Un desempeño exportador que no reaccionó como prometía el Gobierno tras el combo de la devaluación y quita de retenciones, y el goteo amarrete en el que devino la prometida lluvia de inversiones llevarán al gobierno a continuar apostando por la deuda en los mercados internacionales. Ascendido a ministro de Finanzas a partir del lunes, Luis Caputo informó ayer que la deuda con acreedores privados se habrá triplicado al finalizar el primer mandato del presidente Mauricio Macri. De acuerdo a las cifras ofrecidas por el funcionario durante una conferencia de prensa en la Casa Rosada los pasivos externos alcanzarán al 34 por ciento del PIB en 2020. Hoy ese guarismo se ubica en el 25 por ciento. El ex directivo del Deutsche Bank y protagonista en las generosas negociaciones con los fondos buitre aseguró que el crecimiento exponencial en los niveles de deuda “es sustentable”. 

“Para este año necesitamos tomar 22.000 millones de dólares, esto no incluye el refinanciamiento que son otros 21.000 millones”, indicó Caputo desde la mesa que compartió con el Jefe de Gabinete y el nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. “Estamos analizando las posibilidades de salir al mercado entre la segunda y tercera semana de enero”, expresó el funcionario que durante su gestión como Secretario de Finanzas impulsó el proceso de reinserción plena en los mercados financieros internacionales que marcó el abandono de la política de desendeudamiento de la etapa anterior.

Aunque después de las concesiones en materia de desregulación financiera realizadas el país continúa abonando elevadas tasas de interés, el designado ministro de Finanzas destacó que “pasamos de un default, de tasas de dos dígitos a las tasas más bajas de la historia en un proceso que llevó entre seis y nueve meses”. A pesar de esos “logros”, los resultados macroeconómicos no fueron los esperados. Una porción significativa del nuevo endeudamiento en moneda extranjera estuvo destinada a pagarle a los buitres, financiar la fuga de capitales cubrir el déficit fiscal y abastecer la remisión de utilidades y dividendos por parte de las multinacionales. Asimismo, Caputo justificó la falta de desembolsos en la economía real al señalar que “todo lo que es inversión externa directa es mucho más lenta, son decisiones que van a un directorio y que se analizan; es lógico que eso se materialice más a partir de 2017”.