La violencia simbólica, la discriminación, la construcción de los estereotipos y la elaboración de los discursos hegemónicos no podrían superarse sin la incorporación de la perspectiva de género. Los espacios comunes inclusivos y flexibles también resultan difíciles de imaginar sin poner en cuestión los diseños tradicionales que no incorporan esta mirada. Y en este proceso de repensar ciertas prácticas e integrar la diversidad, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA inauguró el año pasado su primer baño sin distinción de género para todas las personas que quieran utilizarlo.
La iniciativa responde a la necesidad de garantizar en la universidad un ambiente libre de discriminación, hostigamiento y violencias por razones de identidad sexual y/o de género y adoptar medidas de prevención para combatir este tipo de acciones. El nuevo espacio, que antes se destinaba exclusivamente a varones, se intervino para ampliar derechos y generar bienestar entre estudiantes, docentes y nodocentes que circulan por la facultad.
De los 38 baños operativos en el pabellón de la FADU, seis están adecuados en cumplimiento de la ley de accesibilidad y uno acorde con las políticas inclusivas que insta el “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual” (Resol. CS Nº 4043/2015), aprobado por el Consejo Superior de la UBAEn este sentido, Griselda Flesler, titular de la materia “Diseño y Estudios de Género” y coordinadora de la Unidad de Género de la FADU, destacó: “En el marco de aplicación del Protocolo UBA, nuestra facultad implementa una política de difusión y sensibilización sobre temas referidos a discriminación sexo/genérica. Repensar un espacio concreto dentro de la Facultad de Diseño y Arquitectura es interpelar a la comunidad para que piense cómo el diseño de los espacios moldea comportamientos, o por lo pronto, habilita prácticas disciplinatorias de los cuerpos que están por fuera del sistema binario. Es un primer paso, que desde ya no resuelve efectivamente la problemática, pero sí la visibiliza.”
El baño en cuestión cuenta con un cambiador para bebés, un espacio con tres mingitorios y tres cubículos con sus inodoros. Asimismo, una de las características del proyecto es que es participativo: la señalización del mismo cambia cada trimestre con diseños propuestos por estudiantes.
“Muchas personas no se sienten identificadas con iconos de mujer o de varón y no saben a cuál entrar, o entran y son señalados. Los baños son tremendos reguladores de la normativa heterosexual y binaria, y el diseño de sus espacios y sus señales reproducen y fomentan prácticas discriminatorias”, concluyó Flesler.
UN MURAL SOBRE LAS VIOLENCIAS DE GÉNERO
Las problemáticas vinculadas con el género también fueron trabajadas en el marco de la Bienal de Diseño en FADU. La materia “Diseño y estudios de género” convocó, en articulación con la Unidad de Género, al Colectivo Gráfico Onaire (www.onaire.com.ar) con la propuesta de elaborar un gran mural en uno de los espacios de la facultad.
La iniciativa convocó a los estudiantes y más de 200 participaron en la generación de un “gran guiso gráfico”, a partir de la lectura del “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual”. Cada uno realizó una serie de diseños y como resultado se creó una pieza colectiva común que hoy forma parte de las paredes de la facultad.