Más de 200 mil maestros de todo el país se concentraron en la Plaza de Mayo para exigirle al gobierno nacional que se haga responsable de la educación pública. Con la consigna “la escuela argentina enseña, resiste y sueña”, los gremios docentes, que recorrieron las provincias durante tres días con cinco columnas o caravanas antes de llegar a la Ciudad de Buenos Aires, reclamaron a la Casa Rosada que convoque a la paritaria nacional y destine más fondos a la inversión educativa. Además, advirtieron que las políticas que empobrecen las aulas de escuelas primarias, secundarias y universidades del Estado son un brazo de un modelo que Argentina ya conoció con la dictadura y los ‘90. “La discusión no es sólo por el modelo educativo: es por el modelo educativo y por el modelo de patria”, definió Sonia Alesso, la titular de Ctera, en un discurso que cerró llamando a las demás organizaciones gremiales a convocar a un paro nacional para frenar el ajuste.
La de ayer fue la segunda Marcha Federal Educativa del año, ya que los docentes habían hecho otra en marzo. A tres meses de distancia, el panorama no muestra grandes mejoras. La imposición del gobierno nacional de un techo a los aumentos salariales del 15 por ciento en cuotas, convalidado por muchos gobernadores, mantiene conflictos abiertos en ocho provincias. En algunas, como Neuquén y Chubut, los maestros llevan 44 y 20 días de huelga. En Chubut vienen cobrando con 35 días de atraso. Está el caso de Jujuy, donde Gerardo Morales otorgó un aumento del 5 por ciento, con una vaga promesa de que en junio se verá. La situación bonaerense es más conocida, en gran medida por la decisión de Cambiemos de poner a María Eugenia Vidal como primera espada del ajuste.
Pero además de la cuestión de los sueldos no hay prácticamente ninguna provincia en la que los docentes no denuncien, como un problema grave, el desfinanciamiento de la educación. Las quejas hablan de falta de edificios, cierre de escuelas, aulas superpobladas, pérdida de talleres en las escuelas técnicas, materias sin cubrir porque no hay nombramientos, estudiantes sin becas y sin libros, achicamiento de los posgrados de capacitación gratuitos.
La Marcha Federal –y los actos y movilizaciones que se hicieron los días previos en las provincias– fueron el escenario en que los dirigentes explicaron cómo la eliminación de la paritaria nacional –que Mauricio Macri derogó por decreto– dejó a los gremios sin el ámbito donde defendían la inversión educativa.
Según los datos de Ctera, el Gobierno ya dejó de cumplir con el piso del 6 por ciento del PBI que la ley ordena al Estado destinar a educación. A fines de 2015, cuando Cambiemos asumió la Presidencia, esa inversión era del 6,2 por ciento. Hoy, de acuerdo a datos oficiales, está en el 5,8.
“Son millones que dejan de llegar, por ejemplo, al Fondo Compensador de Desigualdades Salariales que garantizaba que en las siete provincias más pobres del NOA y el NEA no hubiera maestros con sueldos de segunda”, advirtió Alesso. El Fondo de Incentivo Docente, que cobran todos los maestros del país, a modo de complemento salarial y con dinero de la Nación, no tuvo aumento desde 2016. Una vez suspendida la paritaria nacional, no volvió a ser actualizado. Otros compromisos que dejaron de cumplirse a pesar de estar fijados por ley o paritaria hacen a la capacitación docente (con el desguace del plan de formación permanente y gratuita para maestros estatales y privados), la construcción de edificios escolares (un caso son los tres mil jardines de infantes que debían hacerse con fondos presupuestados el año pasado, de los que sólo se concretaron algunas aulas). Los alumnos dejaron de recibir libros. Los bachilleratos para adultos están siendo cerrados. Los institutos de formación terciaria estatal también quedaron en la mira de los recortes. En una nota aparte, algunos de los docentes que llegaron desde el interior a la Plaza de Mayo detallan estas situaciones, casi siempre de escasa difusión, pero que se extienden como un mal generalizado.
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El escenario para el acto fue montado mirando a la Avenida de Mayo. Las columnas, concentradas desde la altura del Congreso, colmaron la Avenida de Mayo para avanzar hacia el Cabildo. Otros dos brazos de la marcha entraron por las dos diagonales que llevan a la plaza. Llegaron en un clima festivo, con el fondo de trompetas de las bandas de vientos, entre el humo que los puestos de hamburguesas deparan a las movilizaciones masivas. Los organizadores estimaron en 280 mil el número de manifestantes.
Los cantos y carteles apuntaron contra el modelo educativo de Cambiemos (“La escuela del futuro atrasa 100 años”) y reivindicaron como “un orgullo” o incluso “parte de nuestra identidad docente” la resistencia a su imposición. Los discursos expresaron un tono abiertamente confrontativo.
“Este es un ajuste que la escuela pública y los docentes no nos merecemos”, dijo Mirta Petrocini, del gremio bonaerense FEB. “Tenemos la clara convicción de que esta unidad le va a poner freno. Tenemos un solo lado, el de la defensa de nuestros derechos y de la escuela pública que cobija a nuestros chicos, a nuestros jóvenes y adultos”.
“Este gobierno debe honrar el compromiso de promover la negociación colectiva, firmado por la Argentina con la OIT. A los docentes privados el ajuste nos llegó cuando eliminaron la paritaria nacional, porque nuestro salario es el mismo que cobran los docentes estatales. Los docentes tenemos derecho a tener paritarias con este gobierno y con todos”, planteó Pedro Bayúgar, de Sadop.
“En el camino desde el norte, en cada lugar donde pasamos recibimos abrazos. El pueblo tiene buenos recuerdos cuando ve a un maestro de guardapolvo blanco; no es el caso del Fondo Monetario Internacional, ni del acuerdo que hizo el Gobierno para volver al Fondo, que hoy vuelve a generar preocupación en toda la Argentina”, señaló Carlos Cueva, dirigente del Chaco.
Roberto Baradel, de Suteba, cargó contra la gobernadora bonaerense. “Gobernadora Vidal, escuche lo que los docentes estamos diciendo, ocúpese de la escuela pública. Tenga menos set televisivo y más gestión”.
Alesso, que tuvo a su cargo el cierre como secretaria general de la Ctera, le puso a la jornada una lectura histórica, política. “Este día es de gran emoción para nosotros, que conmemoramos 30 años de la Marcha Blanca que irrumpió desde el fondo de la patria para conseguir financiamiento educativo. No solamente para salarios docentes; si algo tenemos en claro en este largo plan de lucha es que no peleamos sólo por un porcentaje salarial. La Ctera ha tenido la comprensión de que cada momento histórico tiene que dar un debate que vincula al maestro mal pago con el dolor que sentimos cuando un pibe no tiene zapatillas, o sufre porque a su padre o a su madre los han despedido. No es un destino individual o corporativo el que mueve los grandes hitos del magisterio argentino. El magisterio argentino es protagonista de las grandes luchas populares, de la resistencia a la dictadura, de la vuelta a la democracia. Nos quieren volver a meter para adentro, que solamente discutamos uno o dos temas. La discusión con el Gobierno no es sólo por el modelo educativo: es el modelo educativo y es el modelo de patria”. Luego se preguntó “¿dónde está la política educativa del Gobierno? La única respuesta es ajuste, represión, es enfrentar a los maestros con la comunidad y desprestigiar a la escuela pública”.