El Gobierno no solo reconoce el traslado a precios de la devaluación sino que ya comenzó a medir su impacto. “Todavía no hay estimaciones oficiales. Todas se están recalibrando en función de cuánto va a ser la cosecha de soja y de trigo y cuáles van a ser las condiciones internacionales”, aseguró ayer el secretario de Transformación Productiva, Lucio Castro. El funcionario, quien presentó el “Monitor de la Economía Real”, una recopilación de indicadores sectoriales, sostuvo que “la economía probablemente se desacelere en los próximos trimestres”, pero no pudo cuantificar la caída, tarea para la cual el Ministerio de Producción comenzó una serie de reuniones por ramas de actividad. Informes privados dan cuenta de un impacto negativo de la corrida cambiaria, la devaluación y el aumento de la tasa de interés en las decisiones de inversión pyme y en su nivel de ventas.
Al igual que el resto de los funcionarios, Castro se centró en señalar las variables externas y no las debilidades auto infligidas ante esas oscilaciones como las responsables de la actual crisis. “Estamos en un contexto mundial que cambió, de volatilidad, que impactó en el mercado cambiario, y esto claramente afecta las expectativas para este año. La economía probablemente se desacelere en los próximos trimestres pero creemos que están dadas las condiciones para que crezca. Estamos reestimando cual va a ser el número final”, dijo el secretario.
La corrida cambiaria afectó las expectativas de inversión y de consumo, lo que impacta en la demanda agregada. La devaluación, la suba de tasas y la inestabilidad económica provocaron que en mayo apenas el 6,8 por ciento de los pequeños empresarios considere que existe un buen clima de negocios, mientras que cayó 18,5 por ciento las intenciones de inversión de las empresas. Los datos surgen de un relevamiento del Centro de Economía Regional o Experimental (CERX). El Indicador de Tendencia de Inversión (ITI) evalúa la percepción de los empresarios sobre cinco áreas determinantes en la toma de decisiones de inversión. En mayo se ubicó en 46,8 puntos –de una escala de 0 a 100–, un 5,1 por ciento debajo del 49,3 de igual mes del año pasado, y el mínimo nivel en doce meses.
Las perspectivas para los próximos meses son complejas. Las pymes enfrentan un escenario de caída del mercado interno, aumento de tarifas, una devaluación que se trasladará al precio de insumos y un incremento del costo de financiación. Esto lleva a que se recalculen también los planes de inversión de las empresas.
Los cinco subíndices que conforman la medición de tendencia del CERX dan cuenta de los miedos empresarios. Condiciones para invertir evidenció una retracción de 17,9 por ciento en mayo. Se deterioró además en 11,1 por ciento el indicador de rentabilidad de la industria, se desplomó 42,5 por ciento las percepciones sobre las condiciones actuales macroeconómicas, cayó 10,7 por ciento la previsión de los encuestados sobre el nivel de ventas propias y se retrajo en un 14,6 la estimación de evolución de la producción industrial.
Un informe de la Asociación de Empresarios Nacionales (ENAC) para el primer trimestre del año revela que el 45 por ciento de las firmas consultadas tuvieron una caída de ventas medida en unidades superior al 10 por ciento respecto de igual período de 2017. “Un 40 por ciento se mantuvo estable en ventas con oscilaciones dentro del rango de 10 por ciento y sólo un 15 por ciento afirmó que tuvo ventas mayores al 10 por ciento”, afirma el documento. En el estudio se recogieron datos de 305 emprendimientos de distinto tamaño en 23 provincias. El 52 por ciento de las pymes respondió haberse endeudado durante el primer trimestre de 2018. Un 9,51 por ciento lo hizo para inversión y un 11,5 por ciento para recomponer capital de trabajo, mientras que un 30,82 por ciento fue para gastos corrientes (salarios, impuestos, costos fijos y tarifas).