En su informe de la gestión de Gobierno ante la Cámara de Diputados, el jefe de Gabinete Marcos Peña defendió ayer la “decisión preventiva de acudir al FMI” y afirmó que el préstamo “no va a reducir nuestra soberanía” sino “nuestra volatilidad”. Negó que el acuerdo con el organismo financiero deba ser debatido por el Congreso como reclamaron desde el FpV-PJ, el Movimiento Evita y el FIT. “Ya pasó la etapa más difícil”, aseguró Peña sobre corrida cambiaria. Además, valoró “el camino del gradualismo” y reclamó “consensos” sobre la coyuntura económica, al tiempo que ratificó que el rumbo del gobierno es el “correcto”. Desde la oposición arremetieron contra la política económica del oficialismo sobre la “apertura indiscriminada de importaciones”, la “destrucción del mercado interno”, “tarifazos” y “ajustes”, además de proclamar la “impericia” para manejar la crisis que devaluó la moneda y “saqueó” más de 11 mil millones de dólares de las reservas del Banco Central, “favoreciendo la timba financiera”. También le apuntaron al ministro coordinador por la “represión” y “militarización” de los conflictos sindicales y sociales.
En su exposición, Peña atribuyó la corrida cambiaria a “una serie de factores internos y externos contribuyeron para la situación de inestabilidad cambiaria, que nos indicaba que reducíamos un escalón en materia de esa confianza como país, despertando algunas dudas de coyuntura y estructurales”. Pero adjudicó el freno a la semana de zozobra “gracias a las medidas que fuimos tomando en el diseño del programa económico y en el fortalecimiento, centralmente, de nuestro Banco Central, contamos con las herramientas para amortiguar el impacto de esa volatilidad”.
Pero rápidamente el jefe de Gabinete dijo que el Gobierno tiene “plena conciencia” en “la necesidad de tomar medidas concretas institucionales, económicas y políticas para adoptarnos a ese nuevo contexto”. Y que por ese motivo “tomamos la decisión preventiva de poder acudir al FMI, no para redefinir nuestra política económica, no para reducir nuestra soberanía, sino para conseguir reducir nuestra volatilidad a través de un prestamista”.
Peña completó su diagnóstico con el relato oficial de “siete trimestres consecutivos de crecimiento” y los logros “record” e “históricos” del Gobierno. Luego lanzó una propuesta de diálogo, con un solo objetivo y sin retroceder sobre los objetivos oficiales. “Si hay una visión alternativa a que nuestro déficit fiscal se puede financiar por otra vía, la escucharemos. Ahora, rechazaremos la demagogia de plantear al mismo tiempo ‘no se endeuden, reduzcan el déficit, reduzcan los impuestos’, porque creo que eso es subestimar a los argentinos”, planteó.
Devoluciones
La oposición criticó duramente el relato oficial. “O usted desconocía la realidad o nos mintió”, arrancó el jefe de la bancada del FpV-PJ, Agustín Rossi, para señalar las palabras de Peña en su anterior exposición en la Cámara baja, el 14 de marzo. “Nos dijo que necesitábamos cada vez menos del financiamiento exterior, que el salario crece, habló de las reservas acumuladas, que los jubilados le van a ganar a la inflación y las celebres frases de que lo peor ya pasó y que vamos en el camino correcto”, recordó.
“Ahora es todo al revés”, continuó Rossi, quien también cargó contra la convocatoria “para firmar el plan de ajuste” y reclamó que el acuerdo con el FMI pase por el Congreso. “¿Que quieren esconder?, los condicionamientos del FMI que significarán más recesión, más ajuste y hacerle la vida más difícil al pueblo” dijo y completó: “Van al Fondo porque no le prestan a Argentina en ningún lado”.
El massismo también criticó las “mentiras” del Presidente y el propio Peña y la forma que desacreditaron sus propuestas políticas. “Hace 866 días que Macri comenzó a gobernar la Argentina y siguen hablando del porvenir, siguen organizando ‘el mejor equipo de los últimos 50 años’”, dijo su jefa de bancada Graciela Camaño y agregó: “todos los argentinos están desesperanzados” porque “se perdió la confianza, la alegría, las posibilidades de ver el futuro promisorio”. “Si nos invitan a un diálogo institucionalizado para defender el salario de los trabajadores, promover la educación pública, resolver los problemas de las pymes; si nos invita a pensar en el desarrollo y el crecimiento nacional, cuente con nosotros. Pero no va a contar con nosotros para seguir ajustándole el bolsillo a los trabajadores”, respondió Camaño.
El peronismo federal buscó diferenciarse destacando su postura dialoguista. El salteño Pablo Kosiner recordó el apoyo de su bancada al pago de los holdouts y la reparación histórica, entre otros. Cuestionó, en cambio, la convocatoria al diálogo, mientras la diputada oficialista Elisa Carrió “agravia al principal partido de la oposición” (ver aparte). “El ministro (Nicolás) Dujovne dijo que la Argentina había llegado al límite de su necesidad de endeudamiento”, y “tres días después el presidente Macri planteó que Argentina tenía que ir al Fondo Monetario Internacional porque sino ‘entrábamos en crisis’”, recordó Kosiner y sostuvo que por eso “hubo un quiebre en la confianza”.
Con el jefe de Gabinete acorralado y escaso de respuestas, el jefe del interbloque de Cambiemos, el radical Mario Negri, asumió la defensa del oficialismo acudiendo a la “pesada herencia” y acusó al kirchnerismo de “criticar al gobierno en plena crisis”. “¿Qué están proponiendo? ¿Ir hacia atrás? Eso no lo van a aceptar los argentinos. Si quieren rediscutir un modelo de país, estamos dispuestos, pero dejen de querer desgastar al Gobierno para intentar llegar antes al poder”, disparó Negri, que recogió el aplauso oficialista y devolvió la sonrisa nerviosa a Peña.