Aunque haya compuesto inefables soundtracks para célebres films como Tiburón, Parque Jurásico o E.T., o por caso, las sagas Harry Potter e Indiana Jones, el músico John Williams (Nueva York, 1932) ha sido, es y será eternamente vitoreado por haber creado las melodías de las sucesivas entregas de La Guerra de las Galaxias. Todas y cada una de ellas –a excepción de la flamante Rogue One: A Star Wars Story, a cargo de Michael Giacchino–, para albricias del batallón de seguidores que, entre gestos varios de cariño, se plantan en la puerta de su hogar en EE.UU. para interpretar la gloriosa obertura a puro viento, o le dedican públicas palabras de devoción llamándolo el “héroe de varias generaciones de realizadores y compositores” (Giacchino dixit). Ni qué decir de las voces especiales que reservan a la banda sonora de la galaxia muy, muy lejana, el título de “la más popular de la historia del cine”, y hablan de cada icónica canción como “patrimonio emocional de la humanidad”. 

Empero, a pesar de las muchas horas de musiquita compuesta –que continúa haciendo las delicias de grandes y chicos por igual–, el multipremiado Williams ha sorprendido recientemente con una revelación inesperada (y no, nada tiene que ver el hecho de que aún escriba con papel y lápiz, o ni siquiera tenga una computadora). La insólita confesión que ha dejado a muchos patidifusos es que JW no ha visto ¡ninguna! de las entregas galácticas. Algunas secuencias, sí, claro, por supuesto; lo requería para componer y grabar. Pero la cinta finiquitada, versión final, jamás de los jamases. “Cuando termino de musicalizar un film con el que he convivido durante un tiempo, salgo del estudio y pienso: ‘Ah, ya se ha acabado’. No tengo el impulso de ir al cine y verla. Quizá algunas personas encuentren eso raro”, declaró el señor, aclarando no sentirse especialmente orgulloso de haberse perdido la saga entera. En palabras de C-3PO, a veces es difícil comprender el comportamiento humano…