El año que termina arroja un saldo de actividad audiovisual constante. Pero también un asomo de incertidumbre que es bisagra entre una política audiovisual nacional que termina y otra que inicia. Es decir, por un lado están finalizando producciones que cuentan con subsidios obtenidos durante la gestión anterior, y por el otro se abre el interrogante respecto de cómo se reordenará el quehacer regional.
Al respecto, es menester destacar la tarea sostenida por parte del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, con el programa estímulo Espacio Santafesino. En tiempos donde el cariz político se torna empresarial, vale subrayar el logro de este espacio de financiación, con el que cuentan de manera ritual los realizadores regionales.
A la manera de un panorama amortiguado, sí se advierte que la efusión de trabajo ya no es la que era. Hay proyectos en curso, otros finalizados (las series Balas perdidas, de Hugo Grosso; Pájaros negros, de Jesica Aran; El censo, de Elena Guillén y Pablo Romano; Ni una menos en Santa Fe, de María Langhi), pero no se siente el mismo fervor de producción del año anterior. Todo aquel vinculado con el mundo audiovisual estaba inevitablemente embarcado en alguna miniserie o largometraje. Ahora, la circunstancia es más engañosa.
Hay que destacar la tarea del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, con el programa estímulo Espacio Santafesino.
Pero hay aspectos que hablan a favor, por dar cuenta de una organización en el sector que es inédita. En este sentido, una expresión manifiesta es la conformación de Cepiar (Cámara de Empresas Productoras de la Industria Audiovisual de Rosario), que aúna a las empresas audiovisuales desde el cometido de orientar experiencias y prácticas, con el fin puesto en el reconocimiento de la tarea audiovisual como industria. La Cámara ya tiene entidad ganada, no solo a nivel provincial ‑hay que recordar que fue la misma provincia, desde el programa Cadena de Valor, la que la incentivó‑ sino también nacional, la prueba está en que el mismo Incaa la reconoce.
Cepiar es un paso importante, porque quita del medio el desconcierto en aras de un trabajo garantido, respetado. Como ejemplo, durante agosto Cepiar ha firmado con la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica (Caic) un convenio para el incentivo de la actividad, a la par de la organización de unacapacitación orientada a la co‑producción, que fuera dictada porHernán Musaluppi(Rizoma Films) e Ignacio Rey (Sudestada Cine).
En una misma dirección se suma la conformación reciente del Cluster Audiovisual Rosario, con el objetivo puesto en "generar nexos entre realizadores para ampliar las posibilidades actuales de producción y exhibición de películas". Tales cuestiones se anudan, desde ya, con otras. Entre ellas, el crecimiento demográfico del medio. Hay muchos estudiantes de cine. Una demasía que nunca es demasiada, ya que el cine es un fenómeno colectivo y cuantos más sean, mayor necesidad de discusión se tendrá. Tal cuestión es la herramienta pública por excelencia. Hacer cine es hacer política. Ahora bien, todo ese caudal buscará imbricarse en el proceso, hacia dónde se dirigirá este impulso es algo que se develará con el tiempo.
Tres largometrajes
Hubo tres films de factura notable, distintos. Un caso ejemplar es el de La arquitectura del crimen, el film con el que Federico Actis ‑con producción de Señal Santa Fe‑ indaga en el escenario macabro que significa la Ex‑Jefatura de Policía de Rosario. Lo hace a través de una mirada minuciosa, que recupera historias, cruza referencias, y logra momentos de una intensidad emocional que se traduce en recuerdo y porvenir.
En una misma línea de preocupación formal por la memoria y sus aristas, la película Murales: El principio de las cosas, de Francisco Matiozzi Molinas, tiene como punto de referencia las preguntas del realizador sobre sus familiares desaparecidos durante la última dictadura cívico‑militar. Matiozzi desarrolla un film que se articula mientras se fragmenta, en donde el propio director se desdobla como personaje de sí mismo, mientras construye una película dentro de otra. Como ladrillitos que desarmar para rearmar; como preguntas, en suma, que deben permanecer.
En otro orden, la concreción de El perro de Ituzaingó, de Patricio Carroggio, es un logro encomiable. Por un lado, claro, por lograr el retrato del extraordinario Raúl Perrone, con seguridad uno de los más grandes cineastas vivos. Por otra parte, porque la película de Carroggio se mete en este dilema durante uno de los rodajes del cineasta, lo hace mientras sabe de la dificultad enfrentada, y consigue atisbar de otras maneras al peculiar Perrone.
Películas de gira
Tanto Murales como El perro de Ituzaingó tuvieron estreno en Buenos Aires en el Bafici, lo que constituye todo un reconocimiento.También el Festival de Mar del Plata contó con varias propuestas locales. Por un lado, la dupla Carolina Rímini y Gustavo Galuppohizo lo propio en la sección "Panorama de cine argentino" con Binaria, film ensayo que tematiza el rol social de la mujer, mientras continúa la propuesta formal dePequeño diccionario ilustrado de la electricidad (exhibida en Mar del Plata el año anterior). Binaria, hay que agregar, también fue seleccionada por el LXX Salón Nacional de Rosario,en el Museo Macro.
Otra participación de relieve la supuso Francisco Zini con su cortometraje Los invasores, incluido en Historias Breves 13. En su trabajo, Zini lleva adelante una aproximación al mundo infantil, mientras conjuga miedos de escuela con referencias fantásticas.De la partida marplatense también fueron Arturo Castro Godoy con la película El silencio, presente en la "Competencia Argentina", y Elad Abraham, quien obtuvo el Premio WIP Latinarab por el proyecto Bajar, subir, bajar.
Finalmente, Mar del Plata tuvo por protagonista a uno de los pioneros del cine de Santa Fe. Mario Piazza fue invitado a proyectar sus películas realizadas entre 1976 y 1983, en la sección "Panorama Super 8/16 mm". Un acontecimiento, ya que se trata de uno de los cineastas fundantes así como más personales dentro del ámbito audiovisual.
Festivales acá nomás
El ámbito local tuvo su encuentro ritual y con nombre nuevo durante el 23º Festival de Cine Latinoamericano Rosario (CAR). En cuanto a las premiaciones, los trabajos locales galardonados fueron El maquinador, de Pablo Latorre (Competencia Escuelas de Cine), que articula stop‑motion con pixilation, y las animacionesLigado al pasado, de Raquel De Simone (Premio RAFMA, Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales), y Civilización (una cuestión de golpes), de Gastón Grondona (Mejor Realización Rosarina).
Entre las muchas virtudes del Festival, se eligen destacar dos. Una de ellas es la implementación de la sección "Work in Progress", donde pudieron apreciarse adelantos de los nuevos trabajos de Diego Fidalgo (Fotosíntesis), Claudio Perrin (Umbral, El cuento), Gustavo Postiglione (El presi), Mario Piazza (AchaAcha Cucaracha: Cucaño ataca otra vez), y Elena Guillén (Sola en casa). La otra es la novedad supuesta por la actividad "Cuestión de tiempo", en donde grupos de trabajo conformados por alumnos de escuelas de cine y teatro, debieron resolver cortometrajes durante sólo dos jornadas. La propuesta contó con la supervisión de los realizadores chilenos Matías Bize, Fernando Guzzoni y Gonzalo Justiniano.
El Festival, además, es un lugar donde proliferan capacitaciones con técnicos y artistas especializados. Esta instancia se ha revelado de manera intensa durante el año, junto a la misma tarea de otros ámbitos como Plataforma Lavardén, CasArijón, Sindicato de Prensa Rosario. En esta instancia, el festival que se revela también importante es "Conecta, muestra de cine interdisciplinaria" (Artea/Rac), cuya quinta edición, entre proyecciones, talleres e invitados, la confirma como un espacio distintivo.
La sede magistral de estas actividades fue El Cairo Cine Público, así como también de la segunda edición de Latinarab Rosario (Imaginero del Mate/Cine Fértil) y del 14º Bafici Rosario (Calanda). Las películas allí proyectadas no tuvieron distribución comercial, y es ésta una de las funciones mayores que la sala pública viene a cumplir. Es por eso que la programación semanal que El Cairo ha ofrecido a lo largo del año ‑con numerosos realizadores invitados a presentar sus films‑ la señala como uno de los espacios ineludibles para el cine y su diversidad, aspecto tan vapuleado por la cartelera comercial.
También Arteón y su Espacio Incaa cumplen idéntica y necesaria función, aun cuando desacertadamente la sala decidiera levantar la proyección de Pibe chorro, de Andrea Testa, durante el día de la segunda marcha "Rosario sangra". El cine es el lugar crítico más necesario en tales instancias.
Y debe rescatarse, siempre, la tarea de la sala Madre Cabrini, cuya perseverancia en la selección de títulos clásicos y de cinematografías diferentes, la vuelve sostén de relieve para la cinefilia de la ciudad. Aspecto que se complementa con Cine Club Rosario y su tarea sin pausa, siendo como es el cine club más longevo del país, con proyecciones a sala llena.
Lo que vendrá
Una novedad reciente es la premiación de Vera en la novena edición del Concurso Federal de Desarrollo de Proyectos de Largometraje "Raymundo Gleyzer". El film contará con guión y dirección de Romina Tamburello y Federico Actis, junto a la producción de Santiago King.
En lo que respecta al programa Espacio Santafesino, entre los nombres ganadores figuran los de Arturo Castro Godoy (con el proyecto Aire), Patricio Carroggio (Siempre es tarde) y Elad Abraham (Bajar, subir, bajar), ya referidos en esta nota: que mismos realizadores tengan repercusión en instancias locales y nacionales, es destacable. El reparto de subsidiosen Espacio Santafesino es extenso, y suman todavía más, al incorporarse las categorías "Documental Digital" y "Proyecto Transmedia".
A propósito, el transmedia continúa como esa lumbre que permite más o menos atisbar por dónde habrá de circular el panorama audiovisual del porvenir. En esta tarea, quien continúa como nombre de referencia es Fernando Irigaray (el otro es Juan Mascardi), quien ahora ha editado junto a Anahí Lovato el libro Producciones transmedia de no ficción. Análisis, experiencias y tecnologías (UNR).
En esta tesitura, con las nuevas tecnologías como campo de acción, es viable la mención de Hasta hacernos fama, el largometraje del grupo responsable de la serie web Hasta hacernos pelota: Nicolás Palma, Tomás Quintín Palma y Cristian Stamponi, los tres ahora con la meta puesta en Buenos Aires, más allá del "techo" rosarino.
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En otro orden, una noticia de importancia la supone la puesta en aire de 5RTV, el canal televisivo de Santa Fe, un espacio público que tiene que crecer para lograr su necesaria institucionalización. Un medio de comunicación público, que sume voces y genere trabajo, es menester para la salubridad ciudadana. Tal como refiriera el Sindicato de Prensa Rosario, en su comunicado del 13 de diciembre, "resulta estratégico que los estados subnacionales cuenten con medios públicos que le den pantalla a aquellos que el mercado de lastelecomunicaciones no tiene en cuenta".
A esta labor suma también la permanencia de Señal Santa Fe, con una calidad de producción que evidencia el nivel técnico y estético del mundo audiovisual de la región.Por otra parte, el desarrollo de su Corredor Audiovisual ha integrado con sus proyecciones a numerosas localidades del interior de la provincia.
Y por último, pero no menos significativo, Espacio Cine ‑el mejor blog de cine de la ciudad, que impulsa Fernando Varea‑ cumple ocho años de críticas, artículos y entrevistas. Es el único medio, a nivel nacional, que cuenta con un balance de cine repartido entre críticos y realizadores de todo el país.