¿Cómo le va, lectora? ¿Cómo está, lector? ¿Dónde está, lectorcito? ¿Qué se cuenta, cuñado neoliberal del lector que lee el diario de ojito por encima del hombro, y muy a su pesar empieza a estar de acuerdo con algunas cosas que están aquí escritas?
¿Vienen todos y todas de festejar el 25 de mayo? ¿Comieron chocolate con churros, locro, empanadas, mazamorra, pastelitos, tarifazos, sinceramientos, devaluaciones, despidos, suspensiones, posverdades, chocobárices, lebacazos, y todo ese menú de exquisiteses y mauricatessen que engalanan o empobrecen, según se vea , la tradicional mesa patria?
¿Cantaron el himno, lectores?
- ¿Cantarán los banqueros desencajados -dado que no están más obligados al encaje sino a enriquecerse, les guste o no, canjeando sus ahorros por letras (no la del Himno)-: “Ved en trono a la noble Lebac”?
- Los funcionarios que en estos días prometieron no construir más hospitales en la Matanza, o que cierran la guardia del Posadas ¿Cómo hicieron con la frase “Al gran pueblo argentino ¡salud!”? ¿Habrán cantado “A la gente pudiente Cancún”, en esa parte?
- La línea Groucho Marx del gabinete, o sea los que nunca traerían su dinero a un país que los tuviera a ellos mismos de ministros, ¿cantarán “¡Sean eternos los caudales que supimos conseguir!”?
- ¿Y la gente aspiracional? Esa que lo votó y lo volvió a votar, y que cree que Cristina sigue gobernando, que Lilitazepam es opositora y recta (¿será porque no tiene ni principio ni fin?) Toda esa gente, ¿habrá cantado “agarrados al dólar viva-aaaa-mos… ¡O juremos al dólar seguiiir!”?
No sabemos, lector, no sabemos, qué es lo que canta cada uno cuando canta el Himno. Pero sí sabemos que fue escrito como canción patria. Como símbolo, uno de los símbolos de “la nueva y gloriosa nación” que se estaba levantando en la faz de la tierra, coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león ¡Nada decía de que Moreno “les había hecho creer que tenían derecho a ser libres” a los nativos originarios o no de estas tierras! ¡Nada decía de que la libertad de vientres iba a darse pero en el segundo semestre! ¡Nada decía deque había que pedirle a la Baring Brothers que por favor supervisara nuestra economía!
Estos más de 200 años de libertad, angustian. Al menos Nuestro Sumo Maurífice así se lo confesó a Su Ex Majestad, en ocasión del festejo, (no para él, pero sí debería ser para nosotros), de la Independencia de la Madre Patria y de toda otra dominación extranjera, allá por el 2016.
-Juanca, los argentinos queremos volver vencidos a la casita de nuestros viejos, por doce años, nos llevaron lejos, locuras populistas, querían más derechos, nosotros queremos más derechas.
-Eso tenemos y podeis importarlas.
-Nosotros también. Pero lo que nos vendría bien son unos millones verdes, porque la gente la derecha se la traga mejor en un “mezclum de verdes”
Y su Ex Majestad, a quien tal vez engañaron diciéndole que aquí podría cazar elefantes, como tanto le gusta hacer, y pagarlos con tarjeta de crédito en pesos, puede haberle respondido:
-Pues tarde espiaste, digo piaste, mi amigo. Yo no solamente soy ex rey, sino que mi ex reino no está ahora en condiciones de mantener muchos súbditos. Ahora ni bien alcanzan la mayoría de edad los hacemos irse a vivir solos y que se mantengan.
-Pero mamipatria- le puede haber dicho el Maurífice, apelando a su condición de español más allá de géneros y tiempos- ¡los argentinos somos tus Hijos Patria!
-¡Ah, no! ¡Hace más de 200 años que se fueron y ahora quieren volver! ¡Pídanles a su tío Patria que los ayude!
-¡Vos sabes cómo es el Tío, ma! -le puede haber dicho El Maurífice, desconcertando a su ex Majestad con tan cariñoso apócope- tiene una manera muy particular de ayudarte. Su “ayuda económica” es que no te manda plata, pero vos se la debés igual. Y si ni te gusta, te manda su “ayuda militar”
-Bueno, uno no elige a su familia!-bramó el ex
-¡Cuánta razón tenés, ma!- reconoció el Sumo Maurifice. Quizás pensando en su propia posverdad histórica.
El “Edipopatria” fracasó.
Así que el Sumo Maurífice apeló al lado femenino: “Ya que no hay madre Patria, que haya Madre Patricia”. Pero ella no ofrecía millones de dólares. Palos sí, pero verdes no.
Allí es posible que la joven Cristina, no la del Frente, sino la del Fondo (me refiero a posturas ideológicas, no a departamentos) haya decidido asumir el rol de Madre nutricia, quizás amenazada por saber que si no lo hacía, Esteban B le dedicaría un poema reprochándoselo. Y tan maternalmente cómo puede hacer la Presidenta del FMI; le puso el pecho a las Lebacs.
Y se vino la algarabía, no digamos popular, pero si oficial:
“¡Quédense tranquilos, él que ponga dólares recibirá dólares!”, podría haber graznado nuestro Ministro de Evasienda, o bien Marquiavelo Desempeña, quienes desarrollaban una feroz contienda para demostrarle al Sumo Maurífice que “Sí, se puede ser más cínico”.
¿Nadie les dijo que esa consigna ya fue usada y terminó muy mal? O quizás se lo dijeron, pero ellos creen en la memoria de “nuestra” gente, y la consideran capaz de hacer un gran esfuerzo y olvidarse de ésa y tantas otras nefastas historias argentinas.
O puede ser que le pedían tranquilidad al pueblo mientras con la otra mano llevaban más plata al Caribe, donde, cierto, en otros siglos hubo piratas, pero comparados con algunos banqueros, son niños de pecho.
Todo estaba dudoso, pero el Sumo Maurifice habló, y todo se puso, deudoso.
No dijo “Si el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan de mi lo que quieran”, cual tardío Cisneros. Lo que intentó fue que, una vez más, le crean lo de la pesada herencia. Como si el mismo Cisneros le hubiera echado la culpa de todo a los pueblos originarios que “se robaron todo” y por extraña paradoja, lo llevaron a España. Y quizás haya dicho “Si el campo no me quiere y los inversores me abandonan… ¡vamos al Fondo!”
Pero no pretenda, lector, lectora, que este 25 de mayo, se haya dicho “El Fondo quiere saber de qué se trata!” Ya lo saben. Mucho antes de que “se trate”, ya saben de qué se trata.
La seguimos en la próxima.
@humoristarudy