Un hombre destinado a pasar la peor noche de su carrera se encontró con la más espléndida, con la que todo futbolista sueña. Fue el galés Gareth Bale, héroe de la final en Kiev con dos goles decisivos, uno de ellos para la historia, después de comenzar como suplente. Nada sugería tamaño desenlace, pero estas cosas tiene el fútbol. Bale, a quien muchos dan fuera del Real Madrid para la próxima temporada, se convirtió en el MVP de la final.

La acción por la que será recordada esta final ocurrió a los 64 minutos. Marcelo centró desde la izquierda y cuando el balón parecía que iba a superar a Bale, el galés se levantó de espaldas y ejecutó una “chilena” asombrosa para poner el 2-1 a favor del Real Madrid. Más intrascendente sería su segundo tanto, ya cerca del final, tras contar con el regalo de un “amigo”, el arquero alemán Loris Karius, que dio un recital de errores en Kiev. El arquero del Liverpool fue la otra cara de la moneda, una de esas actuaciones que pueden hundir una carrera, una noche que tardará en olvidar.