Con el apoyo de numerosas actrices y trabajadoras de la cultura, la semana pasada comenzó el debate parlamentario por el proyecto de la llamada Ley de Paridad Teatral, que busca garantizar la igualdad de oportunidades para todos los géneros en todas las áreas de trabajo del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA). La propuesta había sido presentada el año pasado por la legisladora porteña Andrea Conde pero recién ahora empezó a discutirse en la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud, una de las dos a las que fue girada. Hoy habrá una nueva reunión de asesoras de esa comisión y el martes próximo será el encuentro con las diputadas, que de ser favorable podría conseguir el dictamen para que el proyecto pase a la Comisión de Cultura. De aprobarse la norma sería un doble acontecimiento: por un lado, porque nunca hubo una ley con perspectiva de género referida al teatro; por otro, porque hace mucho que la Legislatura Porteña directamente no sanciona una normativa sobre la actividad teatral de la Ciudad.
El proyecto de ley había sido presentado por Conde (presidenta, justamente, de la Comisión de Mujer) luego de analizar porcentualmente la participación de las mujeres en las diecisiete obras estrenadas durante el 2017 en el CTBA, conformado por los teatro San Martín, Regio, Sarmiento, De la Ribera y el cerrado y caído en desgracia Presidente Alvear. De ese análisis se obtuvieron algunos datos preocupantes, como que sólo el 20 por ciento de las obras estuvieron dirigidas por mujeres (todas en el Teatro Regio) y que el 94 por ciento de la dramaturgia estuvo en pluma de varones. Como venía sucediendo también otros años, además, la única área donde las mujeres superaron en cantidad a los varones fue la de vestuario, mientras que fueron menos, además de las mencionadas, en diseño sonoro, escenografía, iluminación, música original y actuación dentro de las obras. Por todo eso, el 64 por ciento de las contrataciones fueron a varones, una clara muestra de cómo repercute la brecha en la cuestión laboral y salarial de las mujeres.
Para subsanar esa desigualdad, el proyecto del equipo de la diputada de Unidad Ciudadana propone, entre otras cosas, cambios en los reglamentos de contrataciones (deberá haber paridad de géneros masculino y femenino y un diez por ciento de las contrataciones para personas de géneros no binarios), en la programación (se proponen porcentajes mínimos en los roles de dirección y dramaturgia a ser ocupados por mujeres) y hasta en la nomenclatura (porque exige al CTBA que adecue los nombres de sus teatros y salas, que llevan todos nombres de varón). “El proyecto es necesario para dejar de invisibilizar a una mayoría de la población del mundo teatral que no accede al circuito oficial y, en consecuencia, también para garantizar a toda la sociedad que esas voces no sean silenciadas”, afirma la legisladora en diálogo con Página|12.
El debate está difícil: en la reunión de la semana pasada, las asesoras del Pro (mejor dicho, del bloque Vamos Juntos, como se llaman en la Legislatura Porteña) pidieron a la oposición tomarse veinte días para hacer una consulta informal al Ejecutivo del CTBA, es decir al ex jefe de Gobierno Jorge Telerman, ahora director general del complejo de teatros públicos de la Ciudad. Fue porque, antes de ese encuentro, el funcionario se mostró en contra del proyecto en declaraciones que dio a este diario, donde expresó que no es necesaria una normativa de ese tipo. “Es la primera vez en la historia del CTBA que todas las posiciones directivas están a cargo de mujeres”, dijo Telerman en relación a que los teatros Regio, Sarmiento y De la Ribera y las compañías de Ballet y de Títeres están dirigidas por mujeres.
Sin embargo, y pese a que es cierto que este año la participación de las mujeres aumentó en las obras del CTBA, para las impulsoras y adherentes al proyecto eso es circunstancial y es necesario que la paridad se fijada por ley, para que la situación actual no pueda ser revertida ante un cambio de gestión. Un dato sobre el cual se apoyan: en el Teatro San Martín sólo en una oportunidad (entre mayo y noviembre de 1971) hubo una mujer como directora artística, la actriz Iris Marga, pero nunca en la historia una estuvo al frente de la dirección general. “En esa línea, vamos a trabajar para que este proyecto avance y se fortalezca en el camino. Esperamos que el oficialismo acompañe”, asegura Conde, consciente de la reticencia del Pro para aprobar leyes culturales y más aún leyes de género.