A 21 años del estreno de Criminal, la obra que le dio visibilidad en el campo de la dramaturgia local, Javier Daulte asume haber llegado a la mayoría de edad y haber podido encontrar lo que él define como “un equilibrio artístico”. Lo dice especialmente considerando el diálogo que la experiencia le permite entablar en la actualidad tanto con los maestros con los cuales se formó como con los colegas, sus pares en el oficio, diálogo que también extiende al ámbito que comparte con sus alumnos. “Dialogar con estas tres franjas es, para mí, la condición necesaria para mantener una buena salud artística”, sostiene Daulte en la entrevista con PáginaI12, con motivo del reciente estreno de Siniestra –un diptico–, obra que puede verse en el Espacio Callejón, sala que desde hace tres años dirige el mismo dramaturgo.
“Hay veces en que un artista aunque le esté yendo bien pierde el rumbo y deja de reconocer de donde viene y adonde está yendo”, describe el autor y director, para quien “es necesario saber en qué lugar del propio sistema de valores ubicar el éxito y el reconocimiento obtenidos para que no se vuelvan en contra”, según subraya. Acreedor de todos los premios teatrales en vigencia, Daulte hace un rápido recorrido por su trayectoria y recuerda las diferentes etapas de su vida artística: el estreno de su obra Gore con el que inicia su etapa como director, sus espectáculos dirigidos en España y sus estrenos tanto en el circuito comercial local como en el alternativo mientras se iniciaba como guionista de televisión. Además, el año pasado Daulte se dio a conocer como novelista con la edición de El circuito escalera (Alfaguara) una historia que, aunque no es autobiográfica está relacionada con el mundo del teatro. Al frente del Espacio Callejón, el dramaturgo estrena sus obras (tiene tres en cartel: Clarividentes, Siniestra y Ni con perros ni con chicos) da clases y planea ciclos de obras junto a otros artistas, como el que llama Teatro Líquido. Interpretado por Silvia Gómez Giusto, Federico Buso, Carla Scatarelli y Matías Broglia, Siniestra…, es un espectáculo integrado por dos historias que se desarrollan en espacios virtuales. Ambas presentan la posibilidad de viajar al pasado como parte de un servicio que ofrece una empresa a todo aquel que necesite comprender mejor su presente, entre otras cosas. Daulte es, sin dudas, un especialista en desarrollar historias plagadas de situaciones que encuentran su verosimilitud dramatúrgica en teorías científicas ficticias: “Me encanta la ciencia ficción, la matemática y la física cuántica”, enumera Daulte, “pero también creo tener en mi ADN las series de televisión de los 60 y 70, como El túnel del tiempo y Perdidos en el espacio, o la lectura de libros como El fin de la eternidad, de Asimov”, completa el dramaturgo para quien el suspenso es un elemento indispensable en el momento de plantear historias. “Yo quisiera que el espectador se quedara hipnotizado por un relato generado únicamente por los elementos mágicos que tiene un teatro artesanal, que no utiliza tecnología”, afirma.
–¿Qué es lo que más le atrae del espacio teatral?
–La fortaleza y el vigor del teatro de Buenos Aires hace que en una sala puedan crearse lazos sociales entre gente de distintas edades que no se conoce pero que tiene muchas cosas en común. Y aunque sus contenidos no van a cambiar la sociedad, el teatro puede inventar ideas inconvenientes.
–¿Cuáles son las ideas que presenta este díptico?
–Me interesa mantener vivo el motor creativo para disparar ideas que estén por fuera de la zona de confort. Creo que estas ideas se hacen claras tiempo después de haber estrenado, porque la obra se completa con la mirada del espectador. Pero entiendo que con Siniestra… me estoy metiendo con una situación emocional que tiene que ver con el hecho de conocerse y reconocerse a uno mismo y a un otro y la aparición de lo semblantes nuevos para lo conocido, y otros, conocidos, para lo nuevo.
–¿Qué más tienen en común?
–En este “thriller psicológico”, las dos historias se preguntan acerca de quiénes somos. Plantean juegos como paradojas, espejos y laberintos, lo cual nos aproxima a abismos existenciales. La segunda de las historias llega a dudar sobre la existencia del otro más allá de la proyección de los propios deseos.
–¿En qué consiste su próximo proyecto, Teatro Líquido?
–Así se llama el colectivo de autores que conformamos Paula y María Marull, Silvia Gómez Giusto, Héctor Díaz y yo. Cada uno escribe su obra pero todos participamos en el proceso de los otros. Las obras tendrán que ver con una dinámica de episodios, algo que tuvo el folletín y tiene hoy la serie de televisión que consiste en crear la idea de continuidad. Me interesa que entre todos nos apuntalamos creativamente porque me parece que hay que recuperar la tradición de la tertulia, de la reunión desinteresada, que es lo opuesto al lobby, su versión perversa.
* Siniestra –un díptico–. Espacio Callejón (Humahuaca 3759), viernes, 22.15.