Los dos militantes de La Poderosa que fueron detenidos durante el violento allanamiento de Prefectura a su vivienda en la villa 21, fueron liberados por la jueza Carina Rodríguez, después de tomarles indagatoria y tras pasar dos noches presos sin motivos. Y pasaron de ser detenidos a querellantes, luego de presentar una denuncia por torturas contra la patota de Prefectura que los arrancó de su casa a patadas, acompañados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) y la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM).
El fotógrafo Roque Azcurraire y su cuñado, Pablo, fueron detenidos a palazos en su propia casa, el sábado por la noche, cuando una jauría de prefectos desencajados arremetieron contra todo lo que encontraban a su paso. Segundos antes, Maru, hermana de Roque, fue arrastrada y secuestrada durante una hora, hasta que la liberaron. A Jesi, su hermana, la manosearon, insultaron y amenazaron cuando intentó salir en su ayuda.
Los dos varones fueron apaleados, detenidos y trasladados a la comisaría 30, donde quedaron alojados desde el sábado por la noche hasta el lunes a la mañana. La causa iniciada por la policía fue calificada como “tentativa de hurto”, pese a que se encontraban en su propia casa, pese a que el ingreso de los uniformados consistió en destrozar a patadas la puerta cerrada, y pese a que por pura lógica carecían de la menor posibilidad de manotear nada. En cambio, los prefectos manotearon el cuerpo de Jesi como si se tratara de un objeto y pese a su resistencia.
Los dos jóvenes quedaron detenidos a disposición del juzgado 29 de Carina Rodríguez, y recién fueron liberados el lunes a la mañana, después de la indagatoria. Durante la declaración de ambos ante la jueza Rodríguez, denunciaron los hechos de violencia a la que fueron sometidos, incluyendo a las dos mujeres que fueron víctimas de los prefectos.
Las declaraciones de ambos fueron extraídas por la jueza y utilizadas como parte de la denuncia que iniciaron acompañados por la Procuvin y la UFEM.