Un dato curioso que surge de la encuesta del CEOP es que hay una relativa expectativa de que las cosas irán mejor en 2017, pese a que si se desmenuza esa esperanza, aparecen nubarrones muy fuertes.
Cuando a los encuestados se les pregunta si van a venir inversiones, nada menos que el 66 por ciento piensa que no, que las inversiones no crecerán.
En el mismo sentido, cuando la pregunta se refiere a la inflación, también las esperanzas son escasas. El 50 por ciento dice que la inflación va a aumentar mucho o bastante. Es cierto que del otro lado hay un 44 por ciento que piensa que va a aumentar poco o nada.
Seguramente el dato más negativo es que el 54 por ciento piensa que el desempleo aumentará en 2017. La preocupación por el desempleo es un fenómeno que apareció en el año que termina: antes de eso, casi no existía como problema para el ciudadano común.
También la cuestión de los salarios está en zona de pesimismo: “la percepción de que en este contexto los ingresos no alcanzan para llegar a fin de mes sigue presente en el imaginario de los argentinos: un 50,6 por ciento respondió que sus salarios en el próximo año tenderán a disminuir”, señala Roberto Bacman.
Finalmente, como suele suceder en los últimos años, tampoco hay grandes expectativas en materia de inseguridad. La mayoría, un 53 por ciento, piensa que el problema se va a acrecentar en 2017.