíamos dejar la conversación. 

–Ahora se acerca el Mundial y ustedes esperan un llamado muy especial...

–Aún no hemos llegado a Sampaoli pero creemos que un individuo con su personalidad y con la complejidad táctica que tienen sus equipos se volvería loco. La realidad es que los técnicos de elite no son simples de conquistar aunque no perdemos las esperanzas. Si bien consideramos que sería genial ayudar a cualquier selección a ganar el mundial, trabajar con Argentina sería único. 

–Por último, ¿qué diferencias hay entre trabajar en un laboratorio y hacerlo como empresario? 

–Uno nunca deja de ser físico. La perspectiva disciplinar me sirve para resolver problemas de índole empresarial, para afrontar conflictos como si estuvieran desnudos; esto es: comenzar por lo más básico para luego sumar complejidad. Son realmente mundos diferentes aunque ambos requieren del ejercicio intelectual. Durante la carrera nadie mencionó la posibilidad de emprender ni tuve ningún profesor que nos estimulara en aquel sentido. Ojalá pudiera revertirse, el pensamiento científico puede ser aprovechado en muchísimas áreas. El asunto es convencerse.  

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