La obra teatral Casa Linguee, dirigida por Christian García, actor, director, dramaturgo y docente, presentó su segunda temporada.
La obra transcurre en una pequeña sala velatoria en donde la muerte se presenta cercana y dolorosa. Todos conviven, se cambian, y se organizan en el espacio. La idea de la puesta es la yuxtaposición de planos. Allí van llegando todos los integrantes de Casa Linguee: administrativos, choferes, maquilladoras, selladores, servicio. En medio de los preparativos, un nuevo empleado llega sin saber muy bien cuál será su rol en esa empresa. De este modo, la acción se desarrolla entre lo rutinario y la fantasía. Realidad y ensueño se funden y confunden.
El numeroso elenco compuesto por Paula Aguirre, Ignacio Arroyo, Gustavo Barbeito, Natalio Bellíssima, Yamil Chadad, Lucas Crespi, Estefanía D’Anna, Fernando De Rosa, Camila Cruz, Valeria Franchi, Christian García, Fernando Gonet, Pablo López Barrios, Alejandro Pérez, Daniela Piemonte, Julián Sortino, y Ricardo Tamburrano interpreta personajes que comparten un mismo carácter perturbado en la realización de su trabajo. Y con sus actuaciones, elaboran una atmósfera opresiva que por momentos genera tensión e incertidumbre.
“La obra se construyó como parte de un proceso creativo con todos los actores. Es básicamente una construcción colectiva que se sigue erigiendo continuamente. Y está bueno que haya muchos actores en escena y que todos puedan trabajar y tener su lugar”, explica García.
La particularidad de la obra radica, entonces, en ser proyecto colectivo, romper con las estructuras y la cotidianeidad del teatro. Hay algo de intriga, de preguntas que no se develan, de diálogos simultáneos que no tienen final, pero que a su vez construyen el sentido. “Si alguien se parase y se fuese en mitad de la obra, eso querría decir que hay algo que está bien, porque molestamos o tocamos algo en el espectador”.
Sin pretender la comodidad del público del teatro tradicional, Casa Linguee interpela a sujetos activos que se ven en la tarea de cerrar el ciclo iniciado por la obra a partir de la propia reflexión. “La gente no está acostumbrada a los ritmos lentos o a tener que tratar de escuchar las conversaciones que se superponen. Y lo interesante de la obra es que esa cantidad de planos sonoros y de planos visuales, ponen al espectador en un lugar más activo de tener que estar atento y de cerrar sus propios círculos, aunque a veces tal vez no cierren.”
* Casa Linguee puede verse los lunes a las 21 en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.
Informe: Josefina Frega.