Carla, que prefiere reservar su identidad, tiene 30 años vive en Neuquén y decidió abortar después de haber tenido cuatro hijos. Las socorristas fueron quienes la acompañaron durante ese proceso y ella valora el amor y la escucha de estas mujeres que le resultaron indispensables para no sentir que estaba sola en su decisión. 

–¿Cómo llegó a las socorristas?

–Abrí un perfil anónimo de Facebook porque estaba desesperada, preguntando quién me podía ayudar y una mujer que nunca voy a saber quién es me contesta por privado y me pasa el número de un contacto que ella tenía de una socorrista y que creía podía ayudarme. 

–¿Y se contactó con ellas y qué pasó?

–Primero hablé con la socorrista, el contacto de esta señora me escribió y luego me invitaron a un taller donde conversaban con las mujeres sobre el tema. 

–¿Y cómo fue el encuentro?

–Increíble, porque cuando yo las escuchaba por teléfono, dentro mío me preguntaba si eran reales estas mujeres porque el amor y el cariño con el que te trataban era increíble, sobretodo porque hablábamos de aborto, algo tan duro y que por ahí uno dice la palabra aborto y ya están todos con sus prejuicios, entonces me preguntaba si de verdad eran reales. 

–¿Y así como usted había otras chicas en los talleres?

–Sí, había varias. 

–¿Y qué veía en las otras chicas?

–Que todas teníamos el mismo miedo, el prejuicio de la gente, tanto de la familia como de lo cotidiano, miedo a que te apunten con el dedo. 

–¿Por qué tomó la decisión?

–Yo tengo cuatro hijos, cumplí 30 años hace poco y la situación económica no es la mejor, mi hija más grande cursaba una enfermedad bastante compleja, tengo un nene con discapacidad, entonces no podía. Es algo que ya no estaba en los planes de nadie. 

–¿Y sabía de la existencia del misoprostol?

–No tenía la más pálida idea. Busqué un post una vez en internet pero ni siquiera lo terminé de leer.

–¿Y qué es lo que más recuerda del proceso con ellas?

–El amor de ellas era algo increíble, el amor, la comprensión, la escucha sincera de que vos sabés que estás hablando con alguien que de verdad le interesa y sabés que no te va a juzgar. Es una escucha hermosa, intensa y súper sincera. Tienen una sinceridad al escuchar a las mujeres que es increíble. Cuando hablé con la socorrista fue como sentir el amor de una madre diciéndome que todo iba a estar bien. 

–¿Y su pareja la acompañó?

–Sí, me acompañó medianamente pero después me lo echó en cara. Me parece buenísimo que en todas las provincias están las socorristas, que son mujeres increíbles que te ayudan en uno de los peores momentos a los que una mujer se puede enfrentar, en esta sociedad que tenemos hoy muy prejuiciosa lamentablemente, que las mujeres sepan que no están solas porque no son las únicas que están pasando por eso. Que no sientan que están en una maternidad forzada por pensar que son las únicas, cuando no es verdad.