La voz gruesa de Manuel Turizo dice “no”. Que no tienen tiempo para jugar a los videojuegos ni a la pelota ni para ir a bailar. Y que no, que no tienen tiempo para hacer cosas de centennials porque él y su hermano se convirtieron en superestrellas. “Mantenemos la actitud de jóvenes”, expresa Julián Turizo, guitarra en mano. Manuel y Julián Turizo son los responsables de la canción Una lady como tú, con sus casi 1000 millones de reproducciones en YouTube en apenas poco más de un año. Tienen 18 y 21 respectivamente (ojo, recién cumplidos) y ya se destacan como nuevos referentes del sonido urbano latinoamericano. “Nos tomamos todo a la fresca: andamos muy tranquilos”, sigue Manuel.
“Terminé el colegio por internet cuando todo esto empezó a funcionar”, expone el menor, de brackets transparentes y percha de impecable color blanco. Con Una lady como tú ganaron fama mundial sin que nadie supiera realmente quiénes eran. Pero sin un pasado musical y con la dinámica web presente llegó la música a sus vidas y terminó ocupándoles gran parte de sus días. Por eso, en su momento, Julián dejó su carrera de Derecho. Bueno, por eso y porque en su casa no podían ayudarle a pagar la universidad. “Me anoté en Derecho por presión social pero realmente no me gustaba”, comenta el mayor. A la sazón, no faltaba tanto para que les cayera encima la bendición de la música, la popularidad y, de paso, un contrato con la discográfica Sony Music Entertainment Latin.
Los hermanos Turizo (Manuel, la cara y la voz; Julián, el músico y productor) vienen de un hogar de clase media de Montería, capital del departamento de Córdoba, en Colombia. “Somos de un estrato medio: nos criamos en un buen ambiente y tuvimos los problemas comunes de todas las familias”, recuerda Manuel. “Muchas veces manejamos una economía difícil, pero todo en la vida es por una razón”, señala Julián, con una voz que no marca pesar sino más bien esperanza. Ambos son muy creyentes: “Busca a Dios cuando tienes problemas”, confían al unísono. “Dios ha sido lo principal en todo esto”, continúa e insiste el más joven.
Luego de Una lady como tú llegó Déjala que vuelva, la colaboración con Piso 21. Y su masividad siguió aumentando. Ahí, Manuel, que tenía sólo 17 años, metió su tono grave y reconocible: “No va a ser tan fácil/ Yo te lo juro, no va a ser tan fácil/ Lo hiciste difícil/ Lo tengo claro si preguntan por ti diré”. Y luego el estallido de los Piso 21 con “Vooolverá como la primera vez, ¡déjala que vuelva!”. Con más de 800 millones de reproducciones, conformaron uno de los más grandes hits radiales y cachengueros del momento. “Creemos en el amor, en crear algo bueno”, cierra Manuel.
Por estos días, vienen de grabar un R&B con un artista puertorriqueño al que prefieren mantener en secreto. Y hasta se animarán al trap pero sin lenguaje explícito. “Igual, lo último-último que trabajamos es un pop”, advierte Manuel. “Se vienen algunos dancehall y más pop urbano”, completa Julián. Antes de presentarse por segunda vez en Argentina –en el verano pisaron Mar del Plata, con la mitad de sus temas–, su propio contador de visitas continúa engordando con Esperándote (300 millones en seis meses: tranca), que se erige como una especie de secuela de su primer hit. ¿Qué onda? Un tercer tema llamado Me enamoré saldrá en breve y completará esta trilogía romántica. Asimismo, grabaron Una vaina loca para el próximo disco de Ozuna, referente absoluto del trap y el reguetón en la actualidad.
¿Por qué el protagonismo del dúo lo tiene Manuel? “Simple”, reconoce Julián. “Es que él educó su voz.” La ambición y el ego en este dúo parecen estar resueltos: “La misión de cada persona es distinta en la vida. Además, las mejores canciones las hicimos juntos”, apura Manuel. Entretanto, su hermandad la llevan grabada en el cuerpo: “La tinta y la sangre nos unen”, reza un escracho compartido. “Cada día tiene más sentido trabajar juntos”, remata Julián.
Con una mano el corazón, sabiendo que los dos trabajan igual de duro, ¿no hay problemas con quién tiene más admiradoras, gana más dinero o tiene más reconocimiento, y con todos esos asuntos?
Julián: El ego no sirve para nada. Cuando dejás el ego a un lado y sos real, es lo más chévere de todo.
Manuel: El objetivo de todo esto es disfrutar, y trabajar entre hermanos es lo mejor que nos puede pasar. Lo mismo con las colaboraciones. Por eso invitamos a los artistas a que unan sus fuerzas, junten sus públicos, mezclen estilos y que eso sirva para crecer juntos. El mundo es demasiado grande. De hecho, y esto lo aprendimos con Piso 21, no conocemos a un artista que haya dejado de sonar porque a otro le iba bien.
Van solamente un año y medio de carrera. ¿Cómo se ven de acá a otro año y medio?
Manuel: Nunca nos ponemos un límite. Soñamos a lo grande. Queremos llegar lejos, estar aquí nuevamente con nuestro álbum y que pase lo que Dios quiera que pase.