Autor junto a Guillermo Mastrini de “La concentración infocomunicacional en América Latina (2000-2015). Nuevos medios y tecnologías, menos actores”, editado por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI) y presentado en la última Feria del Libro, Martín Becerra es uno de los exponentes de la universidad argentina que más se ha ocupado y preocupado por estudiar los avatares de las industrias culturales y, particularmente, de los medios de comunicación en Argentina y la región.
Inquieto, riguroso y muchas veces provocador, el Doctor en Ciencias de la Información y Magíster en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, agnóstico y riquelmista, tal como se define en su twitter, dialogó con Universidad sobre el rol de la universidad en los debates acerca de la concentración de medios y el aporte de las nuevas tecnologías en los procesos educativos.
“La universidad forma especialistas que directamente o indirectamente participan del debate público”, señala casi como una proclama en relación al papel que juega o debe jugar el especialista en relación a las problemáticas de interés social. “Proveyendo insumos a ese debate”, enfatiza, dando cuenta de su compromiso como investigador y docente (actualmente es profesor titular en la UNQUI y en la UBA) y desde una concepción de un sistema universitario que no le da la espalda a la comunidad.
¿Cuál es tu vínculo con la educación? ¿Cuál es tu rol en la universidad?
Me formé en un colegio universitario, realicé estudios de licenciatura, master y doctorado. Me desempeñé como representante estudiantil en el Consejo Directivo (en la entonces flamante Facultad de Ciencias Sociales de la UBA) y, más tarde, como secretario académico y decano en la Universidad Nacional de Quilmes. Soy profesor de grado y de posgrado, investigo en Conicet pero con mi cargo radicado en la universidad y tengo experiencia en el sistema como evaluador de universidades y carreras.
¿Cuáles creés que son las mayores virtudes y defectos del sistema universitario argentino, y en particular de la universidad pública?
Su vigor, su amplio rango de perspectivas, su calidad en muchas áreas de conocimiento, su masividad y movilidad y, en muchos casos, su apertura a la deliberación, son virtudes distintivas del sistema universitario argentino, en particular de la universidad pública. Creo que parte de esas características tienen su contracara como defectos, por ejemplo en cierta incapacidad de estímulo y retención de los estudiantes, lo que redunda en altas tasas de deserción, su dificultad para articularse realmente como “sistema” federal, lo que exigiría complementar las propuestas formativas de grado y posgrado, así como la currícula, su incapacidad para dialogar con los niveles previos de enseñanza y con la formación de los profesores y su escasa regionalización e internacionalización.
¿Cuál es el rol de las nuevas tecnologías en la educación?
La educación desde siempre ha incorporado tecnologías (el aula es, por ejemplo, una tecnología educativa, así como lo es el libro, la “lección” o el pizarrón). Obviamente en el caso de la actual revolución tecnológica informacional las universidades son desafiadas -como todas las instituciones tradicionales- porque sus prácticas y objetivos se corresponden con un momento histórico anterior. Creo que es una pregunta abierta o, por lo menos, que no estoy en condiciones de responder de modo asertivo. Aunque sí puedo señalar que la cuestión desborda el acento puesto en la “adaptación” de la universidad a las tecnologías informacionales y a la mera inserción de dispositivos digitales en el aula. Sin articulación entre contenido y continente no hay resultados eficaces.
¿Cuál creés que debe ser el rol de la universidad en los debates sobre la concentración de los medios de comunicación?
La Universidad forma especialistas que directa e indirectamente participan del debate público, proveyendo insumos a ese debate y, en algunos casos, incluso albergándolo y liderándolo. Muchos columnistas y expertos temáticos de los medios tienen formación universitaria y sus fuentes son, también, universitarias. En el caso de la concentración del sistema de medios, algunos investigadores aportan empiria, argumentos, sintetizan políticas comparadas y ese insumo es parte del debate público, es material de consulta por parte de la política “profesional” (entre comillas, dado que toda actividad pública es en esencia política) y, de este modo, el conocimiento construido es puesto en circulación social.
Los comunicadores tienen una responsabilidad por el rol que ocupan, ¿te parece que los docentes también lo tienen? ¿En qué sentido?
Por supuesto que sí. Todos quienes desempeñamos funciones formativas (de opiniones, de saberes) tenemos responsabilidades ante la sociedad, en particular quienes trabajamos en universidades públicas sostenidas con el aporte de mucha gente que no logra acceder a los estudios superiores. Conocer los temas, actualizar ese conocimiento, dialogar dentro y fuera de la institución con los saberes construidos para ponerlos a disposición del conjunto de la sociedad son algunos de los objetivos que complementan las obligaciones básicas de impartir clases en el caso de los profesores universitarios.