Dragón, uno de los libros más emblemáticos de Gustavo Roldán, ilustrado por Luis Scafati, está cumpliendo dos décadas. Y mañana habrá una gran celebración en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), la casa cultural y educativa de las Madres de Plaza de Mayo ubicada en la ex Esma. La sexta edición del Encuentro Gustavo Roldán contará con la participación de Scafati y Laura Devetach, esposa del escritor fallecido en 2012 y madrina del acontecimiento. Será una tarde de espectáculos, talleres y narraciones, con un cierre musical a cargo de Vuelta Canela. Las actividades  en Avenida del Libertador 8151 son múltiples y diversas, comenzarán a las 15 y están pensadas para todas las edades.

El escritor, carpintero y mago había fallecido hacía muy poco cuando a Verónica Parodi, una de las directoras del ECuNHi, se le ocurrió homenajearlo con un encuentro literario en el espacio de las Madres. Laura Devetach recibió con mucho gusto la noticia, al igual que los hijos de los escritores (Laura y Gustavo). “Me sorprendió muchísimo porque no teníamos relación. Me dio una cosa en el alma… un agradecimiento. Fue una alegría. Y a partir de ahí, cada año se hace algo. Ahora, poniendo el hombro en una institución totalmente desfinanciada”, dice la autora a PáginaI12. Es que el ECuNHi no recibe en este momento ningún apoyo financiero por parte del Estado nacional, porque quedaron paralizados los convenios con distintos ministerios que favorecían su funcionamiento.

 “Están sucediendo cosas bastante jorobadas para el país y éste es un lugar, realmente, de resistencia. En las últimas ediciones vi que se estaban salvaguardando valores que no tienen que ver con la acumulación de dinero”, subraya la autora de La torre de cubos. “De pronto, tenés familias enteras tomando mate, sentadas en el suelo. No tienen nada que comprar. Es impresionante. Cada uno se va con su paquetito, se lleva una manzana; algunos se llevan su mantita. Tampoco se ven celulares. No es que yo esté en contra, porque bien útiles que son. Pero los chicos corren, juegan, hay talleres hermosos. Es una construcción permanente”, define.

El Roldán es uno de los tres festivales para toda la familia que organiza el espacio. Todos recuerdan o, más bien, reviven a una figura: el de teatro invoca a Hugo Midón; el de música, a María Elena Walsh. Cuentan con la participación de nuevos artistas que continúan con el legado de los más grandes. En esta oportunidad, Dragón (Penguin Random House) estará en el centro de la escena. La biblioteca del ECuNHi presentará un homenaje a propósito de los 20 años de la publicación de este título. Devetach y Scafati coincidirán en un reportaje público coordinado por la periodista de PáginaI12 Karina Micheletto. Y Laura Roldán Devetach contará sobre Pulgas tiborantes y otras yerbas, en un recuerdo de infancia junto a su padre. 

***

“La historia fue que él tenía que hacer, en realidad, una antología con monstruos y animales inexistentes, como el unicornio, etcétera, etcétera. Pero se puso a escribir y le salió un texto de dragón. Siguió escribiendo y le salió otro de dragón. Al tercero, viene y me dice ‘me salió otro de dragón’. Se entusiasmó muchísimo y venía con las hojas: ‘Mirá, otro’. Se quedó en eso porque estaba enamorado de los dragones. Se ve que les encontró la veta”, recuerda Devetach, compañera del escritor durante 55 años. “‘Se me salió’, decía. Y bueno… me pareció bárbaro que se le saliera. Porque no pasó tanto por la cabeza. Por eso fue tan especial.”

Dragón es uno de los libros más reeditados del autor chaqueño, un “best seller”, dice Devetach, como El viaje más largo del mundo (SM). Al día de hoy, continúa recorriendo librerías, escuelas y bibliotecas. Sus capítulos recorren la “Bendición” (el más conocido de los textos del libro), el sueño, el llanto, el rompecabezas, la confianza o el error de ese Dragón que a Roldán “se le salía”, y al mismo tiempo abarcan la condición humana. Aquí los protagonistas ya no son los animales del monte, el gran tema de su literatura, sino esta criatura imaginaria a la que se dedicó a investigar, y a la que le dio vida. 

También, por supuesto, es especial por las ilustraciones de Scafati. Dragón es el primer trabajo en conjunto de una dupla que seguiría produciendo más y más libros. Fue el mismo Roldán quien solicitó a la editorial que sea el mendocino el encargado de retratar el particular mundo en el que los dragones lloran, aman, bailan y, sobre todo, lo miran todo con ojos grandes de asombro. En nada más que un mes, Scafati –acostumbrado a trabajar bajo presión por los tiempos del periodismo, pero no a ilustrar para el público infantil– debía tener el trabajo listo. Caminando por jardines cercanos al Museo Nacional de Bellas Artes halló la primera pista.

“Ramas de araucaria”, detalla el ilustrador, cuyos trabajos más recientes fueron en torno a El juguete rabioso, Informe sobre ciegos y Bartleby, el escribiente. “Roldán toma este ser abstracto y pone ahí muchas de las cosas en las que creía o que pensaba, sobre la guerra, el amor, la muerte, la vida, la amistad. El hecho de que el dragón fuera un ser imaginario me abrió una puerta”, relata Scafati. Vio unas ramas de araucaria en una caminata y se las llevó a su casa. “Esto es un dragón”, pensó al examinarlas. “Fue el modelo. Embutí plásticamente mi dragón; Gustavo metió sus ideas en ese ser. Es una cosa rara ésa: haber hablado desde una abstracción imaginaria”, puntualiza. 

“Ilustré muchos libros de Gustavo, pero para mi gusto, fue el mejor como objeto-libro. Empezó muy modestamente. Inicia como un libro más, casi. Y yo intervine en muchos aspectos, no solamente como dibujante, sino también como diagramador. Los textos de Gustavo son casi como una cosa poética, con muchas lecturas. No es un libro para niños. Su público es otro; o podríamos decir que además son los pibes. Los dibujos fueron como experimentos plásticos. Yo en ningún momento pensaba en el niño”, revela Scafati, y agrega que Roldán le daba “total libertad” y eso le resultaba “muy estimulante”.

“Teníamos la misma idea: yo cuando escribo me olvido de para quién escribo. Yo escribo. Luego se ajustará, se verá. El hacía lo mismo”, aporta Devetach. “Dragón tuvo un periplo muy extraño, porque fue a parar a los jardines de infantes. Las maestras jardineras lo llevaron. Los chicos enloquecen con los dragones. Escuchan. Siempre pensábamos, ‘¿qué entenderán?’ Pero después, hablan y dicen cosas. Como decía (José) Martí, los chicos entienden más de lo que se cree”, concluye la poeta. Cuenta que para Roldán fue un “placer” escribir este libro y que le demandó mucho tiempo de investigación, ya que indagó en “todas las curiosidades que tenía en relación con los dragones”. “Y cuando apareció el libro, me pareció tan exacto, tan como anillo al dedo... porque es un tema el de los ilustradores: pueden hacer que un libro signifique otra cosa. Acá es un acompañamiento”, elogia. 

Precisamente, acaba de ser reeditado un libro suyo con ilustraciones de Scafati: Vidas y milagros de mi gente (SM), en el que la autora vuelca historias de su pueblo natal. “Ahora Reconquista (Santa Fe) es una ciudad muy grande, pero en aquél momento era un pueblo. Venía la gente del algodón, la caña de azúcar, los que trabajaban en el campo. Hacía mucho que quería que Luis dibujara algo mío. Un poco me emperré”, reconoce. 

Con Claudio Ferraro pronunciando la “Bendición del dragón” –el texto que abre el libro– inicia todos los años el Encuentro Literario Gustavo Roldán. En sus épocas de docente, Verónica Parodi trabajó “mucho” con libros de Roldán y Devetach. “Mi sueño era conocerla a Laura. Decirle todo lo que la admiraba. Hace seis años la contacté con la loca idea de hacer este encuentro, en un lugar tan relacionado con el horror. Llevar la palabra significa ir contra el silencio”, expresa. “Empezó siendo muy pequeño. Eramos nosotros y niños de escuelas. Y se transformó en un encuentro multitudinario”, celebra.

Entre programación (ver recuadro), un capítulo de esta jornada estará dedicado a Liliana Bodoc, quien falleció en febrero de este año. “Abrazó la casa de las Madres en muchas oportunidades”, resalta Parodi. La autora participó de encuentros con jóvenes de escuelas secundarias, fue jurado del concurso literario ¿Quién apaga las estrellas? y brindó charlas en el ECuNHi. También fue un “motor imprescindible” del pronunciamiento de autores e ilustradores en torno a la represión a los integrantes de la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo (ocurrido en febrero de 2016). El pronunciamiento artístico derivó en Hasta la vida, primer libro del sello editorial del centro cultural. “Todas las aulas van a estar llenas de propuestas literarias, juegos, canciones y libros. A pesar de estar desfinanciados, este festival sigue de pie, porque hay un apoyo de las editoriales, de Laura, Luis, autores, ilustradores, trabajadores y las familias. Es conmovedor y necesario, en estos tiempos tan difíciles, encontrarnos, escucharnos y compartir la literatura. Que nuestros chicos tengan un libro en la mano para que se hagan seres libres y puedan soñar un mundo mejor”, manifiesta Parodi. “Gustavo estaría ahí, encerando pisos. Estaría metido. Y muy contento”, asegura Devetach.