“Somos muy optimistas sobre el proceso de desinflación”, sostuvo el presidente del Banco Central a comienzos de abril. Los datos oficiales desmentían las declaraciones de Federico Sturzenegger. Los números del Indec revelaban una tendencia alcista motorizada por los incrementos tarifarios. Por otro lado, la devaluación de los últimos meses agregó más nafta al fuego. En ese marco, el gobierno apuesta al ancla salarial para frenar un poco la remarcación de precios.
La “sugerencia” oficial fue, desde comienzo de año, que los incrementos salariales no superaran al 15 por ciento. Los sindicatos “amigos” cumplieron con ese mandato. Por caso, el detonante del mediático conflicto con los metrodelegados fue su rechazo al porcentaje de aumento (15,2 por ciento) acordado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Sin embargo, el techo salarial no fue aceptado por todos. El 21 de febrero de 2018 una multitud rechazó en las calles las políticas de ajuste del gobierno. Esa jornada de protesta fue convocada por sindicatos de la CGT (Moyano, Corriente Federal de Trabajadores), las dos CTA y movimientos sociales.
A su vez, los representantes sindicales que boicotearon esa movilización fueron premiados con un viaje (gastos de movilidad y hospedaje a cargo del Ministerio de Trabajo) por España, Holanda y Alemania. La invitación de Jorge Triaca incluyó a doce representantes de los sindicatos Químicos, Carne, Pasteleros, Uatre, Aguas y Gaseosas, Taxistas, Uocra, Modelos, UPCN, Obras Sanitarias y Comercio.
La mayoría de esas organizaciones gremiales negoció paritarias en línea con las pretensiones oficiales. Uno de los casos más relevantes, porque engloba a un millón de trabajadores, es el acuerdo mercantil. El histórico secretario general de Comercio, Armando Cavalieri, cerró la paritaria con un incremento del 15 por ciento (10 por ciento a partir de abril y 5 por ciento desde agosto). De esa manera, el gobierno pudo exhibir que no se había superado el techo “sugerido”. Sin embargo, el porcentaje de recomposición salarial fue mayor de lo informado por efecto de la reapertura de la paritaria 2017.
En el trabajo “Las paritarias después de la turbulencia”, los investigadores del ITE-Germán Abdala explican que “el gobierno obtuvo un triunfo “simbólico” al encausar los principales acuerdos en una pauta informada en torno al 15 por ciento. El carácter simbólico de dicha victoria residió en el hecho de que, si bien se logró instalar que las paritarias estaban cerrando al 15 por ciento, en la práctica los aumentos fueron sensiblemente mayores. En efecto, si se analizan las principales paritarias cerradas, como ser Comercio y Construcción, se observa que el incremento efectivo para la vigencia del acuerdo se encuentra cerca del 20 por ciento, y si la comparación se realiza de manera interanual los salarios de 2018 serán un 21 por ciento más altos que el año anterior. Esto se debe a que, durante el 2018, el gobierno propició la realización de acuerdos que implicaron la reapertura de la paritaria del año pasado, a cambio de un menor aumento del acuerdo salarial para este año”.
De todos modos, la escalada inflacionaria indica que los salarios volverán a perder la carrera contra los precios en 2018. “De no mediar cambios en la dinámica paritaria, el salario real se encamina a un retroceso equiparable al 2016”, concluyen los investigadores del ITE