La foto es de marzo del 2007, en la Biblioteca Nacional. Fue una de las últimas apariciones públicas del Negro Fontanarrosa, que murió cuatro meses después. La esclerosis lateral amiotrófica avanzaba implacablemente sobre sus músculos, pero no había afectado su lucidez, su gracia y su notable facilidad para seducir a cualquier auditorio. En aquella jugosa charla con la escritora y periodista Silvia Hopenhayn dijo que estaba obligado a laburar todos los días “porque si espero a que me lleguen las musas, me muero de hambre” y también dijo que los mejores elogios que recibía eran los de la gente que le decía “me cagué de risa con tu libro”. Además de notable dibujante, escritor y humorista, Fontanarrosa era un fenomenal orador, como lo demostró en su inolvidable intervención en el Congreso de la Lengua celebrado en Rosario en el 2004. Se van a cumplir once años sin el Negro Fontanarrosa. Se lo extraña mucho.
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