Dos meses después de ponerse al frente de un Gobierno en minoría en España, el conservador Mariano Rajoy instó ayer a las fuerzas políticas de su país, principalmente al Partido Socialista (PSOE), a llegar a acuerdos que le permitan gobernar. “Mi voluntad es que la legislatura dure cuatro años”, destacó.

En su balance de 2016, el mandatario español lo calificó como el año de la “gran incertidumbre”. Y no solo en España, donde gobernó en funciones durante diez meses. La victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos o el resultado de los referendos en Colombia y Reino Unido hicieron del año el de “las decisiones inesperadas, “los hechos sin precedentes” y “los sobresaltos políticos”, según dijo.

“En Europa hemos vivido la consolidación de fuerzas extremistas de distinto signo político y todas contrarias al proyecto de integración europeo. Fuerzas populistas que buscan en el nacionalismo, la xenofobia o el comunismo una respuesta equivocada a lo retos cada vez más exigentes de nuestra sociedad”, dijo en rueda de prensa desde el palacio presidencial de La Moncloa, en Madrid. En este sentido, confió en que “partidos moderados” ganen en las elecciones previstas en 2017 en países europeos “importantes” como Francia o Alemania. “A mí me gustaría que hubiera gobiernos estables.

La estabilidad es un valor político muy importante”, señaló. Rajoy, de 61 años, concluye al frente del gobierno un convulso año político marcado por hechos inéditos en España, como el fracaso de dos investiduras de candidatos a jefes del Ejecutivo o la repetición de unos comicios generales. 

Tras diez meses de gobierno en funciones, el conservador revalidó su cargo a final de octubre gracias al PSOE, el más importante de la oposición en España, al que su polémica decisión dejó sumido en una profunda crisis. Ahora, el mandatario quiere dar la vuelta a la situación para que España deje atrás la etapa “estéril, la del bloqueo”, y pase a otra “fértil, la del entendimiento y los acuerdos fructíferos”.

“En los últimos meses del año hemos logrado corregir la imagen gracias a los acuerdos alcanzados para la formación de gobierno y cumplir compromisos con Europa”, señaló ayer Rajoy.

Pese al “largo y pernicioso periodo de interinidad”, el jefe del Ejecutivo español aseguró que en España se “evitaron males mayores” al no tener que repetir por segunda vez elecciones y destacó que “los últimos tiempos de pactos” permitieron “enmendar la desconfianza”.  “Podemos sentirnos razonables satisfechos de cómo ha acabado este atípico 2016 y con esperanzas de futuro”, destacó.

Rajoy enumeró los retos a los que su Ejecutivo, en minoría, se enfrenta en 2017. Los más importantes: la recuperación económica tras una crisis que se inició en 2008 y cuyas “secuelas” aún sufren muchas familias, la creación de puestos de trabajo en un país que tiene una tasa de desempleo cercana al 19 por ciento y la reducción del déficit público para cumplir con Europa, tarea pendiente.

En este contexto, el principal objetivo de Rajoy a corto plazo es conseguir los apoyos necesarios para aprobar los presupuestos para el próximo año. Para ello tendrá que convencer al Partido Socialista, que por ahora se opone. 

“Si todos somos capaces de continuar la actitud constructiva, podemos dar a los españoles un futuro de prosperidad. 2017 nos ofrece metas que debemos conseguir juntos y que deben ser nuestra guía”, dijo.

El PSOE fue clave en la formación de gobierno, ya que gracias a la abstención de la mayoría de sus diputados en la votación de investidura de Rajoy, éste se puso al frente del gobierno. Pero, aunque el partido sigue siendo fundamental ahora para poder sacar propuestas adelante, también puede tumbar las aprobadas en la pasada legislatura si se une al resto de los partidos de la oposición.

“A mí no me gustaría que se derogaran las reformas económicas de la última legislatura porque han funcionado”, apuntó ayer Rajoy.

A nivel político, el desafío independentista impulsado por el gobierno de Cataluña fue en el último lustro uno de los grandes quebraderos de cabeza de Rajoy y lo seguirá siendo en 2017.

Pese a haber abierto un canal de diálogo con la región, el líder conservador ayer reiteró su oposición a la celebración de un referéndum allí, tal y como pide el Ejecutivo catalán.  “El Gobierno no va a autorizar ningún referéndum. A partir de ahí podemos hablar de todo, pero dar pasos en la mala dirección no me parece lo más inteligente”, zanjó.

El balance y diagnóstico de Rajoy provocó reacciones en los partidos de la oposición. Desde el PSOE advirtieron de que sufrirá “derrotas importantes” en el Parlamento por no tener mayoría absoluta, aunque tendieron la mano al gobierno en materias que afecten a la ciudadanía, principalmente para alcanzar pactos de Estado.

El partido izquierdista Podemos, tercero en el Parlamento, criticó las palabras de Rajoy y arremetió contra el PSOE por apoyarlo, mientras que el liberal Ciudadanos, “socio preferencial” del PP según Rajoy, observó “conformismo” y “falta de ambición” en las palabras del líder conservador.