En el marco de la política oficial de reducción del empleo público, el integrante de la grasa militante de la JP (Morgan) ha sido despedido de su puesto de ministro de Hacienda y Finanzas. La medida no violenta sus derechos de trabajador, como en el caso de una de sus empleadas despedida por utilizar el lactario del Ministerio, ya que existen causas sobradas que justifican el cese del contrato laboral de Prat-Gay: desde el fallido inicial donde la devaluación no iba a pegar en los precios; pasando por la falsa promesa de una lluvia de inversiones tras el acuerdo con los buitres; la frustrada expectativa respecto a un próspero segundo semestre; hasta la más humilde ilusión de brotes verdes que se secaron al poco andar. Nobleza obliga señalar a su favor, el resultado del blanqueo y la emisión de bonos en pesos de largo plazo a tasa fija colocados a inversores internacionales. 

  Pese las causas objetivas que justifican su alejamiento, una interpretación alternativa fue señalada desde un sector del oficialismo y de la oposición. El despido de Prat-Gay sería parte de un cambio en la política económica de gobierno que pasaría del “gradualismo al shock”. Calificado como keynesiano al despedido, se señala que su sucesor en Hacienda tendrá menos contemplaciones a la hora de reducir el déficit en las cuentas públicas. Sin embargo, esa tesis no tiene en cuenta que el déficit público generado por Prat-Gay no fue el resultado de su presunta heterodoxia. Por el contrario, la política antikeynesiana de aumentos salariales, jubilaciones y asignaciones por debajo de la inflación junto a la parálisis de la obra pública generaron un derrumbe de la actividad económica que deprimió la recaudación impositiva. A ello se agregó la baja de impuestos a sectores concentrados, dando por resultado un agravamiento del rojo en las cuentas públicas. Ello explica porque el déficit público no impulsó la actividad económica como en tiempos de políticas keynesianas de expansión del gasto y los ingresos populares aplicadas por populistas K. Por el contrario, el déficit de las cuentas públicas acompañó el derrumbe la actividad económica bajo las ortodoxas medidas implementadas por los elitistas M.   

Desde esa perspectiva, si el empleado del Senado y flamante ministro de Hacienda Nicolás Dujovne aplica las políticas que recomendaba como periodista de La Nación y TN, consistentes en materia fiscal en mantener a raya el gasto público y continuar con la reducción de impuestos y subsidios “distorsivos”, los resultados económicos que obtendrá no van a diferir de los obtenidos por su antecesor. La reducción del gasto deprimirá la actividad económica y la recaudación, que incrementará el déficit agravado por la eliminación de impuestos a sectores concentrados. Mientras, la baja de subsidio puede mejorar temporalmente las cuentas públicas, pero su consecuencia en materia de suba de tarifas le pegará al bolsillo popular, deprimiendo el consumo, la actividad y la recaudación. A la misma política corresponderán los mismos resultados, manteniendo a los argentinos de shock en shock.

@AndresAsiain