Mario Quintana, viceministro coordinador de la Jefatura de Gabinete, negó ayer que mantenga ningún vínculo ni injerencia con la cadena de farmacias Farmacity. “No es verdad que la empresa se beneficiara en nada de mi presencia acá”, aseguró, en relación al cargo que ocupa en el Gobierno y a la autorización que el gobierno de la provincia de Buenos Aires, a cargo de María Eugenia Vidal, le otorgara al emporio empresario para instalarse en ese distrito, contrariando las leyes vigentes. Además de socio histórico de la compañía, Quintana aún conserva una porción de las acciones. El propio funcionario admitió que aún conservaba el 3 por ciento de las acciones de la compañía, con derecho al 43 por ciento de los votos, lo cual no le permite tener el control de la compañía, asegura. Cuando se lo consultó acerca de por qué no había declarado ante los organismos de control que aún conservaba el derecho al 43 por ciento de los votos de la asamblea de accionistas, se justificó señalando que “esa información” no se la habían solicitado.
Quintana aseguró que dejó su cargo en el directorio de Farmacity a fines de noviembre de 2015, 24 horas después de que Mauricio Macri lo convocara a formar parte de su gobierno, ya electo en segunda vuelta. Sin embargo, mantuvo su participación accionaria que lo erigía en virtual propietario de la cadena. El viceministro enfatizó ayer, en su descargo, que “a partir de ese día (el de su renuncia al directorio) no tomé ninguna decisión, ni tuve ninguna influencia, ni participé en ninguna reunión de directorio ni en nada que tenga que ver con la compañía”. Aseguró además que tampoco tuvo ninguna participación, “como funcionario de este gobierno, directa o indirecta, en ninguna decisión que pudiera afectar los intereses de la compañía”.
Según explicó Mario Quintana en sus declaraciones a la prensa, “el principal accionista de Farmacity es hoy la familia Gorodisch, y el actual presidente es Alejandro Gorodisch”. Ratificó, además, que las acciones que le pertenecen están en venta, “pero es un proceso que lleva tiempo”. Recordó que Farmacity e una empresa fundada por él y que su venta implica un duelo. “En mi cabeza la decisión de vender venía madurándose, entendiendo que ya no había marcha atrás en mi vida empresaria”. Sin embargo, admitió que recién lo hizo público hace aproximadamente un mes.
Desde hace ya algún tiempo, Farmacity viene forzando por conseguir extender sus tentáculos sobre territorio bonaerense. En el mes de octubre de 2017, antes de las elecciones legislativas, este lobby tomó la forma de una solicitada, a través de la cual la cadena de farmacias le pedía públicamente a la gobernadora Vidal la habilitación para operar en la provincia. El gremio farmacéutico, que ya estaba en alerta por los intentos anteriores del grupo empresario que capitaneaba originalmente Mario Quintana, salió al cruce recordando la vigencia de leyes provinciales que prohíben a las sociedades anónimas participar en ese rubro. Farmacity cuestionó la constitucionalidad de aquellas leyes y llegó hasta la Corte Suprema bonaerense con su reclamo.
La pulseada en la justicia de Farmacity está ahora a la espera de de una resolución del alto tribunal. Mientras tanto, los intereses de la actual o ex empresa del vicefjefe de Gabinete sufrió un revés en la Cámara de Diputados bonaerense, donde en la última sesión se votó un proyecto que declara que no se puede modificar un artículo de la ley de farmacias bonaerense que establece cuáles son las figuras societarias que pueden instalar una farmacias, y allí no figura las sociedades anónimas. En tanto que a nivel nacional, el diputado Fernando Espinoza (ex intendente de La Matanza) también pidió derogar el artículo 13 del decreto 2284/91 o de desregulación económica, que indica que “cualquier persona física o jurídica de cualquier naturaleza podrá ser propietaria de farmacias, sin ningún tipo de restricción de localización”. Decreto cuya letra, claramente, contraría lo dispuesto por una ley que se encuentra plenamente vigente.