El actor estadounidense Morgan Freeman se disculpó ayer tras ser acusado de acoso sexual por ocho mujeres, sumándose a la larga lista de celebridades señaladas por conducta inapropiada luego de que estallara el caso Weinstein, en octubre pasado, que impulsó el surgimiento de movimientos como el #MeToo y Time’s Up. La cadena CNN reveló ayer un reportaje basado en 16 testimonios anónimos que describieron la perturbadora conducta del aclamado actor en el set de filmación y en viajes promocionales.
“Cualquiera que me conozca o haya trabajado conmigo sabe que no soy alguien que intencionalmente ofendería o haría sentir incómoda a otra persona”, salió rápidamente al paso Freeman, que cumple 81 años la semana que viene, en un comunicado. “Me disculpo con cualquiera que se haya sentido incómoda o no respetada, nunca fue mi intención”.
CNN citó a una joven asistente de producción que sostuvo que fue acosada por el aclamado actor durante meses en el verano boreal de 2015, cuando trabajaba en una comedia policial, Un golpe con estilo. “Se la pasaba tratando de levantarme la falda y preguntándome si tenía ropa interior”, dijo la mujer, que aclaró que nunca llegó a levantarle la falda pues cada vez que se le acercaba, ella se alejaba.
El actor Alan Arkin “llegó decirle que parara y Morgan se enfureció y no sabía qué decir”, relató. Además contó que la tocaba repetidamente, que ponía su mano y le acariciaba la parte baja de la espalda sin su consentimiento y que frecuentemente hacía comentarios sobre su apariencia.
Freeman tiene una larga y aclamada carrera, con un Oscar por su papel en Golpes del destino, además de otras cuatro nominaciones. Conduciendo a Miss Daisy (1989), Sueños de libertad (1994), Seven (1995) e Invictus (2009) se destacan entre los muchos papeles de la carrera de más de 50 años de este actor, cuyo papel como Dios en los documentales de la National Geographics fue mundialmente aclamado.
Las revelaciones lo colocan en la lista de celebridades de Hollywood y otras figuras públicas acusadas de acoso y abuso sexual desde que estalló el caso del productor Harvey Weinstein, en octubre pasado, que impulsó el surgimiento de movimientos como el #MeToo y Time’s Up.
Los actores Kevin Spacey y Steven Seagal también fueron acusados, entre muchos otros famosos. Hollywood trata de mostrar una actitud de tolerancia cero tras la revelación de estos escándalos. La Academia expulsó primero a Weinstein y luego a Bill Cosby y Roman Polanski, todos por faltar al código de conducta de la institución en asuntos vinculados con abusos y agresiones sexuales.
CNN indicó que la conducta denunciada por la asistente de producción no se limitó a esa única película. Citó a una integrante senior de la producción de la película Nada es lo que parece (2013) que decía que era regla del equipo “no vestir blusas que realzara nuestros senos, no vestir nada que destacara nuestro trasero” o cualquier ropa ajustada, si Freeman estaba pautado para el rodaje.
Muchas prefirieron tomar esas medidas a denunciarlo por temor a perder su trabajo, una constante en las historias de acoso y abuso en Hollywood.
Una mujer que trabajó como gerente en Revelations Entertainment, la productora que Freeman abrió con la productora Lori McCreary, contó su experiencia con el actor. “Se acercaba a mi escritorio para saludar y sólo se quedaba allí , mirando fijamente mis senos”. Otra ex empleada de Revelations dijo que al conocer a Freeman él la miró “de arriba a abajo” y luego le preguntó: “¿Cuál es tu opinión sobre el acoso sexual?”. “Quedé atónita”, dijo a CNN. “Esta es la persona para la que trabajaba, no me lo esperaba. Dije tímidamente ‘me encanta’ con tono sarcástico, como tratando de aclarar las cosas porque estaba muy confundida. Ahí se dio vuelta y les dijo a los hombres de la producción: ‘¿Ven, chicos? Así es que se hace’”.