Lo que hasta 48 horas atrás no era una preocupación, según el Gobierno, ayer se convirtió en una bomba que es preciso desarmar cuanto antes. El Banco Central informó ayer que comenzará a operar a través del mercado secundario para “canjear las Lebac que vencen a corto plazo, por otras de plazos más largos”. Es decir, que tratará de desarmar la bomba de vencimientos del próximo 19 de junio (658 mil millones de pesos), canjeando los certificados con esa fecha por otros con vencimientos más largos (a tres, seis o doce meses, se especulaba ayer). Para ello, deberá ofrecer a los tenedores de esos títulos de deuda rendimientos suficientemente atractivos (que sean, en perspectiva, bastante más altos de la inflación y la devaluación esperada) como para tentarlos a aceptar la extensión de los plazos. A valores de mercado, se calculaba ayer que esta tasa debería estar entre el 35 y el 40 por ciento anual. Es decir, si el Banco Central tuviera “éxito” en lograr el canje de títulos de deuda, lo haría al costo de pagar una tasa elevadísima de interés por un plazo muy prolongado, justo cuando las tasas de referencia alcanzaron su nivel más elevado en la actual gestión.
“La decisión es exactamente lo contrario de lo que había manifestado Sturzenegger (presidente del BCRA) apenas un mes atrás, lo cual habla de la esquizofrenia de la política monetaria, y además le regala un negocio espectacular a los bancos y demás inversores para desarmar la bomba que esta misma política creó”, señaló a PáginaI12, Alejandro López Mieres, especialista en finanzas del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas.
Diversos desaciertos en materia de política financiera, monetaria y cambiaria llevaron a las autoridades económicas a pegar varios volantazos desde diciembre hasta acá. En abril, después que el ministro de Finanzas afirmara que el gobierno no iba a necesitar fondearse en el exterior y que las emisiones de deuda se harían internamente, Sturzenegger lo acompañó anunciando que el Banco Central iba a evitar la emisión de letras de deuda (Lebac) a plazos largos (más de seis meses) y se iba a concentrar en vencimientos más próximos, para no competir con las letras del Tesoro con plazos de 6 a 12 meses. La decisión de ayer, ofreciendo canjear los títulos de corto plazo por otros de mediano y largo plazo, contradice diametralmente los dichos del titular del BCRA de apenas un mes atrás.
En opinión de López Mieres, el agravante es que no se buscó estirar los plazos cuando la tasa estaba al 25 por ciento anual, y ahora lo proponen con una tasa anual en torno al 40 por ciento. “El Banco Central pagaba rendimientos del 25,5 por ciento anual por Lebac a 30 días, que concentraban el grueso de la demanda, y del 26,5 por ciento a plazos más largos, y se decía que no quería alentar la colocación a plazos más largos para no ir contra una expectativa de inflación del 15 por ciento, esperando que las tasas pudieran bajar en los meses siguientes”, detalló el especialista. “Es decir, fue la política propuesta por el BCRA la que acumuló vencimientos en un mismo día; el primer vencimiento fue el martes 15 de mayo, con 620 mil millones aproximadamente; la bomba no explotó pero se desplazó al 19 de junio, con vencimientos por 658 mil millones de pesos, que según Sturzenegger no iba a constituir ningún peligro. Ahora se desdijo también de eso, y sale a desarmar la bomba estirando los plazos pero a un costo altísimo, seguramente ofreciendo tasas del 38 al 40 por ciento, para canjear esas letras por otras con vencimiento más largo, cuando podría haberlo hecho un mes antes a tasas más bajas. Es un negocio espectacular para los fondos de inversión, y de parte de las autoridades una muestra de gran inoperancia, o de algo peor”. Es por ello que no sorprendió que los consultores vinculados a las entidades financieras recibieran con opiniones favorables la novedad.
La operatoria se hará a través de intervenciones de la autoridad monetaria en la rueda “swap” del sistema de operaciones electrónicas (Siopel) del Mercado Abierto (MAE), en la que participan los inversores institucionales, principales poseedores del stock de Lebac. El Banco Central ofrecerá en ese mercado el canje de los títulos más cortos por otros de plazos más largos, ofreciendo una tasa o “premio” que se incluye en el valor de emisión. El rendimiento, se supone, será elevado, muy por encima de la expectativa actual de inflación para el año, que en su mayoría los analistas ya ubican por encima del 25 por ciento. La hipótesis del mercado es que la tasa de interés que ofrecería el Central debería ser superior al 35 por ciento para que el canje sea exitoso.