Las importaciones continuaron en abril con una fuerte tendencia al alza a partir de una suba interanual de 22,7 por ciento, frente a un incremento de 6,2 por ciento de las exportaciones. En consecuencia, el déficit comercial llegó a los 938 millones de dólares. Dentro de las ventas al exterior se destacó la caída de los porotos de soja y el aumento de harina y pellets de soja y autos. En tanto, los mayores incrementos en las importaciones se verificaron en bienes intermedios, piezas para bienes de capital, bienes de consumo y vehículos. En cuatro meses, el rojo comercial acumulado es de 3420 millones de dólares, por arriba de los 1290 millones de déficit registrado durante el mismo período del año pasado. Para 2018 se espera que el déficit supere los 10 mil millones de dólares, sólo morigerado por la reciente devaluación.
A la hora de enumerar las fuentes de fragilidad macroeconómica de la economía argentina, el comercio exterior tiene un lugar privilegiado. Entre la liberalización comercial y la mejoría relativa de los sectores de mayores ingresos –más importadores–, la gestión Cambiemos profundizó notablemente la expulsión de las divisas a través del agujero comercial. En 2014, el saldo comercial marcó un superávit de 2668 millones de dólares y al año siguiente se registró un déficit de 3419. En 2016, la recesión permitió recuperar un saldo positivo de 1969 millones pero el año pasado el rojo comercial saltó hasta un récord histórico de 8515 millones de dólares.
Las exportaciones llegaron a los 5164 millones de dólares a partir de una mejora del 10,3 por ciento en los precios que superó la caída del 3,7 en las cantidades. El peor desempeño fue para los productos primarios, cuyas ventas al exterior bajaron un 13,3 por ciento por la baja de los porotos de soja. “En abril comenzaron a reflejarse las tensiones en el mercado de cambios. Esto impactó sobre las exportaciones de productos primarios y de manufacturas de origen agropecuario incentivando la retención de cosecha, en un contexto en donde influyen además la sequía y el esquema de reducción mensual de 0,5 puntos porcentuales en la alícuota de retención al complejo sojero”, explicó Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo.
En el caso de las manufacturas de origen agropecuario, el efecto positivo de los precios internacionales (que avanzaron un 14,2 por ciento) fue superior a la caída del 8,4 por ciento en las cantidades. Las harinas y pellets de soja avanzaron de 862 a 891 millones de dólares aunque aceite de soja se redujo de 457 a 424 millones. Entre las manufacturas industriales, las exportaciones de autos subieron un 23,9, mientras que piedras y metales preciosos lo hicieron en un 63 por ciento pero cayó el sector químico.
En abril, las importaciones totales alcanzaron los 6102 millones de dólares, que se explica por una suba del 22,4 en las cantidades, mientras que los precios quedaron estables. Las compras de insumos intermedios, incluyendo porotos de soja, subieron un 15,8 por ciento, mientras que las piezas y accesorios para bienes de capital lo hicieron en un 27,3.
“Las importaciones todavía venían en abril con la inercia de fuerte crecimiento de los meses previos. Es esperable que en los próximos meses, frente al nuevo equilibrio dólar-tasa y con una demanda que ya no va a traccionar, las importaciones empiecen a ajustar”, consideró Vauthier.
La importación de bienes de consumo, que suele competir con los bienes de fabricación nacional, subió un 23,8 por ciento en abril. En el primer cuatrimestre, la compra de bienes de consumo implicó la salida de 3073 millones de dólares, un 18,1 por ciento por arriba de los 2603 millones del mismo período de 2017. A su vez, el dato de 2017 supuso un incremento del 16,7 por ciento en relación a los 2229 millones de 2016. En 2015, la importación de bienes de consumo en cuatro meses fue de 2104 millones. Es decir que el incremento 2015-2018 en la importación de bienes de consumo en el primer cuatrimestre llega al 46 por ciento. Al mismo tiempo, el índice de ventas minoristas que calcula la CAME registra una baja del 20,4 por ciento entre abril de 2015 y el mes pasado. El incremento de las importaciones, baja del consumo, altas tasas de interés y suba de costos por tarifas y devaluación es la tormenta perfecta para la industria.
Se espera, de todos modos, que la escalada del dólar modere en algún punto el avance de las importaciones, ya sea porque se encarecen frente a productos nacionales como por la caída del nivel de actividad. “Las importaciones muestran una dinámica sostenida desde principios de 2017 que será morigerada en mayo por un menor crecimiento y tipo de cambio más alto”, señaló la consultora Abeceb, aunque advierte que la sequía empieza a afectar a las exportaciones agropecuarias. El intercambio con Brasil registró en cuatro meses un déficit de 2702 millones de dólares. Las exportaciones al país vecino subieron 22,7 y las importaciones lo hicieron en un 19 por ciento.